Si alguna vez has comprado neumáticos nuevos, quizá te hayas fijado en unas misteriosas líneas de colores que recorren su banda de rodadura. Lejos de ser un adorno estético o un defecto de fábrica, estas líneas tienen una función muy clara: son marcas de identificación utilizadas por los fabricantes para gestionar la producción, el almacenamiento y la distribución de los neumáticos antes de que lleguen al consumidor final.
Todos los conductores -ya sea que conduzcan un viejo Toyota Corolla, un superdeportivo de fin de semana o una moto Honda de confianza- dependen de los neumáticos como componente esencial. No importa si recorres mil kilómetros semanales o si solo usas el coche para pequeños trayectos: tarde o temprano, tendrás que cambiar los neumáticos por desgaste, avería o simplemente por antigüedad.
Durante el proceso de fabricación, los neumáticos pasan por diferentes etapas en las que estas líneas de colores sirven como un sistema de codificación visual. Ayudan a los trabajadores y a los sistemas automatizados a identificar de forma rápida y precisa el tipo, tamaño y especificaciones del neumático, evitando errores en los envíos o en el montaje de lotes. Por ejemplo, un neumático de 17 pulgadas para un SUV podría compartir forma con uno de 16 para un sedán, pero diferenciarse por una simple línea amarilla o azul.
Además de las líneas en la banda de rodadura, muchos neumáticos nuevos presentan también puntos de colores en los laterales. Estos puntos indican los puntos más ligeros o pesados del neumático y se usan para equilibrar mejor la rueda durante el montaje. De este modo, se minimizan las vibraciones y se prolonga la vida útil del conjunto neumático-llanta.
Eso sí, estas marcas de colores no tienen ninguna función una vez que el neumático está instalado. De hecho, se desgastan en los primeros kilómetros de uso, por lo que no deberías preocuparte si desaparecen rápidamente. Tampoco indican problemas de calidad o diferencias en la composición del caucho.
