La prueba de la ITV que podría averiar tu coche: un mecánico explica toda la verdad

Hoy en día, más del 80% de los vehículos que acuden a la ITV obtienen el visto bueno en su primer intento, y esa cifra asciende por encima del 90% cuando vuelven a presentarse por segunda vez.

Los principales motivos de rechazo siguen siendo fallos en los sistemas de iluminación y desgaste o daños en los neumáticos, sin olvidar las emisiones contaminantes.

Las prueba de la ITV que más inquieta

Sin duda, una de las pruebas más temidas es la comprobación de holguras. Este ensayo se realiza desde el foso de la estación, situando el coche sobre cuatro plataformas metálicas que oscilan tanto en sentido longitudinal como lateral.

Cada rueda apoya sobre una de estas placas móviles, lo que permite detectar cualquier juego excesivo en componentes de la dirección, la transmisión o incluso en los propios neumáticos.

Aunque pueda parecer una prueba muy agresiva, los movimientos que imprime a la mecánica no son muy distintos de los que sufre un vehículo al rodar por carreteras en mal estado. La ventaja es que aquí se localizan a tiempo posibles averías graves que, de pasar desapercibidas, podrían derivar en accidentes.

¿Y si la ITV provoca una avería? Existe un procedimiento específico: la propia estación debe certificar que la avería fue causada por sus instalaciones y encargarse de la reparación.

Si se niegan, la persona que reclame puede acudir a Consumo, aportando un informe pericial que acredite el daño sufrido. De ese modo, se abre la vía para exigir responsabilidades y exigir que se cubran los costes de reparación.