
El particular vía crucis por el que camina la industria del automóvil valenciano desde la pandemia del Covid 19 vuelve a sumar otra nueva estación de incertidumbre tras el anuncio de Donal Trump de imponer nuevos aranceles a los coches de fabricación europea.
En un sector que tiene como motor a la planta de Ford en Almussafes, ya se vivió en la anterior legislatura de Trump que todo lo que marca la política económica del gigante americano tiene su incidencia en la filial valenciana. Entonces, en 2019, ya trasladó una parte de su producción que hacía para el continente americano.
Ahora mismo las exportaciones de la planta valenciana a Estados Unidos no tienen un peso representativo salvo en motores, después de que dejara de fabricar la Transit a finales de 2023 para Norteamérica, a lo que se suma el bajo nivel de producción de la planta española que produce sólo el modelo Kuga para Europa.
Ese es el principal motivo por el que las exportaciones valencianas del sector del automóvil apenas representaron 186 millones de euros, la mayoría de componentes como motores y árboles de transmisión, según los datos de la Cámara de Valencia.
A ello se suma los bajos niveles productivos de una planta que ha pactados dos años de ERTE RED ante una demanda en mínimos y la paulatina pérdida de los otros cuatro modelos que llegó a ensamblar.
Pero otra cuestión es lo que puede suponer a la hora de que la matriz de Detroit tome decisiones, precisamente cuando hasta 2027 no está previsto que comience la producción de un nuevo híbrido, que aunque se dirigirá al mercado europeo en principio sólo se producirá para todo el mundo en Valencia.
La industria auxiliar
La incertidumbre sobre el impacto en los coches europeos tiene un efecto dominó en la industria auxiliar valenciana, que precisamente en los últimos años había intentado diversificar su cartera de clientes con otras marcas presentes en España y Europa.
Desde el clúster valenciano Avia, se recuerda que "los fabricantes europeos exportan entre el 50% y el 60% de los vehículos que fabrican a Estados Unidos, lo que supone una importante contribución positiva a la balanza comercial" y se muestra preocupación por lo que pueda suceder.
Buena parte del impacto a la industria valenciana vendrá de esa nueva distorsión en la cadena de valor mundial que supondrá los aranceles. Entre sus consecuencias se prevé un aumento de los costes de fabricación, aumento del precio final e incidencias en las decisiones de inversión de las grandes multinacionales.
Para la asociación valenciana, este anuncio llega en un momento decisivo para la transformación de la industria y en un contexto de creciente competencia internacional. "Desde AVIA, como desde el conjunto del sector, consideramos que estos aranceles podrían tener un impacto negativo, no sólo en los fabricantes de automoción y la cadena de suministro, sino en toda la industria estadounidense", señalan.
Para algunas empresas este nuevo dolor de cabeza llega después de haber tenido que afrontar los daños por la DANA y situaciones críticas ante las dificultades para poder mantener la producción.