
Aunque hasta ahora ha lamentado que las palabras no han ido acompañadas de hechos, Seat vuelve a agarrarse a las administraciones para tratar de impulsar el coche eléctrico en España. La automovilística ha virado en su estrategia y ya no solo toca la puerta del Ejecutivo central, sino que involucra a las autonomías en las que tiene presencia industrial para acelerar la adopción del vehículo limpio. De ahí que haya firmado un memorando con el Ministerio de Industria y los gobiernos de Cataluña, Navarra y Valencia con el que los líderes políticos se comprometieron a nuevas ayudas a recibir en el momento de la compra, impulsar la red de cargadores y la adquisición de automóviles limpios para las flotas públicas.
La firma de la declaración de intenciones se produce una semana después de la caída del plan Moves, cuya renovación iba inmersa en el decreto Ómnibus que el Gobierno trató de sacar adelante, sin éxito. Desaparecidos los hasta 7.000 euros para la adquisición de un coche eléctrico, el Ejecutivo se comprometió con el principal actor de la industria en España a estudiar "incentivos eficaces".
El presidente de Seat, Wayne Griffiths, siempre fue crítico con el programa debido a las complicaciones para el cobro de las ayudas. Siempre abogó por incentivos en el momento de la compra, como volvió a hacer en el evento de la firma, celebrado este lunes en Barcelona. Puso el ejemplo de Portugal, con una adopción del coche eléctrico del 14% frente al 5% de España.
Así, el documento firmado por el propio Griffiths, el presidente de la Generalitat de Catalunya, Salvador Illa; el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón; la presidenta de Navarra, María Chivite; y el ministro de Industria, Jordi Hereu, contempla el estudio de un nuevo programa de incentivos "que permita disponer de las ayudas en el momento de la adquisición del vehículo", así como "medidas fiscales y planes de ayuda complementarios en el ámbito autonómico".
El adiós al antiguo Moves puede convertirse en una oportunidad visto el limitado efecto que ha tenido en el sector, pues España está a la cola de Europa en electrificación.
Además de las ayudas, las administraciones presentes admitieron la necesidad de impulsar la infraestructura de carga existente "especialmente de los puntos ultrarrápidos en los grandes ejes". De ahí que se hayan propuesta desplegar un plan a cinco años. También se pretende acelerar "la gestión administrativa" de estos cargadores, siendo más veloz en la "aprobación, instalación y puesta en marcha". Se creará una plataforma digital única en la que estarán disponibles todos los puntos de carga, independientemente de operador.
Las cuatro administraciones han prometido también renovar sus flotas de coches con vehículos electrificados. Del mismo modo, pretenden impulsar las energías limpias en empresas y alquiladoras.
Y es que Seat ha advertido ya en varias ocasiones que la lenta adopción del vehículo limpio podría afectar al plan de electrificación que tiene en España, con una inversión de 10.000 millones de euros entre proveedores, la transformación de Seat Martorell y Volkswagen Navarra y la construcción de una gigafactoría de baterías en Sagunto.
Los trabajos en los centros de producción ya están en marcha y los primeros automóviles totalmente eléctricos deberían salir de las plantas españolas en 2026.
"La automoción es un pilar estratégico de la economía española ya que representa el 10% del PIB español y da empleo a más de dos millones de personas. Por ello, es imprescindible garantizar que las inversiones que estamos realizando los fabricantes sean sostenibles", avisó Griffiths.
Los cuatro agentes implicados han acordado la creación de un grupo de trabajo que debería reunirse de manera periódica.