El 9 de enero las fotos de un Ferrari F40 con el lateral trasero dañado circulando por las calles de Mónaco, corrieron como la pólvora por las redes, y a raíz de ello los usuarios se dieron cuenta que la unidad accidentada pertenecía a Lando Norris, piloto de F´romula 1. Ahora, diez días después del suceso, ha salido a la luz el vídeo del accidente desde la perspectiva del coche que iba detrás y que iba grabando al Ferrari.
Lando Norris es un apasionado de los automóviles, puede que incluso más fuera de la pista que dentro y no por nada, si no porque su colección de coches así lo atesora: Porsche Carrera GT, Lamborghini Miura, Ferrari F40, Shelby Cobra 427... una colección de ensueño que demuestra la pasión y el buen gusto por los coches del piloto inglés.
Pues bien, tras la reciente noticia de que Fernando Alonso se había dejado ver por Mónaco con su nuevo coche de más de un millón de euros, otro de los protagonistas de la capital monegasca ha sido Norris con su Ferrari F40 a raíz del vídeo publicado en redes que muestra el accidente de su coche.
Apenas 24 horas después del revuelo en redes por un accidente de un F40 en Reino Unido(la unidad con más uso y kilómetros del país inglés), otro F40 era noticia al salir a la luz el vídeo de su accidente del 9 de enero, en este caso en Mónaco y con un famoso implicado.
En él, según apuntan fuentes cercanas al piloto, no conducía el inglés si no un amigo (y tú, ¿le dejaría un modelo como este a un amigo?), quien tuvo el mismo accidente que el modelo de Inglaterra, el coche va tranquilo por una recta cuando de golpe y sin motivo aparente este patina y al perder la parte trasera acaba impactando contra el guardarraíl, eso sí, teniendo daños menores a diferencia del modelo inglés que acabo volcado como se puede ver en las imágenes de abajo.
La posible razón? los dos turbos que incorpora. Este modelo de 478 CV es conocido por ser un coche que se debe domar, y que cuando entran en acción ambos turbos, o se tienen manos para controlarlo al ser similar a un coche de competición, o se puede perder el control de este y acabar impactando contra lo que se tenga cerca.
La verdad que además de lo más importante que es que sus ocupantes estén bien, ver como estos coches legendarios sufren daños es una puñalada en el corazón para todos aquellos amantes del motor, aunque todo sea dicho, mejor que estos modelos estén en su habitat natural, el asfalto, antes que parados en algún hangar o museo como piezas de arte sin nunca moverse.
