
Con el objetivo de reducir la siniestralidad, las calles y carreteras españolas cuentan con aproximadamente unos 3.000 radares, los cuales multan a los conductores que osan rebasar la velocidad máxima permitida.
Si bien los radares fijos suelen ser los más temidos, los radares de tramo suelen ser más efectivos si lo que se busca es reducir la velocidad de los vehículos. Estos, al vigilar la velocidad máxima en un tramo (y no en un punto fijo), 'obligan' a los conductores a respetar los límites durante varios segundos e incluso minutos.
Por el momento, estos cinemómetros todavía son una minoría, ya que, hasta el momento, en España funcionan menos de 200 radares de tramo.
Nuevo radar en la A-8
Uno de los últimos en instalarse se encuentra en la Autovía del Cantábrico (A-8) a la altura de Saltacaballo, entre el viaducto de Ontón y Castro Urdiales (Cantabria). Cubre un segmento de 6 kilómetros, a través de los cuales los vehículos no pueden circular a más de 100 kilómetros por hora.
Según el delegado de Tráfico en Cantabria, José Miguel Tolosa, los conductores podrán ver durante estos meses de verano la infraestructura del radar. Sin embargo, no estará operativo hasta el otoño.
Del mismo modo, antes de que comience a multar, habrá una campaña informativa para que los conductores conozcan su instalación y funcionamiento, de tal manera que el radar comenzará a funcionar con un periodo de avisos para, posteriormente, comenzar a sancionar económicamente.