
Desde hace seis años nadie ha conseguido bajar el récord establecido por un coche eléctrico en la clásica americana de Pikes Peak. El español Dani Sordo lo ha intentado con su Ioniq 5 N… un eléctrico, claro.
Una media de 126 km/h pueden parecer poco en una carrera. Es la que ha conseguido Dani Sordo a bordo de un Ioniq 5 N preparado para una carrera en cuesta. Si entre salida y meta hay que sortear 156 curvas y superar un desnivel de más de 1.400 metros, la cosa ya no parece tan fácil.

"Casi" un Ioniq 5 N de serie
Por eso, en Hyundai quieren poner en valor de que su 5 N "Time Attack" es prácticamente de serie en su parte eléctrica. Sí, solo han ajustado el software para que los motores eléctricos rindan más potencia que los 650 de serie, porque el recorrido iba a durar apenas 10 minutos (9:55 hizo el compañero de Sordo, mientras que el cántabro bajó a 9:30). Con los cambios, el motor trasero empujaba con 27 kW adicionales (37 CV), según declaró Hyundai
Hyundai también puso en la pista dos Ioniq 5 N de estricta serie, para un periodista debutante que marcó 10:49, y para un piloto que no pudo participar en la carrera por haber sufrido un accidente, aunque en entrenos previos hizo un crono de 10:33 minutos.

La configuración "Time Attack" (de "ataque al tiempo") implica que se habían incorporado neumáticos slickpara mejorar la adherencia, frenos de competición y amortiguadores específicos. Exteriormente se reconoce fácilmente del 5 N de serie por los apéndices aerodinámicos, gigantescos alerones. No se trata de que proporcionen un agarre inmenso: la densidad del aire es tan baja a 2.800 metros (y no digamos arriba del todo), que los alerones apenas generan fuerza y por eso necesitan un tamaño descomunal.
Como la ciudad, el entorno ideal para coches eléctricos
Precisamente esa falta de aire es la que permite que los eléctricos llegaran a esta prueba legendaria americana y arrasaran. Desde que arrancó la prueba en 1916, motores de gasolina con enormes cilindradas imponían su ley. Luego aterrizaron los turbocompresores. Llegaban a Colorado Springs pilotos que eran leyendas de Indianápolis. Cien años más tarde, eran europeos del mundial del rallies con sus monturas europeas de tracción total los que marcaron el camino.

Así fue hasta 2015 en que un eléctrico en manos de Rhys Millen fue el más rápido. En 2018, Volkswagen y Romain Dumas prepararon un coche específico para la prueba, que llamaron ID.R y dejaron un crono 7:57 para la posteridad, a más de 150 km/h. Los motores de combustión necesitan oxígeno para quemar, que hay menos y menos a medida que se asciende. Los turbocompresores aliviaron en parte el problema. Sin embargo, los más de 1.000 caballos que ofrecían a nivel de mar los motores de los contendientes, iban desapareciendo a medida que se ascendía. Al eléctrico, en cambio, ni le va ni le viene el oxígeno que haya fuera para entregar su potencia. Sale con 700 caballos y puede llegar arriba con 700. Incluso corre más, porque el aire enrarecido lo frena menos (hay pilotos que suben con gafas medicinales que les suministran oxígeno). Se presume que va para largo el imperio eléctrico en Pikes Peak.
Por cierto, el ganador de la prueba este 2024 volvió a ser el francés Romain Dumas, con una pick-up Ford F-150 Lighting. "No me digas más, ¿eléctrica?". Cómo no. Con 1.600 caballos para subir más allá de las nubes en menos de 9 minutos. ¿Qué pensaría hoy el primer explorador del Pikes Peak, que en 1806 juró que aquel pico nunca sería escalado por el hombre?, según dice la página oficial de la carrera.