
Vimos el prototipo del Mercedes G eléctrico girando sobre sí mismo como una peonza y el video se hizo viral. Hoy, el Mercedes G eléctrico ha hecho su presentación mundial en Estados Unidos y China, y hasta sus cifras impresionan.
Resulta curioso ver maniobrar un pequeño volquete de obras o cualquier vehículo de orugas, cambiando de orientación sin moverse del sitio. A partir de ahora, cuando veas un Mercedes G, ten por seguro que su dueño intentará buscar una explanada donde hacer una exhibición de esta cualidad de su coche cada vez que se encuentre con un amigo.
¿Qué otro coche puede hacer esto?
El nuevo Mercedes G tiene un motor eléctrico en cada una de sus ruedas. Puede controlar con precisión el giro y la fuerza de cada una de ellas de forma independiente. Como no están conectadas no tiene problemas para conseguir un efecto diferencial. Tanto, que puede hacer que las ruedas de un lado giren en un sentido y las del otro en sentido contrario. De este modo, el coche consigue girar sobre sí mismo. Ni siquiera haría falta girar el volante para conseguirlo, y las ruedas rectas es una de las condiciones para que la función G Turn entre en acción. Estos juegos no le gustarán nada a los neumáticos, por lo que la limitan a únicamente dos vueltas. Luego, te permiten dar otras dos en sentido contrario. Bastante más práctica será la función G Steering, que reduce el diámetro de giro en conducción en campo, apoyándose en estas mismas características, sumando el efecto de la dirección al efecto de pivotar mediante diferencia de velocidades de cada rueda, siempre que se circule por debajo de 25 km/h y en terreno suelto.

Doble de fuerza, con su reductora
El Mercedes G eléctrico puede hacer muchas más cosas porque incorpora también una reductora. De este modo, los 1.164 Newton-metro que proporcionan los cuatro motores en total, se pueden duplicar mayor cuando se conecta esta relación corta. La velocidad máxima se divide también, limitándose a 85 km/h. Pronto veremos que nos demuestran que es capaz de subir más allá de donde el sentido común aconseja. En total los motores suman 432 kW, que vienen a ser 588 CV. Como la mayoría de eléctricos, no tiene marchas, si obviamos que la reductora en cada motor es exactamente eso, una "primera corta". Del mismo modo que no necesita diferencial, tampoco hay necesidad de bloqueos, el sistema se encargará de enviar la fuerza desde el motor cuya rueda pueda ofrecer tracción.

Batería blindada
La carrocería va montada sobre un chasis de escalera, una configuración que no ha abandonado nunca el Mercedes G por cuestiones de robustez. A este chasis van acoplados cada uno de los motores y también la batería. Tiene una batería enorme de 116 kWh (de iones de litio, por supuesto) con la que consigue una autonomía según WLTP de 473 km. Como se trata de un vehículo con el que se puede hacer todo terreno extremo la batería va alojada dentro de un robusto cajón que la protege por debajo e intenta hacerla impermeable al agua, al polvo y capaz de resistir torsiones. La plancha protectora bajo el coche es de 26 mm de espesor y pesa 57 kg. Dicen que fabricada en acero y con la misma protección pesaría tres veces más. La batería cuenta con tres niveles de refrigeración, para que la temperatura no sea una limitación en caso de necesitar potencia de manera continuada.
Delante, el Mercedes G incorpora una suspensión independiente de triángulos superpuestos para un mejor comportamiento en carretera, pero continúa haciendo uso de un eje rígido de tipo De Dion detrás, aunque de nuevo diseño. Los amortiguadores son activos.

Lujo robusto
El interior es una curiosa mezcla de robustez y lujo. Incorpora el sistema de infoentretenimiento MBUX en 31 cm de pantalla, pero armonizando sus formas del salpicadero con las del exterior, luciendo una rudeza pulida.
No faltan, además de los sistemas ADAS obligatorios, otros de los habituales en Mercedes, como el control de activo de distancia de seguridad Distronic o el curioso sistema "Pre-safe Sound" que, justo antes de un accidente inminente, genera un sonido a través de los altavoces, que provoca un reflejo en el oído capaz de reducir el estrés creado por el ruido de un choque.

Sus consumos homologados están entre 27 y 30,3 kWh/100km. El doble que los coches eléctricos más convencionales. Ni su aerodinámica, ni su peso, permiten hacer milagros. Con un criterio que parece acertado la velocidad máxima se ha limitado a 180 km/h. En cambio, la aceleración del G 580 EQ Technology se siente bastante libre: 4,7 segundos para realizar el cero 100 km/h.

El Mercedes T eléctrico anuncia una potencia máxima de recarga de 200 kW, con lo que podría cargar en 32 minutos del 10 al 80%. En alterna, el límite son 11 kW. Sus precios, rondando los 150.000 euros, más sus características dinámicas, literalmente te harán dar vueltas la cabeza… y el estómago.