Las empresas siguen sin ver claro el vehículo eléctrico y se toman la transición al pie de la letra: un proceso tan largo como permitan los plazos normativos. A muchas no les falta razón.
Un informe realizado por la empresa Geotab, a partir de datos reales de utilización de 1,3 millones de vehículos de flota en Europa, revela que, sobre el papel el 40% de los vehículos podrían dar ya el salto a la propulsión eléctrica. Se refiere exclusivamente a la viabilidad económica, por los ahorros de coste en energía y mantenimiento del eléctrico, que consigue enjugar el sobrecoste inicial. Sin tener en cuenta las ayudas, Geotab cuantifica que un vehículo eléctrico en España puede suponer 12.100 euros menos de coste de uso total a una empresa. En el caso del transporte ligero, la media que calculan en Europa sería de 15.400 euros por vehículo.
La autonomía no es el problema
Ahorro, sí, pero ¿puedo hacer el trabajo? Según el informe de Geotab, a partir de los datos de circulación reales en España el vehículo de flota medio (confundidos automóviles y furgonetas) circula 123 km diarios. Aunque son más que los 109 km que se rueda en Europa, concluye que el 75% de los vehículos de transporte ligero en Europa contarían con suficiente autonomía si fueran eléctricos.
En el informe se atreven a ir más lejos, porque en los vehículos que equipan su telemetría, el 45% de las recargas se producen antes de que la batería se descargue a la mitad. Es decir, en la mayoría de las situaciones se ha adquirido -preventivamente- una batería de mayor tamaño y coste que lo necesario para la actividad. Indudablemente, los pioneros no han querido quedarse cortos.
Los problemas del transporte eléctrico existen
Evidentemente hay casos extremos, porque aproximadamente la mitad de los vehículos en alguna ocasión han sobrepasado los 400 km en un día. Esa excepcionalidad fuera del uso normal resulta ser un 2% de los días. Suficiente para que muchos conductores lo rechacen. Podrían recargar a mitad de jornada, pero la infraestructura no exenta de problemas en el día a día y sigue muy concentrada geográficamente.
También falta formación si se analiza el comportamiento de sus usuarios. Hay poquísimas recargas rápidas en corriente continua, lo que sugiere que sí aprovechan la recarga nocturna lenta, buena para la batería y para las cuentas. Sorprende que esas pocas recargas rápidas se producen mayoritariamente entre las 6 y las 10:00 h de la mañana, como si fueran fruto de un olvido o de una recarga nocturna fallida.
Fallos de carga y recargas excesivas
Durante la noche se comprueba que los vehículos de flotas recargan más de lo que lo necesitan. Por un lado, se conectan cuando aún están entre el 40 y el 60%. Por otro, recargan hasta cerca de plena carga. Se puede interpretar que aún existe entre los usuarios de eléctricos la angustia de no poder terminar la jornada, incluso si esto pudiera llegar a reducir la vida de la batería a la larga, al menos, en estas primeras generaciones de baterías.
Curiosamente, son los usuarios de vehículos de distribución puerta a puerta quienes más veces recargan al máximo, aunque su kilometraje diario sea menor: quizá por la variabilidad e incertidumbre en sus recorridos, o presiones de tiempo. En cambio, en recorridos de tipo regional o de larga distancia las recargas a tope solo se realizan una de cada dos veces. La explicación puede residir en que se tratan de recorridos mejor planificados y que los datos demuestran que se acude únicamente a uno o dos puntos de recarga, siempre los mismos.
¿A quién conviene el eléctrico?
Durante la presentación del informe se concluyó que el vehículo eléctrico es adecuado para áreas geográficas pequeñas y rutas predecibles, lo que correspondería a la mitad de las flotas. Además, con los recorridos reales, las cuentas se inclinan hacia el coche eléctrico si se conduce durante cuatro días o más a la semana, es decir, un uso laboral habitual. Hay que recordar que la única manera de compensar el sobrecoste inicial del vehículo proviene de unos costes de la energía inferiores y, cuanto mayor uso, mayor ahorro en combustible.
