
Olvida, a estas alturas, que te puedan hacer una revisión completa de tu coche. Pero ¿qué pequeñas operaciones puedes hacer tú mismo al coche antes de salir de vacaciones de Semana Santa y afrontar el viaje con más garantías? Te lo contamos.
Si te das prisa, quizá consigas que te hagan un hueco para hacer un cambio de aceite y de su correspondiente filtro. El cambio del líquido de freno o de refrigerante (que sí, que también se cambian) ya déjalo para antes del verano.
Sabes que lo deberías haber hecho antes, pero este es buen momento todavía. Ajusta las presiones de los neumáticos. ¿Y eso qué significa? Que no las dejes como venías usando el coche, "porque están bien". Incluso si dispones del obligatorio (desde hace unos años) avisador en el cuadro de instrumentos de "presiones bajas", éste no discrimina cuándo el coche va cargado. Y, sí, en cualquier coche, grande o pequeño, las presiones deben ser distintas cuando llenas la parte trasera de gente y maletas. Cuanto más peso soporten las ruedas de ese eje, más presión deben tener. No hace falta que inventes nada, porque en alguna parte del coche (marco de la puerta, tapa del depósito y, si no, en el libro de utilización) podrás encontrar las presiones recomendadas.

Medir neumáticos en frío es a 20 grados
Recuerda que esos valores de inflado se dan con los neumáticos a unos 20 ºC, de manera que si hace mucho frío o calor (o si has rodado para ir a un lugar a medirlos) la lectura habrá variado. No te preocupes, porque son 0,1 bar por cada diez grados que se haya calentado, así que, si has ido por ciudad y tranquilidad a la estación de servicio, apenas errarás por 1 o 2 décimas. Quizá seas de los que, por suerte, aún llevas cinco ruedas en el coche, contando la rueda de repuesto. No te olvides de inflarla, que siempre tenga más presión que la recomendada para carga máxima, por si acaso.
A la que mides la presión de las ruedas, aprovecha para ver el estado del dibujo. No es la primera Semana Santa en que llueve, y nos podemos llevar la sorpresa de que, por desgaste, ya han comenzado a desaparecer los canales de evacuación de agua del dibujo del neumático. Mejor estar advertidos, para tomarlo con calma si llueve, teniendo presente que, cuanto más desgaste, tenemos más riesgo de aquaplaning que el resto de coches que circulen a la misma velocidad que nosotros. Además, toquemos madera, cuando está más desgastado, también es más proclive a pinchar, y saberlo nos puede hacer ir más atento con la suciedad y restos que se acumulan en los laterales de la carretera.

Resulta muy importante elevar la presión detrás cuando va cargado, porque sentirás que en las curvas el coche parece que pesa menos en las curvas, que las trazas de manera más precisa, con menos inercias. Con presiones bajas no desliza de la parte de atrás, pero sí da una mala sensación al conducir, de deriva. Si se te ha olvidado inflar las ruedas traseras, detente durante el trayecto y sube la presión en las décimas que falten, y verás el cambio. Botará menos en las ondulaciones y te obedecerá mejor al volante. No se te olvide volver a bajar la presión al volver de vacaciones si, como la mayoría, apenas usa el maletero y las plazas traseras en su día a día.

Los limpiaparabrisas necesitan que los limpies
Resulta frustrante darse cuenta, si empiezan a caer gotas, y más si hay polvo en suspensión y se embarra el parabrisas, que no llevas suficiente líquido lavaparabrisas. Revisar los niveles -frenos, refrigerante, aceite- es simple, y reponer el de lavaparabrisas es sencillo y asequible.
Lavar con agua y detergente las escobillas -las gran olvidades, incluso en lavados a manos- ayuda al correcto funcionamiento de los "limpia"
Para evitar darse cuenta de que las escobillas de los limpias dejan el parabrisas lleno de surcos cuando lo barren, sería recomendable limpiar las gomas con un trapo, agua y detergente, antes de iniciar el viaje. No quedan como nuevas, pero mejoran una barbaridad su limpieza. Se recomienda echar vaselina o siliconapara conservar las gomas, pero antes, limpiar las gomas al menos. Si te da por probar cómo ha quedado y ves que todo sigue igual, quizá ha llegado el momento de cambiar las escobillas, que tampoco es complicado.
El parabrisas no es traslúcido
Nunca encontramos momento para lo más complicado de limpiar de un coche: el parabrisas por su parte interior, por lo incómodo. Sobre él van a depositarse las sustancias más volátiles de los plásticos con los que se fabrica el salpicadero. Ahí se quedan, hidrocarburos que dejan una pátina a la que, además, se adhiere el polvo. El difícil acceder a toda la superficie del parabrisas, pero resulta mucho peor tener el sol a contraluz y ver fatal la carretera. Si pasas el dedo haciendo presión y, a pesar de la grasa de la piel, te das cuenta de que queda limpio por donde has pasado el dedo, no esperes más a limpiar entero el parabrisas, aunque cueste.
No pasarse con el aceite
Habíamos dicho revisar nivel de aceite. Ya, que tu coche lo mides en el cuadro de instrumentos, como las presiones de los neumáticos: enhorabuena. Si no, el aceite es la savia del motor, si falla, falla todo. Comprobarlo tampoco es complicado (es de las pocas cosas que aún son fáciles y accesibles en un motor) y no hay que empeñarse en llenarlo hasta la marca. Si te excedes es malo y si lo llenas hasta el máximo, lo normal es que en un viaje largo lo queme y te quejes de que consume aceite. Si lo dejas en la mitad, lo normal es que siga ahí a la vuelta. Pero si está en el mínimo, rellena. Entre mínimo y máximo suele haber un litro de aceite, por regla general.
No entramos con la regulación de los faros, tan importante en la visibilidad, porque, aunque es una tarea relativamente sencilla, también el sencillo hacerlo muy mal y pasar el viaje molestando al resto de usuarios. Aunque solo sea girar un tornillo, mejor dejárselo a un profesional, con una máquina… incluso al regreso, si no da tiempo en estos tres días.
Equilibrado de ruedas, eterno olvidado
Lo normal es que, a la vuelta de un viaje largo, por autovías y sin atascos, te parezca que el coche va más suelto, mejor. Los sistemas de limpieza como el filtro de partículas habrán llegado a las temperaturas adecuadas de forma sostenida y habrán tenido tiempo de trabajar como se habían diseñado. Los neumáticos se habrán gastado de forma más uniforme. Eso sí, quizá, si solo ruedas normalmente por ciudad y a velocidades bajas, te des cuenta de que, al rodar entre 100 y 120 km/h aparecen vibraciones en el volante. Buen aviso para que, esta vez sí, antes de que se eche encima el viaje de verano, pienses en llevar a equilibrar las ruedas.