
Conducir en época invernal y más cuando un temporal de frío y nieve se cierne sobre nuestras cabezas nos hace estar más alerta al volante del coche. Estos consejos de la Escuela RACE de Conducción nos ayudarán a mejorar la seguridad en el viaje.
A la hora de planificar el viaje, ya miles son las aplicaciones que nos alertan sobre las previsiones meteorológicas. Es importante saber qué nos vamos a encontrar a lo largo de nuestra ruta. No nos puede sorprender la climatología.
Con este dato en la mano, es momento de acondicionar y de poner a punto el coche, con todos los niveles revisados y el limpiaparabrisas con el líquido con anticongelante adecuado (no solo agua). Si ya contamos con neumáticos de invierno o con los denominados de todo tempo (All Season), mejor que mejor. Si no es nuestro caso, las cadenas de nieve deberán incluirse en el maletero (ya habiendo ensayado previamente su puesta, porque hacerlo por primera vez con frío y nevando resulta muy complejo).
Recuerda, es opcional pero muy aconsejable, incluir en el coche algún equipamiento extra para el "por si acaso", como alguna manta, botellas de agua, linterna, guantes, un rascador… y limpiacristales por si se congelan las lunas. Nunca se sabe y ocupan poco espacio.
Primera regla: ver y ser vistos
Una vez al volante del coche, la primera regla a tener en cuenta es la de ver y ser visto, nos cuenta Ernesto Nava, director de la Escuela RACE de Conducción. Los cristales del coche tienen que estar limpios en todo momento. Los sistemas de climatización (Aire Acondicionado) son perfectos para impedir que se cree humedad y que se empañen las lunas. También hay que hacerse ver. Mejor encender las luces, incluso de día, y la de niebla solo en el caso de que no veamos bien al coche que llevamos delante. La luz de niebla trasera no hace falta. Lo único que provocaríamos es deslumbramiento al conductor que va justo detrás de nosotros.

Cuidado con echar el agua del limpia con los limpiaparabrisas en movimiento porque la escobilla crea una película que se congela en el cristal y anula la visibilidad. Si ocurre, detener el coche en lugar siempre seguro, rociar el cristal con el limpiacristales que llevaremos en el maletero y utilizar un rascador para sacar el hielo.
Momento de estar concentrados y ser sensibles
"Si la situación se vuelve delicada (nos encontramos con nieve en el camino o con pequeñas placas de hielo) nos olvidamos del resto del mundo y nos concentramos solo en conducir, subraya Ernesto Nava. Debemos ser hipersensibles con las manos y con los pies". Si habías decidido ponerte las botas de montaña súper calentitas, déjalas en un rincón del coche y cambialas mejor por zapatillas cómodas que mejora la sensibilidad del pie con los pedales. Es importante no perder tacto para acelerar y frenar de la manera más eficiente".
"Debemos ir concentrados y atentos a todo lo que pueda pasar, pero manteniendo la calma, intentando adelantarnos a los acontecimientos y observando cómo actúan los coches que van por delante. Suavidad de gestos al mover el volante. No se puede ir deprisa: la adherencia es baja y no podemos perder la poca que tenemos".
Frenamos "a saco" si tenemos que parar el coche
"Con nuestros frenos ABS, con nieve no nos debe dar miedo pisar el freno a fondo para detener el vehículo si una situación de urgencia lo requiere. El ABS evita que la rueda se bloquee (con la rueda bloqueada se pierde adherencia y capacidad de reacción). Pero, ¡ojo!, recuerda que el ABS no frena igual sobre nieve que en seco", recalca el responsable de la escuela de conducción del RACE. "Notaremos menor capacidad de frenada. Así que si nos encontramos con un obstáculo delante deberemos frenar con contundencia si lo que queremos es que el coche se pare de verdad". Lo ideal, mientras circulemos es mantener una velocidad constante, suave y sin movimientos bruscos. Aprovecharemos también el freno motor, y utilizaremos marchas largas para que las ruedas patinen lo menos posible.

A la hora de iniciar la marcha desde parado, para que la ruedas se muevan sin patinar, no aceleraremos de golpe. Al arrancar, es conveniente hacerlo en segunda siempre que sea posible. "El tacto sobre el acelerador es fundamental, añade Nava. En los coches manuales, mucha suavidad también con el pedal del embrague al soltarlo mientras accionamos el acelerador. En las bajadas, intentaremos movernos en una marcha que retenga mejor el vehículo, es decir, que la masa que llevamos entre manos tenga la menor inercia posible. No nos de miedo tocar ligeramente el freno si vemos que vamos demasiado deprisa".
Y es importante saber que los ADAS de nuestro vehículo, como el control de tracción y de estabilidad, están ahí para ayudarnos. No hay que desconectarlos.
Sobre hielo…, mucho mejor no encontrarse con una placa grande
Si por el camino tenemos la mala suerte de tropezarnos con una gran placa de hielo que cubra las cuatro ruedas del coche, nada podemos hacer más que mantener la calma porque el coche va a patinar sí o sí. De ahí la importancia de circular a velocidad muy baja si intuimos que puede estar la carretera deslizante. Si la placa es pequeña y alguna rueda queda sobre el asfalto será mucho más fácil hacerse con el control del coche.