
En solo unos pocos años, la industria automovilística norteamericana ha cambiado radicalmente su relación con Europa. De tener plantas de producción y divisiones europeas propias ha pasado a olvidarse de Europa.
El mercado europeo siempre ha sido un buen reclamo para la industria internacional del automóvil, pero sobre todo la japonesa y la norteamericana. Fue en los años setenta cuando se produjo la gran expansión de esta industria estadounidense. Los tres grandes norteamericanos, General Motors, Ford y Chrysler, llevaban muchos años vendiendo y fabricando sus coches en Europa, pero en los años setenta estas tres grandes empresas pusieron la mirada en España.
General Motors, a través de su marca europea, Opel, decidió instalarse en España. Lo hizo en Aragón, en la planta de Figueruelas y, además, lo hizo con un modelo nuevo e importante para España como fue el Corsa. Este modelo se ha fabricado desde su lanzamiento comercial, y sigue en producción, en España.
El Opel Corsa español
El Corsa sigue siendo "español" pero con una diferencia importante respecto a su origen: desde hace unos años Opel ya no es la marca europea de General Motors, sino la marca alemana del Grupo Stellantis. Ahora, las operaciones de General Motors en Europa se centran en vender el Corvette y poco más. A General Motors dejó de interesarle Europa. También introdujo la marca Chevrolet, pero a los pocos años también cerró su división europea.
El Grupo Chrysler que incluye la marca Jeep, también se instaló en España para producir vehículos. Fue la época de los Chrysler 180 y 2 litros o del Dodge Dart y más tarde el 150. Pero muy pronto dejo de interesarle España y Europa. Desde entonces se limitó a vender algunos de sus modelos, sobre todo el Voyager, que tuvo una buena acogida en el mercado.
Con la compra del Grupo Chrysler por parte de Fiat, y posteriormente la integración del Grupo italiano en Stellantis, ahora el tercer gran grupo norteamericano de coches forma parte de una gran multinacional con su central en Europa.
Y solo queda Ford, pero la situación de la marca del óvalo es ahora muy compleja en Europa. Su trayectoria fue muy similar a la de General Motors y su división europea. En el caso de Ford, tenía fábricas en Alemania y Reino Unido pero en los años setenta hizo una gran apuesta por España. Entonces montó una gran fábrica en Almussafes, provincia de Valencia.
La planta de Almussafes creada para el Fiesta
Esa planta, muy avanzada para la época, se montó para hacer un coche pequeño desarrollado para Europa, el Ford Fiesta. Este modelo que durante más de 30 años se fabricó en la planta española ha dejado de fabricarse hace solo unos meses. Con las decisiones de Bruselas de prohibir vender coches que no sean 100% y apostarlo todo al eléctrico, Ford decidió poner en marcha un nuevo plan de futuro centrado en el coche eléctrico. Y para ello quitó del mercado en los últimos meses algunos de sus coches más interesantes y emblemáticos. Entre ellos, el Fiesta, el Mondeo o el S-Max.
Ante el fracaso de la política del coche eléctrico de la Unión Europea, donde las ventas siguen siendo muy bajas y la infraestructura de recarga ridícula, los responsables de Ford en Detroit han decidido, según ha anunciado el sindicato UGT, paralizar todas sus inversiones en Europa para el coche eléctrico. Es decir todas las inversiones que están centradas en una gama eléctrica y en las factorías para hacer esos coches cero emisiones. Este anuncio, hecho el pasado viernes por UGT, deja el futuro de la planta de Almussafes y el de todos sus trabajadores en el aire.
La compañía ha asegurado a este periódico que "a medida que el mercado y nuestros clientes hagan la transición a los vehículos eléctricos, equilibraremos el volumen con la demanda manteniendo el enfoque en costes". Por lo pronto, la marca del óvalo no ha renunciado a los 37,6 millones que le ha asignado el Ministerio de Industria en la parte de baterías de la segunda edición del Perte del vehículo eléctrico y conectado. Una subvención que empleará para una nueva planta para el ensamblaje de baterías de vehículos eléctricos.
En la primera edición del Perte, Ford España renunció a los 106,3 millones debido a una revisión de sus planes de producción para Europa. De esta forma, si esto sigue adelante, Ford podría abandonar también Europa, o al menos reducir su presencia drásticamente. Con ello, haría algo parecido a lo que ya hizo General Motors hace unos años. Pero no solo son los trabajadores de Ford España o Ford Europa y los de toda la industria auxiliar asociada a sus plantas.
10 millones de empleos
Al final, lo que está en peligro es el futuro de la que en otro momento fuera la potente industria europea de automoción. Ahora, esta industria trata de defenderse de los fabricantes chinos especialistas en coches eléctricos que están invadiendo Europa. La industria intenta salvar los más de 10 millones de empleos que dependen directamente del automóvil en Europa.
Es decir, que antes los tres grandes norteamericanos fabricaban y vendían sus coches en Europa, como también ha ocurrido con los japoneses, como Honda o Nissan, que ya no fabrican sus modelos en la Unión Europea. Eso sí, Tesla produce sus eléctricos y los vende muy bien en Europa, a costa de las marcas europeas que cada día tienen menos futuro con el coche eléctrico, más allá de las marcas premium.