
El fabricante de automóviles Geely y la empresa de Internet Baidu han fundado una nueva marca de automóviles. El primer modelo, el SUV eléctrico Ji Yue 01, llega a finales de 2023. Galería de fotos.
Años llevamos oyendo cómo Google y Apple rondan el coche robótico. Hace dos años, el fabricante Geely anunció una asociación con Baidu, conocido por ser la alternativa del buscador de Google en China, para producir coches de conducción autónoma. Hoy, ya está a la venta en China el Ji Yue 01, el primero de una generación de automóviles robóticos. ¡Solo dos años! Con ojos occidentales, tendríamos que decir "imposible, inmaduro".
Plataforma Geely comprobada
En solo dos años, ha cambiado la marca con que se iba a lanzar (antes, Jidu). Ha cambiado el accionariado (actualmente, 65% Geely y 35% Baidu). Han entrado nuevos suministradores de baterías. Han tenido tiempo para obtener galardones de diseño internacionales como el RedDot o el IF 2023, por la carrocería y por la interfaz que preside el salpicadero.
Una parte era fácil. Lo correspondiente al coche ya estaba maduro, porque se trabajaba sobre una de las plataformas eléctricas SEA de Geely, como los Volvo EX. Prestaciones razonables con su motor eléctrico trasero de imanes permanentes de 200 kW (aceleración de 0 a 100 km/h en torno a 7 segundos). Prestaciones alucinantes con un segundo motor idéntico para el eje delantero (3,8 segundos para alcanzar los 100 km/h, con sus 544 caballos). Suspensiones delanteras de coche serio, con triángulos superpuestos, y amortiguadores variables electrónicamente. Frenos que pueden ser los afamados Brembo, si se paga esa opción.
Eléctrico de primera fila
Encontrar baterías en China no parece problema, nació el proyecto (Jidu Robo-01) con las económicas de ferrofosfato de litio de Hive Energy y de litio ternario de Ningde Times, pero el proyecto es serio, y han firmado recientemente también con el gigante local, CATL. La batería pequeña consigue 550 km de autonomía (alberga 71,4 kWh), pero con la batería de 100 kWh opcional se consiguen 720 km con una carga (por unos 5.800 euros de suplemento). El consumo anunciado por el Ji Yue 01 es moderado, 15,2 kWh/100 km en el favorable ciclo chino de medición. Presume de una aerodinámica "récord en el sector" para conseguir tan bajo consumo. En realidad, publicitan un coeficiente aerodinámico Cx de 0,249, que, como mucho, es referencia entre los SUV (las mejores berlinas eléctricas pelean por bajar de 0,20). Es grande, con 4,85 metros de longitud y rozando dos metros de anchura. Con su 1,61 metros de altura sí se admite que lo llamen SUV, mientras que con tres metros justos de distancia entre ejes quieren presumir de espacio interior de limusina. Para el maletero hablan de más de 700 litros de capacidad.
Inteligencia artificial a bordo
Pero Baidu no quería un coche. Quería un robot. Quería colocar lo que sabe hacer, el "core" de su negocio, todo lo digital. Y, como Google, Baidu no es solo un navegador y sus negocios publicitarios. Aquello que conoces de Google tiene su réplica (o viceversa) en Baidu, como la inteligencia artificial, la nube, reconocimiento de voz, de imágenes, OCR, análisis de video…
A los ocupantes del Ji Yue se lo dejan bien patente, con una pantalla inmensa, que va de lado a lado -dicen que la mayor del mercado-, ultraHD 6K de 35 pulgadas, que igual genera una representación 3D del tráfico en tiempo real, que permite jugar a videojuegos.

Lo serio de todo esto va en "sus tripas". El Ji Yue 01 usa su inteligencia artificial generativa (su propio ChatGPT, para entendernos) para poder conversar con hasta cuatro ocupantes. Presume de tiempos de respuesta muy por debajo del segundo. El coche no solo reacciona a instrucciones vocales, también es capaz de interpretar gestos, incluso se puede adelantar -dicen- a las necesidades de los ocupantes, y aprende. El asistente virtual se llama SIMO (sí, como nuestra feria) y presumen de emplear un chip de Qualcomm hiperpoderoso (el 8295) para controlar y añadir inteligencia a cuando sucede en el habitáculo.
También desde fuera, porque el coche puede aparcarse a distancia, incluso con control por voz. Las puertas se abren sin tiradores, eléctricamente, al acercarse. Incluso en caso de accidente, presumen de ser los primeros en el mundo con un sistema eléctrico independiente del principal para las puertas (evitando el riego de quedar atrapado en caso de incendio, que parece lo más temido en un eléctrico).
Dejamos para el final el corazón del coche. La guinda. Lo que quería Baidu. El Robodrive. Dicen que son el líder del mercado en número de kilómetros de prueba y de permisos en conducción autónoma en China (10 veces más que su inmediato seguidor). Su sistema Apollo se apoya en el chip Nvidia Orin-X y permite un nivel 4 de conducción autónoma (nivel 3 es el máximo comercial en la actualidad). Ya tienen robotaxis circulando en pruebas con Apollo nivel 4 en diversas ciudades chinas. El video demostrativo del Ji Yue 01 en su página comercial muestra unos talentos sorprendentes en tráfico urbano caótico, incluso rodeado de bicicletas y obstrucciones con vehículos de reparto mal estacionados.
El coche básico incorpora todos los sistemas de ayuda ADAS que imagines. Toma nota, no lleva Lidar, esos láseres de los que ha renegado Tesla. En cambio, vigila el entorno con dos cámaras HD frontales, cuatro laterales, una trasera y otras cuatro periféricas de resolución convencional, más cinco radares milimétricos y doce captadores de ultasonidos.
Eso sí, el asistente de conducción de punto a punto (la conducción autónoma) es una opción que se paga aparte (unos 6.400 euros) y, además, necesita una suscripción de unos 125 euros mensuales. Por ese precio, el coche tiene función de aparcamiento autómatico que, si hemos entendido bien, se puede operar en ciertas ciudades hasta algo más de un kilómetro de distancia… habrá que ver para creer. La culpa la tienen 250.000 yuanes, unos 32.000 euros en la configuración básica (un decir, con asientos calefactados, ventilados y masaje, por poner algún ejemplo, porque el coche "no es lo importante"), 43.600 euros con prestaciones delirantes. Si alguien sacó partido de aquél libro titulado "¿Cómo lo haría Google?" probablemente estaba en China.