Motor

Siete errores a evitar al comprar un vehículo de segunda mano

  • Importantes para evitar sorpresas poco agradables

Los altos precios de los vehículos nuevos han disparado el mercado de segunda mano. Modelos que se han encarecido y puesto al nivel de los coches recién salidos de la línea de producción. Y es que, por cada coche nuevo que se ha vendido durante el primer semestre de 2023, se han traspasado casi dos de segunda mano.

En España circulan 9,9 millones de vehículos de "segunda mano", que se define como más de un propietario desde la primera matriculación. Además, hay que tener en cuenta que el perfil del coche de segunda mano que se está comprando actualmente son coches de unos 13,4 años, con una media de 168.000 kilómetros y con propulsión diésel, según GiPA. Con todo ello, Norauto destaca los errores más comunes a la hora adquirir un modelo de ocasión.

No comprobar que la documentación está en regla

Los coches deben contar con permiso de circulación y la tarjeta ITV o ficha técnica. Norauto recuerda que los coches deben pasar la ITV a partir de los cuatro años, cada dos entre los cuatro y diez años de antigüedad y anualmente a partir de entonces.

Igualmente, recomienda solicitar los datos técnicos y administrativos del vehículo a la Dirección General de Tráfico (DGT) para saber si está al día de la ITV o cuándo es la próxima revisión. Este informe puede verificar la existencia de embargos, procedimientos concursales o cualquier otra carga de naturaleza administrativa o judicial.

No realizar una revisión visual del vehículo

Bultos, arañazos u otros desperfectos pueden afectar al valor del vehículo y a la seguridad. Cualquier desperfecto debe ser solucionado de cara al seguro, ya que un golpe de chapa importante puede suponer que pueda tener algún problema interno no apreciable a primera vista.

Esta primera revisión debe ser de elementos tan relevantes como la chapa, neumáticos o frenos, pero también de aquellos puntos que pueden considerarse menos notables (tapicería, interruptores o salpicadero). Y por supuesto, hay que verificar que no se enciende ningún testigo en el cuadro.

Igualmente, si el vehículo ha estado mucho tiempo en una zona de playa o con humedad, puede tener determinados elementos oxidados, especialmente en las zonas metálicas. Si ha estado la mayor parte de su vida en zonas húmedas, hay que revisar las vigas del chasis, el sistema de escape, los pasos de rueda, la suspensión, los puntos de unión…

No probar el coche antes de comprarlo

Según apunta Norauto, es importante sentirse cómodo al volante y comprobar en persona que no hay vibraciones, que no hay olores llamativos, ni ruidos anómalos. Verificar que el volante gira adecuadamente, que el freno funciona con normalidad, así como el pedal de freno, la palanca de cambios o el acelerador, entre otros.

No verificar que ha realizado las revisiones de mantenimiento oportunas

Los fabricantes establecen una revisión periódica por tiempo o por kilómetros recorridos, imprescindible para garantizar el buen funcionamiento del coche. Además, estas revisiones son obligatorias para mantener la garantía dentro del plazo legal de la misma. Se puede comprobar que el vehículo tiene todas las revisiones hechas en el Libro de Mantenimiento o aportando las facturas correspondientes.

No tener en cuenta los gastos futuros

Los vehículos van necesitando un mantenimiento concreto según van pasando los años o los kilómetros. Por ejemplo, la correa de distribución se suele cambiar entre los 60.000 y los 240.000 kilómetros según la marca y el modelo o entre los 5 y 10 años y esto suele suponer un coste extra que hay que tener en cuenta a la hora de negociar el precio de venta.

No verificar si el coche tiene garantía

Si el coche es adquirido en un concesionario u otra empresa dedicada a los vehículos de ocasión, la garantía mínima que se otorga es de 12 meses. Por supuesto, hay muchas compañías que amplían esta garantía. Si el automóvil es adquirido a un particular, hay seis meses desde que se entrega el vehículo para detectar desperfectos o vicios ocultos, es decir, averías que no son visibles a primera vista.

No comprobar si cumple con las necesidades individuales del conductor y resto de usuarios

Hay ciertas características indispensables. Por ejemplo, una familia puede requerir que todos los asientos traseros tengan los anclajes Isofix o si se va a circular mucho por el centro, hay que tener en cuenta el distintivo ambiental. Si se viaja con mucho equipaje, el maletero debe ser espacioso… Todos son factores que hay que comprobar en persona.

Con todo ello, hay determinados elementos que es mejor que sean revisados por profesionales, como la suspensión, los neumáticos, la batería, el motor o el sistema de frenado. Además, hay que tener en cuenta que gracias a una máquina de diagnosis profesional se pueden detectar averías eléctricas que haya registrado el propio vehículo (problemas con el airbag, el ESP o el ABS) que han podido ser ocultadas.

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