La UE redobla su escrutinio hacia China. Si hace unas semanas la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, anunció que lanzaría una investigación sobre los subsidios con los que el gigante asiático dota a su sector de los vehículos eléctricos, ahora la apuesta escala a los fabricantes que exporten estos vehículos desde Pekín, sean fabricantes europeos o Tesla.
Lo explicó así el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis en una entrevista con el Financial Times, en la que explicó que el foco estará en los vehículos con baterías producidas en China.
El comisario letón ha puesto el foco en que los subsidios de Pekín no solo se destinan a fabricantes chinos sino también a los de fuera del país. Así ha resaltado que "hay indicios suficientes" para llevar a cabo la investigación anunciada por la jefa del Ejecutivo comunitario.
La entrevista se enmarca en el viaje de Dombrovskis a China este pasado fin de semana, que buscaba limar asperezas con Pekín en sectores exportadores sometidos a controles más exhaustivos. Es el caso del sector cosmético, después de que marcas europeas criticaran la enorme cantidad de información que China requería para poder vender en su mercado.
El comisario letón apuntó que otros países ya implantaron aranceles a los vehículos eléctricos de origen chino. En este contexto, abogó por una competencia "justa" entre ambas potencias y puso de relieve la apertura del mercado comunitario al gigante asiático.
Fue poco después de conocerse la decisión de Bruselas de llevar a cabo una investigación sobre el sector de vehículos eléctrico chino que Pekín reaccionó con desaire. Acuso a la UE de "proteccionismo flagrante" y advirtió de que distorsionará gravemente la cadena de suministro de la industria automovilística.
Un mensaje que se repitió este fin de semana en el viaje de Dombrovskis a Pekín. Aunque las tensiones con el gigante asiático han ido en aumento en los últimos meses. La decisión de Von der Leyen modificara su mensaje para llamar a reducir riesgos y desacoplar inversiones con el país asiático tiene que ver con los peligros que China representa en relación a la desprotección de las patentes tecnológicas comunitarias en el territorio asiático, las restricciones a las exportaciones a Lituania por las tensiones con Taiwán o los problemas de suministro de microchips.
La decisión tiene más peso para unos países que otros. Así bien la industria automovilística alemana cuenta con una fuerte exposición al mercado chino mientras que Pekín depende también de ciertas firmas holandesas de producción de componentes de microchips para fabricar semiconductores. Y todo ello en un contexto en el que el hecho de que Pekín no rompiera lazos con Moscú suscita considerables recelos en Bruselas.