
El Grupo Volkswagen, el segundo mayor productor y vendedor de vehículos en todo el mundo y el primero de Europa, ha alertado de las graves consecuencias que tendrá la entrada de la norma de emisiones Euro 7. Una normativa cuya entrada en vigor está prevista para julio de 2025.
Ante la premura de esta nueva norma de emisiones, el gigante alemán del automóvil ha propuesto aplazar hasta otoño de 2026 su entrada en vigor. Todo ello con el objetivo de que todos los tipos de vehículos cumplan con esta norma en otoño de 2027.
Y es que el Grupo Volkswagen considera que el inicio de la producción en serie de los vehículos equipados con la nueva tecnología para cumplir con Euro7 es "imposible hasta que no se definan los detalles técnicos de la normativa". Una situación que el Grupo Volkswagen no prevé que suceda antes de 2024, según se recoge en un documento de posición al que tuvo acceso elEconomista.es.
En caso de que no se produzca este aplazamiento, el gigante alemán del automóvil sí reconoce que se llevaría a cabo una parada en la producción de varios modelos y que duraría "varios meses". Una situación que afectaría a "marcas, fábricas y empleados de toda Europa". Por poner estas cifras en contexto, solo en Alemania el Grupo Volkswagen emplea a 286.499 personas, es decir, el 42,4% de la plantilla mundial del fabricante. Por todo ello, el consorcio alemán considera que la entrada en vigor de la normativa Euro 7 "no es factible y acarrearía graves consecuencias".
El Grupo Volkswagen también asegura que los procesos de desarrollo y homologación no pueden acelerarse más, por lo que los primeros vehículos adaptados a la normativa Euro 7 no se homologarán antes de finales de 2025. Por ello, el consorcio alemán pide un periodo de introducción de al menos 12 meses.
Aumentos de hasta 3.000 euros
Pero el Grupo Volkswagen también pone el foco en las llamadas emisiones reales al volante. Unas pruebas que se realizan en condiciones reales de conducción y que en muchos casos están sometidas a condiciones extremas de frío intenso, pendiente o aceleración, entre otros. En opinión del grupo, las pruebas en las peores condiciones no tienen relevancia estadística para la conducción en Europa.
Además, estas pruebas tendrán un efecto negativo en los coches más pequeños —que se producen mayoritariamente en España—. De esta manera, este tipo de vehículos podría sufrir un aumento de costes de hasta 3.000 euros, por lo que muchos de estos modelos desaparecerían. Lo cierto es que la automoción europea, a través de la patronal Acea, ya cifró entre los 20.000 y los 35.000 millones de euros el coste para adaptarse al Euro 7.
Otro problema que observa el grupo alemán es el de los frenos. La Euro 7 se fija en estos sistemas con el objetivo de contar con unas reducciones en las emisiones de los frenos. No obstante, el Grupo Volkswagen ha recordado que aún no se han industrializado los frenos de bajas emisiones.
En el caso de los neumáticos, el consorcio alemán ha recordado que en la actualidad "no es posible planificar y evaluar los futuros límites de abrasión de los neumáticos debido a que se desconocen los detalles". Por ello, el desarrollo de las nuevas gomas, así como la creación de nuevos proveedores "requerirá varios años de plazo".