
El pasado mes de noviembre se cumplió un mes del estreno, en versión televisiva, de uno de los debuts más brillantes de la historia del cine, el de Steven Spielberg ('Tiburón', 'Encuentros en la Tercera Fase', la tetralogía de Indiana Jones, 'La lista de Schindler', 'E.T. el extraterrestre', 'Salvar al soldado Ryan', etc.). Hablamos de 'El diablo sobre ruedas' ('Duel' en su versión original), un telefilme de bajo presupuesto que, debido a su gran éxito, se estrenó en versión cinematográfica en Europa en 1972.
Un 'hombre de a pie' se convierte, sin saberlo y sobre todo sin entenderlo', en la presa, en el 'Correcaminos' de un 'Coyote', un enorme tráiler de 20 toneladas, que corre más que su modesto coche, y que le persigue durante kilómetros y kilómetros por las solitarias carreteras de la América profunda, intentando acabar con su vida en todo tipo de situaciones.

1. El origen: un cuento de 'Playboy'
A mediados de 1971, Steven Spielberg era un joven y prometedor director bajo contrato de Universal para realizar películas televisivas. Un día, su secretaria le recomendó que leyera un relato, 'Duel', que había publicado Richard Matheson en el número de abril de 'Playboy' (una revista conocida por su material femenino de alto voltaje para adultos, pero donde también han escrito un gran número de las mejores firmas norteamericanas del siglo XX). El cuento relataba la persecución asesina de un camión de gran tonelaje al coche de un pobre hombre por carreteras secundarias norteamericanas. A Spielberg le encantó el relato, y comenzó a mover los hilos para poder dirigir una versión televisiva.

¿Y quién era el tal Richard Matheson? Semidesconocido en España en aquellos tiempos, Matheson (Allendale, Nueva Jersey, 1926-Calabasas, California, 2013) era un autor plenamente consagrado en Norteamericana en aquellos años 70. Prolífico autor de cuentos y relatos breves de terror, fantasía y ciencia ficción, en aquellos momentos ya había triunfado con obras como 'El hombre menguante' (1956), llevada con gran éxito al cine un año después como 'El increíble hombre menguante', pero sobre todo con 'Soy leyenda' (1954), una distopía en la que todos los hombres y mujeres de la Tierra se transforman en vampiros... menos uno, novela que fue llevada al cine en 2007. Stephen King, el 'rey de la literatura de terror', considera a Richard Matheson como uno de sus grandes maestros.

2. Un clásico rodado... en 14 días
El proyecto, por muy buena pinta que tuviera, no dejaba de ser una 'TV movie', y por ello disponía de un presupuesto limitado (400.000 dólares) y sobre todo un calendario de rodaje que no debía superar los 12 días, por lo que una película con tanta acción se convertía en un trabajo muy complicado de realizar.


Y Spielberg no lo consiguió en 12 días... pero sí en 14. Para ello, diseñó un plan detallado de todo el proceso del rodaje, poniendo un gran plano de la zona en su oficina, y a partir de ahí basarse en un completo 'storyboard' que mostraba una a una todas las escenas de la película. El joven director sabía que el proyecto que tenía entre manos le podía, por fin, sacar del tedioso mundo de la televisión y catapultarle hacia su gran sueño: la gran pantalla.
Cosa que sucedió poco después del estreno de la TV movie el 13 de noviembre de 1971 en la cadena ABC. Aunque la cuota de pantalla no fue estratosférica, el producto, y sobre todo su joven director, comenzó a estar en boca de todos, lo que llevó a Universal a decidirse a estrenar la película en las salas de cine del circuito internacional (fuera de Estados Unidos). Pero para ello hubo que rodar nuevas escenas, pues la duración original de 'Duel' era de 74 minutos (lo establecido para un TV movie). Por ello, Spielberg añadió, por ejemplo, la intro de la conducción por las calles de Los Ángeles, y escenas como la del autobús escolar.

3. El protagonista, un mindundi
Nos referimos al personaje, no al actor. El protagonista 'bueno' de 'El diablo sobre ruedas' es tan insulso como su nombre: David Mann. Desde las primeras secuencias, queda claro que se trata de un absoluto antihéroe, un representante de algo que no se dice en la película, que tiene que hacer muchos kilómetros al día para visitar a sus clientes. Incluso antes de vivir el acoso casi mortal del camionero, su cara demuestra un agobio casi existencial, que se justifica cuando llama a su mujer desde la primera gasolinera (tras vivir el primer incidente con el camión). En dicha conversación telefónica, David Mann deja claro que es un mindundi, un pelele, suplicando un perdón por alguna pelea a su esposa que, por cierto, no es concedido. Esa personalidad débil acrecentará según avance la película su victimismo ante los ataques del camión.
Para interpretar a David Mann, la Universal tenía en mente a todo un clásico de Hollywood, Gregory Peck, que rechazó el papel. Spielberg tuvo desde el principio a Dennis Weaver (Joplin, Misuri, 1924- Ridgway, Colorado, 2006), un versátil actor, tanto de Broadway como de televisión, de hecho había ganado un Emmy en 1959, que había tenido alguna buena incursión en el cine, como un papel secundario en 'Sed de Mal' (1958), de Orson Wells. Por este papel le recordaba principalmente Spielberg. Aunque el mayor éxito de Weaver fue sin duda la serie McCloud (1970-1978), en la que interpretaba a un comisario del muy profundo Nuevo México que es destinado a Nueva York. Fue el papel que más fama le produjo, a nivel internacional, España incluida. De cualquier modo, al final de su carrera Dennis Weaver declaró que el papel de su vida había sido sin duda el del insulso David Mann en 'El diablo sobre ruedas'.

4. El coche, un Plymouth Valiant
El coche de David Mann tenía que tener una pinta casi tan patética como él, para que el acoso, la presión del gigantesco camión sobre su víctima se viera aún más brutal. Y por eso se escogió un coche 'del montón', un Plymouth Valiant, un modelo 'del pueblo', cero aspiracional pero perfecto para los desplazamientos laborales del protagonista y para llevar a la familia (es la versión de cuatro puertas)... y nada más. Otra de las razones que hicieron al Valiant pasar el 'casting' era su limitada potencia, 115 caballos, para hacer creíble que un coche no pudiera ir más rápido que un monstruo de 20 toneladas.
Tras elegir el modelo, Spielberg pidió que fuera de color rojo, para contrastar no solo con el color sucio y oxidado del camión, sino con el paisaje desértido, de rojos y pardos apagados. En total, se usaron tres modelos, que encima no eran totalmente idénticos, pues eran los correspondientes a los años 1970, 1971 y 1972. Este último fue el utilizado para las escenas adicionales que se tuvieron que filmar para alargar la película 16 minutos y así poder ser estrenada en salas de cine.

Lo que está claro es que en Plymouth no debieron quedar muy contentos con la película. Porque la publicidad negativa que se hace del Valiant es brutal: no solo queda claro que es más lento que un camión de 20 toneladas de los años 50, sino que encima rompe el radiador en las últimas escenas de 'Duel'.

5. Un 'serial killer' sobre ruedas
De todas formas, no hace falta decir que el protagonista absoluto de 'El diablo sobre ruedas' es el malo. Y que injusto fue que Spielberg no incluyera en los títulos de crédito el nombre '1955 Peterbilt 281', la marca, el modelo y el año de uno de los asesinos más brutales de la historia del cine (aunque, siendo sinceros, no tiene ninguna víctima 'acreditada').
Aunque Spielberg y la Universal dieron muchas vueltas hasta dar con Dennis Weaver, el protagonista humano, el bueno, más las dieron para encontrar al malo. Porque el director tenía muy claro que el camión debía ser brutal, tenía que dar mucho miedo incluso antes de que empezara a cometer fechorías. Su aspecto tenía que ser muy imponente, y no solo porque estemos hablando de un gigantesco tráiler de 20 toneladas. Y por ello, Spielberg descartó todos los camiones modernos que le pusieron delante y se decidió por un ya obsoleto Peterbilt 281 del año 55.
Peterbilt es una compañía especializada en vehículos comerciales pesados, fundada en 1939 y con base en Denton (Texas). El modelo 281, que estuvo en producción entre 1956 y 1974, se caracterizaba por una 'nariz' muy larga y un solo faro a cada lado, pequeño y redondo. Todo esto dotaba al Peterbilt de una cara muy 'humana', que era justo lo que buscaba Spielberg, que el camión tuviera facciones humanas para dar mucho miedo. Aunque el modelo utilizado en la película tenía ya 16 años de vida, se procedió a ensuciar, oxidar e incluso 'adornar' con insectos muertos todo el frontal del camión, para dar una sensación totalmente decadente, además de impedir una visión clara del conductor, que no muestra su cara en ningún momento en la película.

El rasgo físico más inquietante del Peterbilt era sin duda la colección de matrículas que portaba en su frontal, pertenecientes a diferentes estados. Y aunque el llevar varias matrículas era una práctica común entre los camioneros norteamericanos, a la hora de pagar menos impuestos a la hora de repostar, Spielberg dejó bien claro en la promoción de la película que estas matrículas eran en realidad los 'trofeos' que el camión exhibía orgulloso de las víctimas que había echado de la 'carretera de la vida'. Vamos, que el 'malo' de 'Duel' era un 'serial killer' sobre ruedas.
Se utilizaron un total de tres camiones para el rodaje de 'Duel'. Uno, el Peterbilt 281 original, con cerca de 300 CV y 13 marchas, fue lógicamente destruido en la última escena de la TV movie. Pero como luego hubo que rodar más escenas para estrenar la película en cines, se echó manos de dos unidades más, solo que del año 1960, con transmisión de cinco velocidades más tres auxiliares. Solo una de ellas se utilizó, y fue destruida poco tiempo después en otra película. La única unidad superviviente, aunque no apareció en un solo fotograma, ha ido rulando de coleccionista en coleccionista, y hoy goza de muy buena salud, como vemos en la imagen que precede a este párrafo.

6. La América profunda (y solitaria)
El otro gran 'personaje' de 'Duel' es sin duda el escenario. Esas desolaciones desérticas del oeste de los Estados Unidos que tantas veces hemos visto en los western cinematográficos, y que dan una imagen decadente, solitaria e incluso pobre. Kilómetros y kilómetros de carreteras secundarias, de dos únicos carriles, con rectas interminables, colinas bajas y las sempiternas 'pelotas' de vegetación rodadoras, secas, feas y siempre siempre en mitad de la carretera. El entorno rural aporta mucho a la historia de 'El diablo sobre ruedas': mucha decadencia, mucho desasosiego, muchas ganas de huir de allí a toda velocidad a algún lugar, alguna ciudad cercana, tipo Los Ángeles o Las Vegas, donde la vida es mucho más atractiva.

Y si hablamos de la decadencia de la tierra, qué no decir de sus habitantes. La América profunda siempre ha dado, y más en el cine, auténticos ejemplos de vidas vacías, aburridas, gentes cuya única ambición es comer buenos chuletones con judías, y disparar, por supuesto. La escena de 'Duel' que transcurre en el Chuck's Cafe, al que David Mann llega derrapando y comiéndose una valla de madera, perseguido por el enorme camión, es digna de estudio por cualquier psicólogo. No falta de nada: una mesa de billar, una barra bien poblada de cowboys, algún neón aunque es de día... la mejor imagen de una sociedad decadente, el oeste y el medio oeste americano, con ciertos toques de clase baja, incluso de lumpen.
Además, la historia de Matheson y la dirección de Spielberg pone al protagonista en una situación patética, sin peligro para su integridad física (aunque se lleva un buen puñetazo), no al borde de la tumba, como en la carretera delante del camión, pero muy incómoda. Cuando un aliviado Mann vuelve del lavabo, creyendo que ya se ha librado del camionero psicópata, comprueba con horror que el camión... está aparcado en la puerta del Chuck's Cafe. Y comienza una serie de miradas, de escaneados humanos, para intentar averiguar cuál de los vaqueros que le acompañan en el bar es su perseguidor. La escena termina, lógicamente, sin despejar la duda, y con el protagonista haciendo el más absoluto de los ridículos.

Y si hablamos de decadencia y de lumpen en la escena del café, ¿qué decir de la 'Gasolinera de Serpientes' que aparece en la segunda parte de la película? Si no nos habían parecido suficientemente frikis los vaqueros del Chuck's Cafe, el pobre David Mann intenta llamar a la policía al llegar a otra gasolinera, en medio del desierto, regentada por una mujer de avanzada edad... enamorada de los reptiles. Y que parece haber cumplido el sueño de su vida al montar un pequeño museo detrás de los surtidores con jaulas y urnas de cristal en los que muestra orgullosa su colección de serpientes, lagartos, iguanas y tarántulas. Hasta un precioso zorro tiene la mujer atado a una de estas jaulas. Hasta que llega el Peterbilt y pasa por encima de la cabina en la que Mann intenta llamar a la policía, y después destroza el pequeño y delirante zoo de la pobre mujer, más preocupada de que no les pasa nada a sus queridos reptiles antes que a ella misma.
7. Las localizaciones, en 1971 y hoy
Aunque la historia de 'Duel' puede estar ambientada en cualquier punto de las vastas llanuras del oeste y medio oeste norteamericano, el exiguo presupuesto de Spielberg le impedía ir mucho más allá de los alrededores de Los Ángeles, aunque la zona es casi perfecta para dar ese toque de decadencia que tan bien le va a la historia.

La gran escena de la película en la que los coches están parados transcurre en el 'Chuck's Cafe', un bar-restaurante de mala muerte en medio del desierto. La curiosa construcción, con pideras blancas de río vistas en la fachada, sigue existiendo hoy, 50 años después, si bien ha ganado en categoría, pues se trata del restaurante 'Le Chene', especializado en cocina francesa, y está situado en la Sierra Highway, a unos 27 kilómetros de la ciudad de Santa Clarita, y a 70 kilómetros al norte de Los Ángeles.

Otra de las escenas que se añadieron a la TV Movie para poder estrenarla en cines (cosa que en Estados Unidos no ocurrió hasta 1983) tiene lugar a la entrada de un túnel en dicha Soledad Canyon Road. Otra actuación patética de David Mann con su Plymouth Valiant porque, ante la imposibilidad de poder empujar al autobús para que pueda arrancar, al final tiene que venir... el camión asesino para prestar dicha ayuda. Momento en el que Mann intenta una nueva huida a la desesperada.

Otra de las mejores escenas de la película, y que fue rodada a posteriori para la versión cinematográfica, es la que tiene lugar en un paso a nivel con barreras, en el cruce de la Soledad Canyon Road con la Crown Valley Road, en Acton, una pequeña comunidad a 82 kilómetros de Los Ángeles. Significa el reencuentro del Plymouth y el Peterbilt tras la escena del bus escolar.

Después de que Mann casi sea arrollado por el tren, y que el camión por fin parece cansarse del 'jueguecito', a Mann todavía le queda alguna que otra situación surrealista. Porque solo así se puede definir la segunda gasolinera en la que para, con el nombre de 'Sally's Snakerama Station', algo así como 'Gasolinera y serpientódromo de Sally'. Porque allí una loca, no tiene otro nombre, complementa su gasolinera con un zoo... de serpientes, reptiles, tarántulas y hasta un zorro. Ni qué decir tiene que, cuando Mann está llamando a la policía en una cabina, aparece el 'killer truck' que arrasa con la cabina medio segundo después de salir nuestro hombre de ella, así como de las jaulas y urnas de cristal del 'serpientódromo'. Spielberg con el surrealismo subido.
Tras este nuevo episodio de la 'carrera', el hombrecillo se detiene en un camino de tierra, al lado de la vía del tren, para echar un sueñecito que le libere de la tensión. Pero tras la siesta y al reanudar la marcha, se encuentra que, pocas millas después, el camión le espera al borde de la carretera para seguir 'jugando'. Al final, tras intentar pedir ayuda a otros coches, Mann consigue volver a adelantar al camión y se lanza casi a tumba abierta para intentar por fin darle esquinazo.

8. La tumba del asesino
El desenlace de la historia, aunque podamos calificarlo como 'feliz', es sorprendente, porque a estas alturas pocos podían imaginarse que, al final, el antihéroe David Mann iba a poder con el superpoderoso Peterbilt 281. Pero la desesperación puede llevar a un incremento de las fuerzas y además, al ingenio, que al final demuestra, con el despeñamiento del tráiler por el barranco, que el monstruo era, simplemente, un animal, con un coeficiente intelectual casi nulo.

Cuando parecía que Mann, tras el episodio del autobús escolar, por fin parecía huir del camión asesino (ayudado por la orografía de la carretera, más empinada en esos tramos), va el Valiant... y falla. El dañado tubo del radiador, del que ya le había advertido el primer gasolinero, deja casi tirado al pobre David Mann, que vuelve a observar con horror como el Peterbilt se va haciendo cada vez más grande en el retrovisor. Y mientras el coche rojo se va debilitando en medio de una nube de humo blanco, un desesperado Mann aprieta a fondo el pedal para conseguir un mínimo de velocidad que le permita no ser arrollado por el camión.
Y al final, tras salirse de una carretera cuesta abajo por la que iba circulando en punto muerto, y cuando el camión está a punto de arrollarlo de nuevo, el desesperado hombrecillo consigue volver a arrancarlo, para huir cuesta arriba por un camino de tierra, que le lleva de cabeza al bordo de un profundo barranco: el punto sin retorno. Pero Mann, en un alarde de inteligencia de la que ha parecido escasear hasta ese momento, decide inmolarse (bueno, más bien inmolar el Valiant), atasca el acelerador con su maletín de trabajo, y lanza el coche contra el encabritado camión, que quiere terminar por fin el juego.
Y vaya si termina. Al final, tres de los cuatro protagonistas: el camión, el coche y el supuesto camionero asesino que seguimos sin conocer, caen por el barranco y terminan aplastados contra las rocas. Aunque los jerifaltes de la Universal propusieron a Spielberg que el final fuera menos soso, y aplicase la típica superexplosión en llamas, el director se negó, pues le parecía, con todo acierto, un mejor final esas imágenes en las que el camión 'sangra' (gasóleo o aceite), mientras muere derrotado ante la alucinada mirada de un David Mann que, allá en lo alto del barranco, no puede creer que haya 'ganado' una guerra tan brutal.


La escena, rodada en los alrededores de la carretera Mesa Drive, concretamente en Vasquez Canyon, una zona con muchas formaciones rocosas 65 kilómetros al norte de Los Ángeles, muestra la espectacular 'muerte' de ambos vehículos al caer por un barranco. Al más puro estilo 'Thelma & Louise'.

Y como 'Duel' no tardó en convertirse en una película de culto, han sido muchos los 'frikis' que en este medio siglo que ha pasado se han dedicado a rastrear las localizaciones donde se rodó. Y después de mucho buscar, uno de ellos encontró por fin la localización exacta en la que el equipo de Spielberg filmó la última escena, por supuesto en una sola toma, pues el presupuesto no daba para fallar en la destrucción del camión. Y la sorpresa del fan debió ser total cuando miró desde la cima del barranco, al igual que hizo Dennis Weaver hace 50 años, para ver que el Peterbilt... sigue allí. O al menos, parte de su fuselaje, esta vez oxidado de verdad, en aquella inmensidad solitaria que es el desierto de California.

9. Un Spielberg de 25 años
Como ya hemos dicho, 'El diablo sobre ruedas' supuso el debut de Steven Spielberg (Cincinnati, 1946) en la pantalla grande, aunque 'Duel' se rodó como una TV movie. Y aunque el éxito de la 'road movie' llegó a ser muy notable (fue de menos a más), Spielberg aún tuvo que rodar un par más de odiosas, para él, películas televisivas, antes de que, por fin, tres años después de 'Duel', Universal por fin le confiara un proyecto cinematográfico desde el inicio, lo que se convirtió en 'Loca evasión' (1974).
Pero el gran éxito, la gran explosión de Spielberg llegó un año después, con su primer 'blockbuster', una película que triunfó en todo el mundo y que encumbró a su director, de tan solo 29 años, al trono de Hollywood. Hablamos, por supuesto, de 'Tiburón' (1975), una película de terror en la que un gran tiburón blanco aterroriza una turística localidad playera. Para muchos críticos, 'Tiburón' no es más que un 'remake' de 'El diablo sobre ruedas', solo que cambiando el Peterbilt por el escualo y el Plymouth por los inconscientes bañistas.

Y tras este megaéxito, llegó la 'era del Rey Midas de Hollywood', como empezó a ser conocido. Solo con nombrar su filmografía ya nos hacemos una idea de la influencia de Steven Spielberg en el último medio siglo del Séptimo Arte: 'Encuentros en la Tercera Fase' (1977); '1941' (1979), su mayor fracaso; 'En busca del arca perdida' (1981); 'E.T. el extraterrestre' (1982); 'Indiana Jones y el templo perdido' (1984); 'El color púrpura' (1985); 'El imperio del sol' (1987); 'Always' (1989); 'Indiana Jones y la última cruzada' (1989); 'Hook' (1991); 'Parque Jurásico' (1993); 'La lista de Schindler' (1993), su gran triunfo, por fin, en los Óscar; 'Jurassic Park: el mundo perdido' (1997); 'Amistad' (1997); 'Salvar al soldado Ryan' (1998); 'A.I. Inteligencia artificial' (2001); 'Minority Report' (2002); 'Atrápame si puedes' (2002); 'La terminal' (2004); 'La guerra de los mundos' (2005); 'Múnich' (2005); 'Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal' (2008); 'Las aventuras de Tintín: el secreto del unicornio' (2011); 'War horse' (2011); 'Lincoln' (2012); 'El puente de los espías' (2015); 'Mi amigo el gigante' (2016); 'Los archivos del pentágono' (2017); 'Ready Player One' (2018) y 'West Side Story' (2021).
Además, Spielberg ha estado detrás, como productor, autor o ambos, de megaéxitos de finales del siglo pasado como 'Poltergeist' (1982); 'Gremlins' (1984); 'El secreto de la pirámide' (1985); la trilogía de 'Regreso al futuro' (1985-1990); o 'Los Goonies' (1985). En definitiva, que Steven Spielberg es, por méritos propios, el director cinematográfica más importante de los últimos 50 años. Y todo empezó con 'El diablo sobre ruedas'.

10. Una película de culto
La importancia que a día de hoy, medio siglo después de su estreno televisivo, tiene 'El diablo sobre ruedas' queda más que demostrada con la presencia y la extensión del artículo que están ustedes leyendo.

'El diablo sobre ruedas' está hoy catalogada como una de las mejores 'road-movies' de la historia. Al nivel que las sempiternas 'Mad Max', 'Easy rider' o 'Thelma & Louise'. Y su carácter cutrecillo, su génesis como TV movie, su estética casposa y decadente, su evidente presupuesto ínfimo... no han hecho más que convertirla en una leyenda del Séptimo Arte. Hoy, medio siglo después de su estreno, sigue siendo un placer agobiarte durante 90 minutos con las desventuras del pobre David Mann, con el que te llegas a identificar, pero solo al final, cuando por fin consigue vencer a esa máquina del mal, a ese villano del cine que se ha ganado su sitio en el Olimpo de los monstruos cinematográficos que es... un camión oxidado.
'El diablo sobre ruedas' está disponible en la plataforma española de 'streaming' Filmin.