
Al tiempo que el incansable Giuseppe Garibaldi liberaba territorios -Como, Bérgamo, Brescia, Nápoles y Sicilia- los Pallavicini extendían su poder por Italia como cardenales, gobernadores y hasta accionistas de la Banca di Genova, allá por 1870, uno de los embriones del actual Unicredit, valor destacado del fondo asesorado por elEconomista, Tressis Cartera Eco30. | Todo sobre el índice Eco30: qué es y quién lo compone
Un vistazo rápido a su valor en libros indica que el banco está infravalorado. Si de escoger dónde poner su dinero se tratase, el inversor tendría ante sí la oportunidad de entrar en una entidad internacional, con negocio en Alemania, Austria, Rusia y Europa del Este, con más atractivo que los españoles Unicaja y Liberbank -los que tienen la mejor recomendación del mercado español-.
De hecho, desde que comenzó su expansión en Italia durante los siglos XIX y XX, con la compra de Banca Manzi o Meuricoffre, Unicredit siempre ha sonado como una posible candidata en las fusiones transeuropeas: primero con la Societé Générale y ahora con el Deutsche Bank.
Si por algo seduce a analistas e inversores es por el crecimiento de sus ganancias y la rentabilidad de sus dividendos. En primer lugar, su beneficio neto aumentará alrededor de un 20 por ciento entre 2018 y 2021, año en que se quedará muy cerca de los 4.700 millones de euros, según las cifras del consenso de mercado que recoge FactSet. En segundo lugar, sus pagos rentarán un 4,81% en 2019, según las estimaciones, y se encuentra entre los diez más altos de la banca europea.
Y lo mejor de todo es que sus beneficios son los que se compran más baratos del sector, entre los bancos con una capitalización bursátil superior a los 10.000 millones de euros. El PER (veces que el beneficio está incluido en el precio de la acción) es de 6,4 veces, frente a la media de 9,6 veces de sus comparables, como Barclays o BBVA.
Por ahora, Unicredit se enfrenta a una multa de la Comisión Europea por "distorsionar el libre mercado" entre 2007 y 2012, que podría ser del 10% de sus ingresos anuales. Un castigo que desde el banco, y desde Bloomberg, ven como mucho ruido y pocas nueces.

El peso de Turquía
Antes de que Turquía existiese, los venecianos ya habían hecho de Constantinopla, actual Estambul, un centro del comercio mundial. Italianos y otomanos se encontraron, siglos más tarde, con los fusiles en alto en Libia, para seguir haciendo negocios después, como antaño, con la compra del banco turco Yapi Kredi en 2005 por parte de Unicredit y Koç Group.
Esta operación convirtió a la entidad italiana en una de las más expuestas de Europa a la patria de Ataturk -rasgo que comparte con BBVA-, con el control de un 10% de los préstamos del mercado turco.
No obstante, "el canal de contagio a través de los bancos europeos es limitado", sostienen los analistas de Goldman Sachs Jernej Omahen y José Abad, en referencia a la posibilidad de que una nueva crisis de la lira pueda impactar en esta parte del Mediterráneo.