
En marzo del año 2015 las páginas de los periódicos se llenaban de titulares que hablaban del nacimiento de un nuevo gigante alimentario a nivel mundial. Por aquel entonces el fondo brasileño 3G y Berkshire Hathaway alcanzaban un acuerdo para comprar Kraft Foods y fusionarla con Heinz, una compañía que habían adquirido dos años antes.
La operación requería un desembolso inicial de 40.000 millones de dólares para hacerse con Kraft Foods y permitía la creación de un grupo que facturaba 28.000 millones de dólares al año y con un valor bursátil que se acercaba a los 90.000 millones de dólares. Ahora, la historia es muy diferente y la receta de mezclar ambas compañías no deja buen sabor de boca al inversor, con un valor bursátil que cae de los 40.000 millones de dólares y una cifra de negocio de 26.259 millones de dólares.
"A pesar de nuestras cautelosas previsiones para la empresa durante los últimos años, la compañía ha excedido con mucho nuestro escenario de peor caso posible a distintos niveles, lo que requerirá un tiempo adicional para digerir la magnitud y la profundidad de los retos que afronta Kraft Heinz", explican desde BMO Capital Markets.
Desde los máximos que alcanzó en 2017, la multinacional ha tenido un camino turbulento en bolsa, pero el peor momento llegó el 21 de febrero, cuando tuvo que anunciar un saneamiento de 15.000 millones de dólares, dio una guía de ebitda un 15% por debajo del consenso e hizo pública una investigación de la SEC. Todo ello provocó una caída del 28% en el parqué. Buffett sufre un roto de 3.900 millones de dólares.
"La compañía tuvo un día memorable. No alcanzó las expectativas del consenso, dio unas perspectivas bajas de ebitda y aún peor en beneficio por acción, recortó su dividendo un 36% y anunció una investigación del regulador", resaltan desde JP Morgan, donde han recortado su recomendación de comprar a mantener.
Lo cierto es que la alimentaria afronta varios problemas en el horizonte, con un negocio que no logra crecer y unos márgenes que van en retroceso. El margen operativo de la compañía ha pasado del 27,2% que alcanzó en 2016 al 23,2% en 2018. Su capacidad para convertir los ingresos en beneficios era uno de los principales puntos fuertes de la compañía, pero lo cierto es que la diferencia que le sacaba al sector va desapareciendo poco a poco.
"Hay muchas preguntas que aparecen ahora en torno a la estrategia de Kraft Heinz. Y la más acuciante es la relacionada con la estructura de márgenes de la compañía y cuánto tendrá que reducirlos para lograr un crecimiento orgánico sostenible", aseguran en Citi.
En el año 2016 el margen de la firma era 11,1 puntos porcentuales superior al del resto de la industria y ahora esta diferencia apenas es de 6,6 puntos porcentuales. De cara a 2019 los analistas estiman que Kraft Heinz convertirá en beneficio operativo 21,9 dólares de cada 100 que ingresen, una caída de 130 puntos básicos. "Nos sorprendió oír a la dirección de la compañía hablar al menos 6 veces el pasado jueves sobre su margen líder dentro de la industria cuando este hecho, aunque cierto, es menos espectacular de lo que lo era anteriormente", apuntan en JP Morgan.
Sin crecer
Más allá de los márgenes, otro de los problemas que vislumbran los analistas es su incapacidad para crecer. En 2017 su cifra de negocio retrocedió un 0,9%, en 2018 se mantuvo prácticamente plana y para 2019 los analistas estiman una contracción de algo más del 1%. "Durante los últimos años el beneficio bruto de la compañía se ha mantenido estable, su facturación ha caído y su deuda ha aumentado. Esta no es una progresión idílica de las métricas financieras", señalan en el banco norteamericano.
Con respecto al beneficio bruto, los analistas esperan una caída del 3% en 2019 con respecto a 2018 y que en 2020 apenas lo mantenga plano. Estas estimaciones están en línea con el guidance de la compañía de un ebitda de 6.400 millones este año y con el beneficio bruto que alcanzaban ambas compañías juntas en el momento de la fusión. "Las previsiones para 2019 sugieren que casi todas las sinergias logradas habrán desaparecido el próximo año", lamentan en Goldman Sachs.
Las ambiciones de la empresa
La fusión entre Kraft y Heinz creó un gigante de la alimentación y los objetivos de la compañía eran realmente ambiciosos. En febrero de 2017 hizo una oferta por 143.000 millones de dólares para comprar Unilever. En aquel momento, la compañía valía en torno a 106.000 millones de dólares.
Sin embargo, la oferta fue desechada por Unilever y a los 3 días Kraft retiró su oferta y el tiempo ha dado la razón a la primera al rechazar la proposición. La oferta incluía un pago en efectivo y una parte en acciones de Kraft Heinz, una opción que, a la vista de los últimos movimientos, habría sido desastrosa para los inversores. A día de hoy, la firma británico-holandesa vale cerca de 150.000 millones de dólares, casi 4 veces más que Kraft Heinz.
Eso sí, las circunstancias no parecen haber desanimado a Kraft Heinz de seguir siendo protagonista en posibles consolidaciones. "Nuestra decisión es ejecutar una estrategia para desendeudarnos más rápido, para tener una mejor posición para futuras consolidaciones", aseguraron desde la compañía.
"Con los inversores siendo cada vez más sensibles a los balances endeudados y pendientes de la calidad de las operaciones corporativas, pensamos que habrían preferido que la dirección de la empresa arregle su propia casa antes de comprar otra", reflexionan en JP Morgan.