
Después de una primera mitad de 2018 en la que los precios del oro se desplomaron, desde que empezó octubre el metal precioso se ha revalorizado un 11% en el parqué, encadenando 4 meses consecutivos de subidas, la racha más larga de los últimos siete años. Las caídas de las bolsas que empezaron ese mes, una Reserva Federal que se toma un descanso en su proceso de subir tipos, la incertidumbre por la guerra comercial y por un debilitamiento macroeconómico cada vez más evidente para muchos, están apoyando las subidas del oro, que se reivindica como refugio para los inversores en momentos de inquietud y desconfianza.
Cuando las cosas pintan feas muchos inversores se apresuran a proteger su dinero, y el clásico activo reconocido como refugio en los mercados es una materia prima: el oro. El metal precioso está viviendo una, por ahora, pequeña 'fiebre', desde que en octubre los mercados de renta variable sucumbieron al pesimismo y a la incertidumbre. Tardaron más de lo que algunos expertos esperaban, pero finalmente llegaron las subidas del metal precioso.
Desde septiembre, el precio del oro ha subido cerca de un 11%, encadenando cuatro meses seguidos revalorizándose, la racha más larga en siete años. El metal cotiza ahora en los 1.312 dólares por onza, máximos desde mayo de 2018, y en lo que va de año su precio ha subido un 2,6%.
La entrada de dinero en fondos cotizados (ETF) sobre el metal es un reflejo de hasta qué punto los inversores tienen ahora propensión por el oro: en enero, según datos que recoge Bloomberg, aumentó en 70,6 toneladas la cantidad de oro que está invertido en ETFs, el mayor incremento en un mes desde febrero de 2017. Ahora hay el equivalente a 2.280 toneladas de oro invertidos en ETFs, un nuevo récord no visto en seis años, que se traduce en 105.586 millones de euros.
Las causas de la subida
Teniendo en cuenta el atractivo del metal en momentos complicados para la economía y las bolsas, son varios los factores que han podido contribuir ahora al interés de los inversores por el oro. Uno de los más evidentes es la inquietud que están generando las malas previsiones de crecimiento económico: muchos analistas y organismos, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o los grandes bancos centrales de mundo, están recortando sus previsiones de PIB, en un momento en el que el ciclo está maduro en grandes economías como la estadounidense, que, según avisan muchos expertos, va a ver diluido este año el impacto de la reforma fiscal de Donald Trump.
Además, la guerra comercial entre Estados Unidos y China está contribuyendo, al miedo general de los inversores, que se preguntan cómo se resolverá y qué consecuencias tendrá el final de la pugna arancelaria entre los dos titanes, primera y segunda economía mundial, respectivamente.
En medio de este tumulto y probablemente en parte consecuencia de ello, en la última reunión de la Reserva Federal, la semana pasada, Jerome Powell, presidente del organismo, quiso destacar que actuarán con "paciencia" en el proceso de subida de los tipos de interés. Desde ActivTrades destacan esto como un catalizador importante para que se produzcan mayores subidas del oro: "Su precio sigue subiendo ante las expectativas de una Reserva Federal más moderadas", explica la firma.
Y es que, el oro tiene una correlación inversa con el dólar estadounidense, un activo muy influenciado por las decisiones de la Fed. Así, cuando el dólar sube, el oro suele bajar, mientras que una caída de la divisa genera interés por el oro como alternativa.
¿Seguirá encareciéndose?
El consenso de mercado que recoge Bloomberg estima que la subida del metal ha ido demasiado lejos, ya que pronostican que el precio del oro se moverá en el segundo trimestre de 2019 a un precio medio de 1.276 dólares por onza, un 2,75% por debajo de los precios actuales. Eso sí, de cara al último trimestre prevén que el metal supere los 1.300 dólares por onza, y para los primeros tres meses de 2020 la estimación avanza hasta los 1.323 dólares.