
Si hay una palabra que a lo largo de las últimas semanas haya sido utilizada hasta la saciedad para definir la situación y el entorno de IAG -tanto bursátil como empresarial- esa es incertidumbre. Analistas e inversores no han dejado de aludir a este término cada vez que se referían a los títulos de la mayor aerolínea de Europa, y eso es algo que se refleja en un comportamiento lateral en bolsa en los últimos meses y la pérdida de la recomendación de compra hace quince días, para pasar a ser un mantener.
No es para menos. Esta incertidumbre en Reino Unido, país en el que tiene su sede social la compañía, sigue acrecentándose. Y es que el Parlamento Británico aprobó esta semana, por escaso margen de votos, exigir al Gobierno un nuevo acuerdo con la Unión Europea para la salida de Reino Unido de la misma.
Esta situación no es positiva para las compañías con intereses en ambas zonas geográficas en general y para las firmas aéreas e IAG en particular.
El Brexit es un quebradero de cabeza para algunas aerolíneas continentales, que ahora deben demostrar que más de un 50 por ciento de sus accionistas son de la UE para poder mantener sus derechos de vuelo a algunos países. Es el caso de IAG, que cuenta con una amplia proporción de inversores de fuera de la Unión según los datos recopilados desde Bloomberg, y que, por ende, se juega la pérdida de los derechos de vuelo en Europa de sus aerolíneas. Por eso, los accionistas de IAG imploran para que la primera ministra británica logre que la Cámara de los Comunes apruebe el acuerdo de retirada que finalmente acabe llevando Theresa May tras volver a reunirse con la UE.
Su 'reputación', en entredicho
En este sentido, IAG, que siempre se ha caracterizado por tener uno de los consejos de compra más claros de su sector y del mercado, ha dejado de tener a los analistas unánimemente de su lado. De hecho, la compañía no tenía tantas firmas de inversión recomendado a sus clientes deshacer posiciones (un 16 por ciento del total del consenso) desde principios de 2014, es decir, desde hace casi un lustro.
"La incertidumbre en cuanto al impacto del Brexit", es uno de los principales riesgos a los que se enfrenta la compañía, según señalan desde Renta 4. E igual opinan desde el departamento de análisis de Citi. Pero no es el único. "La sobrecapacidad en el sector en Europa, los repuntes del precio del crudo y la posibilidad de sufrir ataques terroristas" son otros de los grandes peligros a los que aluden los expertos.
Morgan Stanley o HSBC son solo algunos de los ejemplos de firmas de inversión que ha deteriorado su recomendación sobre los títulos de la firma dirigida por Willie Walsh y presidida por Antonio Vázquez en los últimos meses.
"Vemos que IAG ofrecerá en 2019 un crecimiento de beneficio plano", aseguran desde Barclays, desde donde afirman que el grupo "enfrenta riesgos adicionales relacionados con Brexit tanto por la conversión de moneda como por los riesgos relacionados con la demanda".
Trata de reactivar dos de sus turbinas
Históricamente, el inversor de IAG ha sido consciente de cómo influía en su cotización el efecto divisa y el comportamiento del barril de petróleo, aunque este último factor ha sido común para cualquier compañía del ramo que se precie. De hecho, ambos factores han sido durante prolongados periodos de tiempo -como en los primeros compases de 2015- las turbinas que han impulsado la revalorización en bolsa de las acciones del grupo.
El comportamiento alcista de la divisa británica beneficia a IAG, que al convertir a su moneda base -el euro- los beneficios obtenidos en el extranjero a un tipo de cambio más favorable obtiene unas ganancias mayores.
En este sentido, la fuerte depreciación que vivió la moneda británica el 23 de mayo de 2016, tras conocerse los resultados del referéndum de salida de Reino Unido de la Unión Europea, también contribuyó a que la compañía registrara una de sus peores sesiones bursátiles de la historia. Y es que, una de sus principales turbinas había gripado. No es para menos. La compañía aérea tiene una gran parte de su negocio en Reino Unido, región de donde recibe más de un 30 por ciento de sus ingresos y donde el tráfico sigue subiendo.
En este sentido, la recuperación de la divisa británica frente a la europea en los últimos meses ha hecho que IAG vuelva a retomar el vuelo en el parqué. Desde los mínimos marcados en 2016 (el año del referéndum), la divisa ha recuperado casi un 4 por ciento frente al euro, algo que ha redundado en una revalorización de IAG del 85 por ciento desde los mínimos marcados ese mismo ejercicio. De hecho, ya ha vuelto a cotizar por encima de los niveles a lo que cotizaba antes de la votación.
Sea como sea, lo que es evidente es que su comportamiento en el mercado está ligado al de la libra, que a su vez se ha mostrado como el termómetro que mejor refleja el estado de las negociaciones entre Bruselas y Londres.
La que parece ya menos evidente es la correlación inversa que han mantenido tradicionalmente las firmas aéreas con la evolución del petróleo. Algo que ha conseguido gracias a seguros para garantizarse el precio del crudo a un determinado nivel durante un determinado periodo de tiempo -las llamadas coberturas-.
Pendientes del ruido corporativo
El otro gran factor que ha marcado la evolución de IAG y sus previsiones de cara a futuro en los últimos meses ha sido el ruido corporativo. La hipotética adquisición de Norwegian por parte del holding angloespañol ha hecho correr ríos de tinta.
Ambas compañías prácticamente habían llegado al final de sus negociaciones para que la firma nórdica se incorporara a la cartera de aerolíneas de IAG, algo que en principio favorecería un incremento del tráfico de bajo coste en las rutas Europa-Norteamérica de la española. Sin embargo el acuerdo no llegó a corroborarse.
"Consideramos positivo para las acciones de IAG que finalmente no se haya llevado a cabo la operación, ya que los riesgos de un mayor apalancamiento y el impacto potencial en el dividendo y la recompra de acciones se reducirían en el corto plazo", afirman desde Citi. "En este sentido", prosiguen los mismo expertos, "creemos que IAG sí que tendrá que explorar otros activos atractivos para crecer en un mercado con capacidad limitada".
El crecimiento puro y duro
A corto plazo, estas incertidumbres están generando que los analistas apenas atisben crecimiento de cara al más inmediato corto plazo. "Hemos ajustado levemente a la baja los ingresos unitarios por pasaje y elevado los gastos unitarios de combustible", aseguraban desde Renta 4 hace unas semanas.
En este sentido, entre 2018 y 2019, la compañía apenas logrará hacer crecer su beneficio neto a pesar de que sus ingresos sí que se verán incrementados en cerca de un 7 por ciento, según recogen las estimaciones del consenso de mercado. También registrara alzas cercanas al 10 por ciento su ebitda (beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones).
A medio plazo, la visión es algo más optimista. Hasta 2021 los expertos vaticinan un crecimiento de, al menos, un 20 por ciento de sus ganancias netas hasta alcanzar su nivel más alto de toda su historia al superar la cota de los 3.000 millones de euros ese mismo ejercicio.
Sea como sea, hasta el próximo día 28 de febrero, inversores y analistas no saldrán de dudas con sus resultados. Y es que será ese día cuando la compañía anuncie sus resultados correspondientes al último trimestre del año y al ejercicio en su conjunto.