Bolsa, mercados y cotizaciones

La sequía en el mercado de crédito toca niveles no vistos desde 2011

  • La emisión de bonos en 2018 registró su peor marca en 7 años a nivel global
Foto: Archivo

Los últimos compases de 2018 exacerbaron las grietas en el mercado de crédito, llegando incluso a niveles no registrados en la última década. Las comparaciones suelen ser odiosas, pero la emisión de nueva deuda corporativa tocaba en diciembre su peor mes en más de diez años, según los datos de la consultora Refinitiv. De hecho, en el conjunto de 2018, las colocaciones de bonos, tanto con grado de inversión como la conocida como deuda basura, alcanzaron a nivel global los 1,34 billones de dólares, tan solo un cuarto de la cantidad registrada un año antes y su peor marca desde 2011.

"En EEUU, la salud del sector empresarial no financiero se ha debilitado notablemente en los últimos años", avisa Paul Della Guardia, economista del Instituto Internacional de Finanzas (IIF, por sus siglas en inglés). Entre los factores que han propiciado esta situación se encuentran, por ejemplo, el aumento de la financiación de los préstamos a corto plazo a medida que existe una mayor dependencia en ellos, así como el deterioro en la cobertura de intereses y el endurecimiento de la política monetaria.

Un tercio de la deuda estadounidense con grado de inversión tiene índices de apalancamiento

Hoy en día, en la economía más grande del mundo, alrededor de un cuarto de los emisores con una calificación altamente especulativa, también conocida como basura, cuenta con un rating de B- o peor, su nivel más alto desde 2009. Esto supone un aumento significativo desde el 17% registrado hace cuatro años, cuando la Fed todavía mantenía los tipos excepcionalmente bajos, entre el 0 y el 0,25%, según datos de S&P.

No solo eso. De acuerdo con los datos que coteja el banco de inversión Cantor Fitzgerald, citados por el Financial Times, un tercio de la deuda estadounidense con grado de inversión tiene índices de apalancamiento, la métrica que mide la capacidad de una empresa para costear su deuda, que son más típicos de compañías con una calificación de deuda especulativa.

El aumento de la deuda corporativa cercana a ser considerada basura puede ser un serio problema si la economía se debilita

El Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) recalcó en su último informe trimestral que el aumento de la deuda corporativa con calificación BBB, a un escalón de ser considerados basura, "flota como una nube oscura sobre el mercado".

"Si esta deuda sufriera una rebaja de recomendación a medida que la economía se debilita, generaría una presión considerable en un mercado que ya puede considerarse bastante ilíquido y, en el proceso, generar un contagio más amplio", indicaban desde la institución.

El sector del comercio minorista, uno de los que tiene mayor riesgo de impago de su deuda

Gershon Distenfeld, codirector de renta fija en Alliance Bernstein, espera que en 2019 "el crecimiento global se desacelere, que la inflación aumente y que la liquidez del mercado se vuelva todavía más escasa". "Esperamos que los activos de menor calidad crediticia, como algunos bonos basura con calificación CCC y los préstamos bancarios apalancados enfrenten mayor tensión", reconoce. Por el contrario, recomienda a los inversores "priorizar la deuda de compañías con balances estables y modelos de negocios sólidos, así como de países con gobiernos que garanticen políticas prudentes".

¿Significa que podríamos estar ante una oleada de impagos, especialmente en sectores que aún no han sufrido una contracción de crédito? Posiblemente. Entre las empresas con mayor riesgo, según algunos expertos, destacan sectores como el comercio minorista.

Los préstamos apalancados

En los últimos meses, varias instituciones internacionales y bancos centrales, entre ellos la propia Fed, han destacado las preocupaciones sobre el mercado de préstamos apalancados, que el Fondo Monetario Internacional estima alcanza ya los 1,3 billones de dólares. Solo en 2018 su emisión alcanzó al menos los 745.000 millones de dólares, no lejos de los niveles previos a la crisis financiera.

"La acumulación de deuda corporativa no financiera y los préstamos apalancados en EEUU y en otros mercados podrían convertirse en una fuente de inestabilidad si una contracción financiera empujase considerablemente al alza los costes de los préstamos y forzase una corrección en el ciclo crediticio", reconoce Paul Gruenwald, economista global de S&P Global Ratings.

A pesar de este pesimismo, Gruenwald no atisba una crisis como tal en el horizonte. Según su punto de vista, la desaceleración actual "es necesaria y saludable". "Esperamos que el proceso sea razonablemente ordenado, con los recientes episodios de turbulencias en el mercado siendo un recordatorio de que las desaceleraciones no siempre son agradables", explica, incidiendo, eso sí, en que la recuperación global sincronizada es agua pasada.

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