
En los últimos diez años el índice bancario de la eurozona ha sufrido una caída que se acerca al 40%, lo que supone una pérdida anualizada del 4,4%. Mientras, el Eurostoxx 50 -pese a haber quedado sustancialmente rezagado frente a los índices estadounidenses- ha logrado una subida del 54%, una rentabilidad anualizada del 4,8%.
Así las cosas, la banca parece haber agotado la paciencia de los inversores, que han castigado al sector con una caída del 30% en lo que va de año, situando su valoración en niveles similares a los del Brexit o a los de la crisis de deuda soberana. Los inversores llevan años esperando una recuperación del sector que nunca parece llegar, ¿será 2019 el año en el que por fin reaccionen?
Con las dudas que han crecido en los mercados durante los últimos meses sobre la salud de la economía global, los expertos creen que será difícil que el sector lo haga bien sin encontrar antes algo de estabilidad en la macro global. "Da igual el atractivo aparente de su valoración relativa, los bancos son primero y principalmente cíclicos con una beta alta. A menos que los inversores esperen una estabilización de la macro y de los riesgos políticos de Europa y unas bolsas que suban, aconsejaríamos que se mantengan alejados de la industria", explican desde UBS.
Cotiza a 0,6 veces su valor en libros y su multiplicador de beneficios de los próximos 12 meses se sitúa en las 7,5 veces
De momento, la industria cotiza a 0,6 veces su valor en libros y su multiplicador de beneficios de los próximos 12 meses se sitúa en las 7,5 veces. "Entran en 2019 cotizando a su nivel más bajo por PER para el año desde 2011, lo que es un comienzo relativamente alentador, dada la mejora que se ha producido en los ratios de capital y en la rentabilidad", apuntan desde Bloomberg Intelligence.
Necesita un catalizador
Con todo, los expertos insisten en que las valoraciones por sí solas no serán suficientes para hacer reaccionar a un sector que necesita catalizadores para poder recuperar la confianza de los inversores. El más evidente es una subida de tipos de la eurozona, cuya previsión se ha retrasado en los últimos meses.
Si en algunos puntos del año se llegó a esperar un alza del precio del dinero en diciembre de este año, el BCE ya dejó claro que esta no llegaría hasta después del verano y el mercado ahora mismo no descuenta un primera alza de 10 puntos básicos hasta diciembre del año que viene. "Vemos un aumento en la confianza de que el BCE suba tipos en 2019 como más importante para el multiplicador de beneficios que a las previsiones en si mismas a corto plazo", explican desde UBS.
Y es que la baja valoración del mercado se puede explicar en gran parte por un temor a que al BCE no le de tiempo a subir tipos, o solo pueda hacerlo de una manera mínima, lo que dejaría al sector en una situación aún más complicada. "Los tipos más altos no son solo un apoyo para los márgenes de los bancos, se necesitan también para que simplemente puedan mantenerlos. Si remplazásemos la rentabilidad media de los préstamos que tienen los bancos en cartera con el interés al que están prestando actualmente, perderían el 9% de su ingresos netos de intereses y aproximadamente el 30% de su valor en libros tangible", advierten en la entidad helvética.
"Cualquier mejora en los múltiplos pagos probablemente venga por la macro y no está descontada. Unos tipos más altos, un menor riesgo soberano que lleve a un menor coste del capital por ejemplo por Italia serían claves. Vemos una limitada capacidad de crear valor por parte de las directivas toda vez que no hay historias de recortes de costes o están descontadas y no hay grandes cambios en el mix de negocio", señalan en JP Morgan.