
Las últimas caídas en el mercado estadounidense han puesto nerviosos a los inversores, que se encuentran en un momento crucial al tratar de discernir si estamos ante un mercado bajista o una corrección, pero ¿cuáles son las características de cada uno de ellos? Lo analizamos en la última entrega de la Escuela de Inmersión a Fondo.
Tras un 2017 inusualmente tranquilo, en 2018 los sobresaltos se acumulan en el mercado. El inversor tendrá que distinguir si las últimas caídas son solo una corrección de la que puede sacar provecho o el inicio de un mercado bajista, pero de lo que nadie duda es de que estamos ante los últimos coletazos del ciclo en EEUU y los economistas empiezan a poner en fecha una recesión. Lo cierto es que no todas las recesiones -técnicamente se considera una recesión cuando el PIB de una economía se contrae durante dos trimestres consecutivos- han tenido su mercado bajista ni todos los mercados bajistas han tenido su recesión, pero ambos conceptos están ligados de manera habitual.
El último acertijo que plantea el mercado es una especie de muerte o susto para el inversor. Discernir correctamente si la corrección que está viviendo la renta variable de EEUU se quedará en eso, un susto, o es el comienzo de un mercado bajista que ponga el epitafio al ciclo alcista más largo de Wall Street marcará los retornos de los próximos años. Pero, ¿cuál es la diferencia entre una corrección y un mercado bajista? De manera generalizada, se establece que para identificar un escenario bajista en las bolsas es necesario una caída del 20% desde los anteriores máximos y que el mercado se mantenga en esos niveles al menos durante dos meses. Por contra, una corrección es algo normal dentro de un ciclo alcista que, además, genera oportunidades para que el inversor aproveche para aumentar su exposición. Eso sí, confundirse a la hora de distinguir si un mercado es bajista o estamos en una corrección puede tener consecuencias nefastas, ya que es prácticamente imposible adivinar cuál será el fondo en una bolsa a la baja.
Si los últimos retrocesos fuesen solo una parada en la tendencia alcista de las bolsas al inversor todavía le esperan jugosas rentabilidades. Según datos de Morgan Stanley, cuando se produce una corrección en un mercado al alza, el S&P acaba de media 12 meses después de su pico un 9% por encima del mismo y Europa, un 6%. Desde los niveles actuales esto supondría retornos del 20 y del 16%, en cada caso. Por contra, en un mercado bajista el Viejo Continente corrige de media un 19% y EEUU lo hace un 22%. Eso sí, las diferencias entre los distintos mercados bajistas son sustanciales y los más severos pueden acabar con los nervios de cualquier inversor: en el que se vivió entre 2000 y 2002 el S&P 500 sufrió una caída del 49% y en el que tuvo lugar entre 2008 y 2009 el retroceso fue del 57%. Eso sí, quien fuese capaz de mantener la calma en marzo de 2009 y comprar el S&P en sus mínimos habrá visto multiplicar por tres su inversión desde entonces. Pero, ¿cuál es el escenario actual?
El S&P 500 corrige un 8% desde máximos del año y el Eurostoxx lo hace un 15%, por lo que aún no entraría dentro de la definición de un mercado bajista. "La severidad de las últimas caídas parecen más consistentes con los retrocesos más cortos y bruscos que se ven en las correcciones que en los mercados bajistas, en los que normalmente se ve un proceso prolongado de caídas", apuntan en Morgan Stanley. Así, los inversores podrían encontrarse ante una oportunidad atractiva para engordar su cartera. "Las caídas en bolsa durante el último mes parecen excesivas en relación a los riesgos que acechan en el mercado. Las valoraciones de EEUU y la bolsa global han caído a niveles no vistos desde febrero de 2016 y la ecuación rentabilidad riesgo para la renta variable se ha vuelto más atractiva", apunta Mark Haefele, jefe de Inversión de UBS Global Wealth Management.
El EuroStoxx cotiza a un multiplicador de beneficio de 12,2 veces, lo que supone un descuento del 16% frente a su media histórica y el nivel más bajo desde 2013. Mientras, el S&P se compra a 15,6 veces sus ganancias de los próximos 12 meses, en línea con la media de los últimos 20 años. "En Europa sí que se puede decir que hay precios atractivos en bastantes compañías si se parte de la hipótesis de que en 2019 ni en Europa ni en EEUU va a haber una recesión aunque sí menor crecimiento", señala Jesús Sánchez Quiñones, director general de Renta 4. Pero, ¿cuál es la señal para saber que será el momento de comprar? "Es muy pronto para decir que es una oportunidad de compra obvia. Esta podría emerger en Europa cuando acabe la incertidumbre por Italia y en emergentes cuando la amenaza de las subidas de tipos y un dólar fuerte desaparezcan", apunta Pascal Blanqué, jefe de Inversión de Amundi.
¿Y la recesión?
En lo que están de acuerdo los analistas es en que estamos ante uno de los últimos coletazos del ciclo alcista al otro lado del Atlántico y, aunque poner fecha a la recesión es imposible, los indicadores comienzan a registrar repuntes en las probabilidades de una contracción de la economía.
El modelo de la Fed de Nueva York -basado en la curva de tipos- da una probabilidad del 13% a una recesión a 12 meses. "Este nivel está por debajo del clave del 30%, el que ha alertado en las últimas siete recesiones, pero es el más elevado desde 2008", explican en Oxford Economics. Por su parte, el modelo de la propia consultora -basado en los tipos, la curva de los bonos y en el índice de actividad nacional de la Fed de Chicago- da una posibilidad del 24% a una recesión en los próximos seis meses, si bien en las últimas siete la cota mágica ha sido el 50%.
La mayor parte de economistas fija la próxima contracción de la economía de EEUU entre 2020 y 2021. Según la última encuesta de la Asociación Nacional de Economía Empresarial (Nabe), el 10% de los analistas espera que la recesión comience en 2019, el 56% la prevé en 2020 y el 34% restante mira a 2021. Más allá de ponerle fecha, también es fundamental saber la magnitud de la misma. De media, las caídas en EEUU ante un escenario bajista han sido del 22%, pero algunas han sido mucho más profundas. "Hay evidencias de que a los periodos de expansión más largos les siguen recesiones más profundas. Esto es consistente con la visión de que los riesgos pueden tomarse un largo tiempo acumulándose antes de estallar, quizás de manera espectacular. La baja volatilidad macro podría ser simplemente un preludio de la inestabilidad futura", advierten en Oxford Economics.