
Al tiempo que los bancos tradicionales lanzan sus modelos de gestión automatizada, los 'robo advisors' empiezan a incluir a gestores personales en sus servicios.
A lo largo de la vida uno tiene que tomar muchas decisiones que implican una renuncia explícita a todas las demás alternativas: elegir el equipo de fútbol, tener o no hijos, ser de izquierdas o de derechas, tomar nesquik o Cola Cao... En los últimos años parecía que también había que decidir entre el asesoramiento personal del banco tradicional y el asesoramiento robotizado que empezaron a ofrecer en España hace apenas cinco años los robo advisors, pero en los últimos meses se ha visto que no, que las finanzas no entienden de extremos, que se mueven permanentemente en un mundo de grises.
Eso se nota en que ya hay poco banco tradicional que no haya sucumbido a la idea de lanzar su propio robo advisor apoyado por un contexto de MiFID II en la que los costes, que ahora serán mucho más transparentes y que no se mostrarán en porcentaje sino en euros contantes y sonantes, ganarán importancia en las decisiones que tomen los inversores. Como también ha ganado importancia en los últimos años la demanda de soluciones tecnológicas sencillas por parte de unos usuarios que quieren implementar de una manera cada vez más ágil sus decisiones de inversión. De hecho, según un estudio realizado por Axis Corporate y EFMA, el 69% de los bancos sitúan la digitalización del asesoramiento financiero entre sus cinco prioridades estratégicas.
Pero la demanda de tecnología por parte de los usuarios de banca no implica que estos estén dispuestos a renunciar a la personalización de la que han disfrutado sus clientes con mayor o menor éxito en el pasado. De hecho, según se menciona en el informe Building de future of mobile banking, presentado por EFMA en colaboración con Wavestone "la realidad es que alguna forma de presencia física sigue siendo bien recibida por los clientes, a pesar de que la mayoría de los bancos saben que deben reposicionar su modelo de rama tradicional".
Y es por ello que a la vez que los bancos de la old school se están volviendo más techies, los robo advisor se están volviendo más tradicionales al incluir entre sus servicios la personalización y humanización que tanto brilló por su ausencia en sus comienzos. Al fin y al cabo, tal y como explica Salvador Mas, CEO de Finametrix "los robo advisors antiguos están cambiando su modelo de negocio hacia otro de planificación patrimonial. Están pasando de ser robo advisor a android advisor". "El nuevo paradigma de la revolución digital en el mundo de los servicios de inversión, exige esta colaboración, integración o acuerdos entre los actores tradicionales y los nuevos jugadores digitales, incluso entre ellos mismos, en una industria multimillonaria, pero que en muchos casos ha sido incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos y que necesita integrar nuevas soluciones, con el fin de adaptarse al nuevo entorno, que en nada tiene que ver con el que han disfrutado tanto tiempo", afirma en su blog Martin Huete, cofundador de Finizens, que acaba de fichar por Finnovating para liderar el desarrollo nacional e internacional del área de wealthtech.
Ese es el área en el que están trabajando precisamente los robo advisors ahora. Por ejemplo, tanto InbestMe como Finizens han presentado en los últimos meses sus propios servicios de planificación financiera para avanzar hacia ese área que mezcla la planificación financiera con las últimas novedades tecnológicas. "Fuimos los primeros en lanzar InbestMe Plus, que que combina las ventajas de la gestión automatizada con la asistencia de un gestor financiero personal certificado para clientes con patrimonios mínimos de 100.000 euros, lo que nos acerca a la banca privada", afirma Jordi Mercader, CEO de InbestMe, quienes recientemente han lanzado también la primera cartera automatizada de fondos socialmente responsables y avanzan novedades en el área de carteras temáticas de cara a los próximos meses.
También a inversores con patrimonios superiores a los 100.000 euros se dirige el último servicio lanzado por Finizens. Se trata de Finizens Premium, un servicio de gestión discrecional de carteras para patrimonios de entre 100.000 euros y 50 millones de euros al que calculan que ya pueden acceder el 25 por ciento de sus 3.900 clientes. "Es un servicio independiente que contará con el apoyo de un gestor de patrimonios personal [de momento, ya tienen personas contratadas] y que contará con comisiones un 85 por ciento más baratas que la media", apuntó en la presentación a medios Giorgio Semenzato, CEO de Finizens.
También Indexa Capital se ha sumado en las últimas semanas a ese nuevo modelo de wealthtech con la puesta en marcha su sistema de planificación financiera. El mismo incorpora variables las inversiones actuales de un cliente, su ritmo de aportaciones, su previsión de aportaciones, las expectativas de rentabilidad y el riesgo de sus inversiones en fondos o planes de pensiones. Con esta información, el sistema hace una primera estimación de cuánto dinero podría retirar cada mes en un determinado horizonte temporal con tres escenarios: uno positivo, uno negativo y uno promedio y así da al cliente la posibilidad de modificar sus aportaciones mensuales para poder conseguir su nivel de ingreso deseado a largo plazo. Las dos grandes diferencias con respecto a los modelos de Finizens e InbestMe es que es un servicio gratuito al que pueden acceder todos sus clientes, aunque no cuenta con el gestor personal que sí ofrecen los otros dos robo advisors.
Las opciones que tiene el inversor español para ahorrar no han hecho otra cosa que crecer en los últimos años pero la mala noticia es que esas alternativas no han crecido al mismo ritmo que el ahorro financiero. De hecho, la CNMV ha alertado de que el exceso de ahorro en ladrillo que hay en España provoca que un inversor español destine 642 euros al año a activos financieros, frente a los 1.432 euros que se dedican de media en la zona euro.