
La OPEP está viviendo uno de los años más vertiginosos de su historia, pasando de recortar la producción de petróleo a aumentarla lo más rápido posible (para contentar a Trump y a la AIE). Todavía puede que tenga que revertir este movimiento una vez más. El petróleo acumula una caída de más del 17% desde que tocase los 86 dólares a principios de octubre, lo que podría inclinar al cártel a recortar su producción ante unas expectativas de demanda inferiores y el riesgo de que el Brent pierda los 70 dólares.
Arabia Saudí y otros productores estarán reunidos en Abu Dabi el fin de semana y debatirán una perspectiva preocupante: a pesar de las sanciones de Estados Unidos contra Irán, los mercados mundiales están recibiendo una nueva oleada de shale oil estadounidense y una demanda inferior a la estimada en un primer momento. Estos factores suponen una amenaza que podría desembocar en creación de un nuevo superávit en 2019.
Según fuentes de la OPEP a las que ha tenido acceso Reuters, no se puede descartar una vuelta a los recortes para evitar una nueva acumulación de inventarios en los países desarrollados. Un delegado del cártel tras ser preguntado sobre si existe la posibilidad de que se apruebe una reducción del bombeo contestó que "lo único cierto es que no vamos a hacer lo contrario", que sería aumentar la producción como venían haciendo Rusia y Arabia Saudí.
El Brent cae un 17% desde octubre
Los precios del petróleo ya reflejan estas preocupaciones. El crudo Brent para entrega de enero ha retrocedido cerca de un 17% desde máximos de cuatro años alcanzado a principios de octubre. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados han mostrado su preocupación. El mes pasado indicaron que podrían tener que reducir los niveles de producción.
El dato de reservas de crudo publicado hoy por la Agencia de la Energía de EEUU ha vuelto a mostrar un aumento de los inventarios superior al esperado. Las reservas de petróleo crudo se han incrementado en 5,78 millones de barriles. El petróleo que cotizaba hoy con avances ahora muestra menos entusiasmo y el barril de West Texas, de referencia en EEUU, y el Brent, en Europa, caen en el mercado.
"El mensaje de la OPEP parece ser: abróchense los cinturones de seguridad", sostiene Bob McNally, presidente de Rapidan Energy Advisors, una consultora de Washington. El grupo parece estar listo para "apretar el acelerador al máximo para aumentar la producción, y luego inmediatamente presionar los frenos bastante fuerte y hablar de recortar el suministro".
Si el líder del grupo, Arabia Saudí, finalmente decide que es necesario realizar nuevos recortes, se enfrentará a una serie de desafíos.
Necesitará una vez más asegurar el apoyo de su histórico rival, ahora convertido en socio, Rusia, que tiene una menor dependencia del petróleo. Los dos países han iniciado consultas sobre el tema, según informó el miércoles la agencia estatal de noticias rusa Tass. También existe el riesgo de poner en contra al aliado geopolítico clave del reino, el presidente de EEUU, Donald Trump.
Cambios rápidos y drásticos
Todo esto está muy lejos del habitual mantra de la OPEP de preservar la estabilidad y una administración cuidadosa del mercado. Además, refleja el nivel de incertidumbre en un mercado que experimenta enormes cambios en la oferta y la demanda.
A principios de octubre, el Brent subió por encima de los 86 dólares el barril ante el riesgo de un déficit en la producción debido a las sanciones contra Irán, el colapso económico de Venezuela y una demanda vigorosa. La menor producción de los dos miembros de la OPEP y los problemas técnicos en EEUU para bombear más crudo amenazaron con causar la mayor interrupción de suministro desde el inicio de esta década.
Pero también han estado sucediendo grandes acontecimiento los países que lideran la producción en el cártel. La OPEP ha estado produciendo todo lo que ha podido para compensar la caída de sus socios y para tranquilizar a los consumidores, según ha asegurado el ministro de energía de Arabia Saudí, Khalid Al-Falih, en Riad el mes pasado. El reino ha aumentado la producción hasta niveles récord, mientras que Libia está extrayendo la mayor cantidad en cinco años.
Luego está EEUU, cuya producción está recuperando el ritmo de crecimiento tras haberse estancado durante algunos meses. Estos factores están coincidiendo con las turbulencias en los mercados financieras y justo cuando la demanda de combustible está en riesgo por la desaceleración en las economías emergentes, algunas desarrolladas y la guerra comercial entre EEUU y China.
Bien abastecidos por ahora
En este momento concreto, los mercados globales están "bien abastecidos", en la evaluación de la Agencia Internacional de Energía, que asesora a las naciones consumidoras. Las propias proyecciones de la OPEP muestran que el próximo año el mundo necesitará aproximadamente 1 millón de barriles diarios menos respecto a los 31,8 millones que sus 15 miembros bombearon en septiembre. El crecimiento de la producción en otras zonas absorberá una mayor parte de la demanda mundial.
"La OPEP querrá en algún momento del próximo año intentar organizar una reducción en la producción", señaló Ed Morse, jefe de productos básicos de Citigroup en declaraciones a Bloomberg. "Todo apunta a un equilibrio bastante débil: la economía mundial se está desacelerando, las tensiones comerciales de China están teniendo un impacto visible en la demanda".
La reunión de este fin de semana del Comité Ministerial de Control Conjunto (JMMC, por sus siglas en inglés), un organismo de seis naciones que representa a la coalición de 25 países, pretende ser solo una revisión interina antes de que todos los ministros discutan la política el próximo mes en Viena. Sin embargo, podría dar una señal significativa de lo que está por venir.
"Cuándo la OPEP examine el desafío con la historia del shale en 2019, ¿qué tiene que hacer, tiene que comenzar a dar señales ahora?", sostiene Helima Croft, estratega jefe de productos básicos de RBC Capital Markets, en declaraciones a Bloomberg.