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El S&P 500 aumentará sus vaivenes en agosto con las elecciones legislativas de EEUU en mente

Foto: Archivo
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Dejando de lado el descalabro de las compañías como Facebook y Twitter la semana pasada, el S&P 500 se prepara para cerrar el mes de julio con una rentabilidad de algo más del 3%. Un impulso liderado principalmente por el sector financiero, el de salud y el industrial.

Sin embargo, a tres meses de las elecciones legislativas, la volatilidad seguramente promete azuzar algo más a la renta variable americana, en un momento en que el pulso arancelario de la Casa Blanca, así como las nuevas amenazas del presidente Donald Trump de cerrar el gobierno el próximo septiembre aventuran curvas para el mercado alcista.

Desde la II Guerra Mundial, durante los años en los que el Capitolio ha acudido a las urnas, el S&P 500 ha subido una media del 1% durante el mes que estamos a punto de acabar. Dicho esto, durante agosto y septiembre, el indicador ha borrado el mismo porcentaje ante la incertidumbre electoral en ciernes. Estos meses, junto con el de junio, tradicionalmente son los tres peores meses del año cuando EEUU celebra elecciones legislativas.

Cuando se compara con los meses de junio y septiembre, agosto no se ha comportado tan mal, aunque en 1998 llegó a borrar hasta un 14,6%. Por aquel entonces, eso sí, las perdidas del fondo de cobertura Long Term Capital fueron en parte responsables de este descalabro. Para ser justos, también hay que recordar que el mes de agosto de 1982 acumuló una rentabilidad del 11,6%, a medida que la bolsa americana inició su ciclo alcista que duró hasta 1987.

"Hoy en día, la historia nos avisa de que deberíamos prepararnos, pero no siempre huir, del aumento de volatilidad que veremos en las próximas semanas", señala Sam Stovall, estratega jefe de CFRA. Este experto señala soportes para el S&P 500 entre los 2.789 puntos y los 2.801 puntos como referencias que mantendrán la tendencia alcista. Perderlos "invitará a una mayor presión para seguir vendiendo", asegura.

Stovall, echando mano de datos históricos, también indica que el comportamiento del S&P 500 durante los próximos tres meses (agosto a octubre) puede ayudar a predecir lo que ocurrirá en las urnas el próximo noviembre. "Cuando el indicador ha registrado pérdidas durante dicho periodo, el partido en el poder ha perdido menos escaños que cuando el indicador ha registrado una rentabilidad positiva", indica.

Mirando más allá de la rentabilidad del S&P 500, históricamente, desde 1946, los presidentes demócratas en su primera legislatura han visto como durante las consecuentes legislativas su partido ha perdido una media de 52 escaños en la Cámara de Representantes, casi cuatro veces más que cuando el mandatario en cuestión era republicano. En el Senado, los demócratas han perdido una media de cinco escaños mientras que los republicanos tradicionalmente han ganado uno.

A la espera de lo que pueda ocurrir, Goldman Sachs avisaba en un informe a sus clientes que las empresas de pequeña capitalización podrían verse afectadas cuando los estadounidenses acudan a las urnas en poco más de tres meses, particularmente si los demócratas logran recuperar una o ambas cámaras del Congreso.

Las acciones de pequeña y mediana capitalización, agrupadas en el Russell 2000, suelen acumular una rentabilidad del 9,5% en periodos en que las Cámaras del Capitolio acaban divididas políticamente. En estos momentos, los sondeos apuntan que los republicanos podrían acabar con su hegemonía en el Congreso, pero mantener el control del Senado. En periodos en que se mantiene el control de un partido sobre ambas Cámaras, la rentabilidad es del 21,8%.

En el caso de las compañías de gran capitalización (S&P 500), la rentabilidad es del 10,8% en periodos de un gobierno dividido en el Capitolio frente al 16,4% registrado en momentos de hegemonía de uno de los partidos.

Según Goldman, actualmente, hay un 60% de probabilidades de que los demócratas ganen la mayoría de los escaños en la Cámara de Representantes, pero solo tienen un 30% de posibilidades de recuperar el Senado. De todas formas, es importante recalcar que, a tres meses de la jornada electoral, todavía es pronto para determinar lo que puede ocurrir, sobre todo con asuntos como el comercio, la inmigración y una posible extensión de la reforma fiscal sobre la mesa.

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