
Es el delegado ejecutivo de EFPA España en un momento en el que el foco está puesto en la necesidad de que ciudadanos y agentes financieros aumenten sus conocimientos financieros tras la entrada en vigor de la Directiva europea MiFID II. Josep Soler tiene claro que el camino para conseguir una mayor concienciación sobre el ahorro en España pasa por la educación financiera, para la que reclama una mayor implicación de los poderes públicos.
EFPA es uno de los títulos que se han considerados idóneos para adaptarse a MiFID II. ¿Qué tipo de títulos se están demandando?
No se ha hecho una separación entre títulos y certificaciones, ni en España ni en otros países. A EFPA le han reconocido una certificación, pero nada más. Aun así, nosotros teníamos la previsión de acabar 2018 con 38.000 personas cualificadas y creo que lo vamos a superar ampliamente. Esto es importante porque hace 18 meses estábamos en 15.000. Hay muchas entidades que están apostando por un cumplimiento más en la formación y estamos siendo la opción de muchas de ellas. En cuanto al tipo de formación, la amplia mayoría está optando por la certificación que les permite asesorar más que por la que solo te deja comercializar, ya que requiere solo un poco más de esfuerzo.
MiFID II entró en vigor en Europa pero en España no se ha transpuesto. ¿Hay tanto retraso en el resto de Europa?
La no transposición empieza a ser algo minoritario. Se ve con relativa preocupación porque la exigencia es ya válida pero se ve como una infracción menor ya que se está implementando una gran parte aunque no esté transpuesta. Aun así, creo que el Gobierno debería hacer un esfuerzo para que la Ley del Mercado de Valores se apruebe, ya que lo previsible es que esta ley tenga que modificarse más adelante para dar entrada a las fintech u otros negocios y no sería deseable que se solapen dos leyes del mercado de valores, la de MiFID II y otra que obligará los cambios que se están produciendo en el sector.
En España, las entidades se están decantando claramente por el asesoramiento no independiente. ¿Pasa lo mismo en el resto de Europa?
La parte de las entidades de crédito sí está optando por el asesoramiento no independiente en toda Europa, porque intrínsecamente el asesoramiento independiente implica segregar mucho el servicio y eso es un poco contra natura. Lo diferente es el peso de la distribución bancaria en cada país, ya que en países donde el peso de la distribución es inferior hay más espacio para que crezcan otros modelos independientes como Alemania u Holanda. En España, durante un tiempo el asesoramiento independiente será muy marginal, pero en lo que se tiene que trabajar es que el asesoramiento dependiente sea de calidad con mucha autoregulación, porque la regulación nunca lo soluciona todo.
Si hay un servicio que está aflorando con MiFID II es el de gestión discrecional. ¿Por qué se está acudiendo tanto a este servicio?
Yo creo que es una opción adecuada para un cliente que no quiere dedicar mucho tiempo a sus finanzas y tiene una confianza plena en su asesor, gestor o entidad. Es un servicio que responde mucho a una coyuntura de mercado complicada, pero lo veo más como un servicio a medio plazo, no tanto a largo. Eso sí, dependerá mucho de la prudencia y de la calidad del servicio que tenga la entidad, ya que hay que vigilar mucho el coste. MiFID II nos da una gran oportunidad para poder analizar bien los costes y hay que aprovecharlo. Creo que habrá un abaratamiento en muchos productos y hay que comparar los costes en cada producto y en cada entidad.
¿Está el inversor español preparado para ver lo que cuesta que le asesoren?
Creo que el inversor español aún no entiende que debe pagar por el asesoramiento, pero es un tema de falta de conciencia sobre tus finanzas personales, sobre que tienes que dedicar tiempo a tus asuntos financieros y dar una mejor utilización al ahorro y que en ocasiones necesitas recibir un asesoramiento profesional. Es esencial adecuar la inversión al ahorro y a las características de cada ahorrador.
Ha hablado de la necesidad de la educación financiera. ¿Hasta qué punto es necesario que haya una implicación de los políticos?
Sería muy importante que se implicaran porque el objetivo número 1 de las finanzas personales es la jubilación y las pensiones, y en este país tenemos un problema porque el de las pensiones es un tema tabú. Nadie quiere coger el toro por los cuernos pese a que sabemos que tenemos un problema de pensiones que tenemos que resolver, pero es peligroso decir determinadas cosas para los intereses electorales de determinados partidos políticos.
Es imposible hablar de ahorro para la jubilación sin hablar de plan de pensiones. ¿Es realmente el mejor producto para ahorrar para la jubilación?
Tiene sus ventajas e inconvenientes. En un contexto de baja cultura financiera y como no se planifica, el plan de pensiones tiene esa pequeña ventaja de ese swing que se le hace a la fiscalidad. Su iliquidez ayuda, pero no debería ser un producto que nos solucione la vida. Si tengo buenos incentivos para dedicar una parte de mi salario a ahorro, eso funciona mejor que ofrecer incentivos solo en los productos. Es más un incentivo al ahorro que a un producto financiero. Una cuenta jubilación puede ser una buena idea si está vinculada al ahorro o al salario de manera directa. Además, es importante que se ahorre bien y en este país se está ahorrando desde hace ya muchos años de una forma demasiado conservadora. No se trata de invertir porque sí con más riesgo, sino de hacerlo con el riesgo adecuado. Es tan peligroso invertir con demasiado riesgo que con poco, y solo criticamos cuando se invierte con mucho riesgo.
¿Qué puede hacer un inversor conservador ahora?
Ser conservador de verdad, pero tengo muchas dudas sobre si invertir en renta fija es hoy muy conservador. Como asesores financieros tendríamos que ser a veces un poco más valientes. En EFPA lo estamos intentando y cada vez damos más importancia a las finanzas del comportamiento.