
La deuda global alcanzó en el primer trimestre de 2018 la friolera de 247 billones de dólares, situando el ratio de apalancamiento con respecto al PIB mundial en el 318%, según los últimos datos dados a conocer por el Instituto Internacional de Finanzas (IIF, por sus siglas en inglés).
Según los expertos de esta organización el endeudamiento a nivel global sumó 8 billones de dólares entre los meses de enero y marzo, lo que supone el ritmo más rápido de crecimiento desde el primer trimestre de 2016. Desde finales de ese mismo año, el apalancamiento del planeta ha crecido en 30 billones de dólares.
El aumento de la deuda se extiende a distintos ámbitos, desde las familias, las empresas no financieras hasta el sector público, que comprenden alrededor de 186 billones de dólares de la cifra total. La deuda del sector financiero ha tocado un máximo histórico de alrededor de 61 billones de dólares, aunque su avance está siendo más comedido.
De acuerdo con los datos publicados por el IIF, la deuda empresarial no financiera marca récords en Canadá, Francia y Suiza. Desde el primer trimestre de 2017, Suiza y Dinamarca han visto un aumento sustancial de la deuda de las familias mientras la deuda pública con respecto al PIB ha crecido en EEUU, Australia y Grecia.
En los tres primeros meses del año, la deuda no financiera emergente tocó un récord de 58,5 billones de dólares. Durante el último año, Colombia, Argentina y Filipinas han visto una subida importante de la deuda empresarial con respecto a sus respectivos PIB. La deuda pública ha aumentado de forma contundente en Brasil, Arabia Saudita, Nigeria y Argentina, con el gasto en costear los intereses de dicha deuda en los países emergentes alcanzando casi el 2% del PIB este año y el que viene.
Los prestatarios empresariales no financieros de EEUU están particularmente expuestos al riesgo de la subida de las tasas de interés ya que la combinación de altos niveles de deuda (20 billones de dólares) y una mayor dependencia en bonos (43% de la combinación total de los préstamos) hace que las compañías sean más vulnerables al encarecimiento del dinero a medida que la Fed sigue subiendo tipos. Es importante recordar también que el 25% la deuda empresarial estadounidense tiene un tipo variable.
Paralelamente, esta situación también afecta a los prestatarios no estadounidenses. En mercados considerados maduros, alrededor del 30% de los bonos están denominados en dólares; alrededor de 900.000 millones de dólares de estos tienen previstos madurar en el primer trimestre del próximo año.
Entre los emergentes, el riesgo de refinanciación en dólares es particularmente alto para Argentina, Colombia, Egipto y Nigeria (más del 75% de los reembolsos), México (62%) no se queda atrás, seguido de Sudáfrica (57%), Brasil (50%) y Turquía (47 %).