
Obviamente, la llegada de este nuevo modelo de vehículo supondrá un gran cambio en la industria del automóvil, quizás lo que no es tan obvio es que también puede influenciar notablemente en otros sectores que, a priori, nada tienen que ver. Es el caso de la salud, ya que se espera que con este tipo de coches los accidentes se puedan reducir hasta en un 90%.
Hace 36 años un coche revolucionó la pequeña pantalla. Era un Pontiac llamado KITT que, junto a David Hasselhoff, era la estrella de El coche fantástico. Casi cuatro décadas después, parece que el automóvil inteligente puede ser una realidad gracias a los vehículos autónomos. Aún no se sabe cuándo se podrán ver coches sin conductor por las calles, si bien se espera que sobre 2025 ya funcionen algunos modelos. Lo único que parece claro es que cuando llegue el momento será una auténtica revolución. Tanto es así que desde CB Insights señalan más de una treintena de sectores en los que tendrá un gran impacto. Estos son algunos de los más importantes.
Aseguradoras
Según un informe de McKinsey & Co, los coches autónomos podrían reducir en un 90 por ciento los accidentes en EEUU y ahorrar 190.000 millones de dólares en daños y costes al año. Aunque a priori esta proyección es positiva porque implica que las aseguradoras no tendrían que pagar por los siniestros, también hay que tener en cuenta que la demanda de este tipo de seguros disminuiría al tiempo que la conducción fuese más segura, lo que implicaría menos ventas.
"Anticipándose a este cambio, algunas aseguradoras están implementando pólizas de seguro basadas en el uso (UBI, por sus siglas en inglés), que cobran a los consumidores según la cantidad de kilómetros que conducen y cuán seguros son sus hábitos de conducción", indican desde CB Insights.
Salud
Precisamente, con menos accidentes lo lógico es que los gastos del sistema sanitario fuesen menores. Algo positivo en aquellos países donde la sanidad depende del Estado y, por tanto, supondría un ahorro de costes, pero no tanto para aquellos en los que las cuestiones de salud son previo pago por parte de los pacientes, como ocurre en EEUU. "Como resultado de la disminución de las colisiones, la industria de la salud podría perder aproximadamente 500.000 millones de dólares anuales", recoge el estudio. Según el Consejo Nacional de Seguridad de EEUU, el año pasado las muertes en carretera supusieron un coste superior a los 430.000 millones.
Aerolíneas
Aunque a priori pueda parecer que los coches autónomos no pueden suponer una amenaza para las aerolíneas, nada más lejos de la realidad. Evidentemente, para distancias largas el avión seguirá siendo el principal medio de transporte, pero la cosa cambiará en los trayectos cortos. Y es que para muchos clientes evitar las molestias que supone un vuelo, como el tiempo de espera en los aeropuertos, será motivo suficiente para pasarse al sistema de conducción autónoma, ya que en estos tipos de recorrido el usuario puede ir haciendo cualquier otra cosa sin necesidad de estar pendiente del viaje.
Fabricación de componentes
Otra de las industrias que sin duda se verá afectada es la de componentes. Y es que a medida que los coches se vayan sometiendo a la tecnología, cada vez habrá menos piezas tradicionales que reparar. De hecho, según calcula PwC, en 2030 el 50 por ciento de los costes de fabricación de un automóvil estará representado por la electrónica. "Los fabricantes de piezas tradicionales probablemente se enfrentarán a aquellas firmas más enfocadas en la tecnología como Nvidia, que ha sido aprovechada por varios fabricantes para ayudar a construir los automóviles autónomos", recuerdan desde CB Insights.
'Fast food'
Se espera que con la llegada de estos vehículos la compra de comida rápida en estaciones de autoservicio caiga drásticamente (según Bloomberg, el 70 por ciento de las ventas de McDonald's se realizan a través de la ventanilla de autoservicio). ¿Y por qué cambiará esto? "En los coches sin conductor las personas simplemente registrarán las coordenadas de su destino, lo que reduce la posibilidad de que decidan tomar un desvío para comprar alimentos por impulso", argumentan desde CB Insights.
En la otra cara de la moneda se encontrarán aquellas compañías de comida rápida con reparto a domicilio. Los vehículos del futuro podrían posibilitar que el tiempo de reparto sea más eficiente e, incluso, que los propios trabajadores puedan preparar la comida mientras se produce el trayecto para que llegue en las condiciones más óptimas posibles al cliente. Pizza Hut anunció este año una alianza con Toyota para trabajar en esta dirección.
Petroleras
Lógicamente, la nueva era de la industria automovilística supondrá un consumo de gasolina mucho menor y, por ende, una menor demanda de petróleo. Si a esto se une que el consumo energético se desplaza hacia alternativas que contaminen menos, las compañías del sector van a tener que acometer un ejercicio de transformación. De hecho, según un estudio del think tank RethinkX, la demanda de crudo caerá hasta los 70 millones de barriles diarios en 2030 (ahora son unos 100 millones). Una solución para este tipo de empresa puede ser el litio, un componente clave en las baterías recargables que prevalecen en la electrónica, desde teléfonos móviles hasta automóviles eléctricos. Según Bloomberg, se proyecta que la demanda del mineral aumente 38 veces para 2030.
Ciberseguridad
Uno de los aspectos más importantes que caracterizará a la nueva generación de coches serán los datos y ya que estos vehículos pueden ser objeto de hackeo, la ciberseguridad será esencial. Ya en 2015 dos estadounidenses expertos en seguridad hicieron un experimento en el que consiguieron acceder a un Jeep Cherokee y lograron manipular el aire acondicionado, el limpiaparabrisas y parar el motor. Y eso que no era un modelo autónomo sino que incorporaba conexión WiFi. Por ello, las firmas que sean capaces de desarrollar sistemas seguros probablemente se llevarán una gran parte del pastel.
Medios de comunicación
En el caso de los medios de comunicación, si los pasajeros no tienen que prestar atención en sus trayectos, podrían consumir más contenidos audiovisuales. Esto provocaría no solo una mayor producción, sino también más competencia en el sector. Del mismo modo, los anunciantes podrían aprovechar la oportunidad para ofrecer a los usuarios anuncios basados, por ejemplo, en su ubicación, sobre los bienes y servicios cercanos.