
El responsable de uno de los índices más conocidos del mundo explica que las empresas de este indicador estadounidense generan aproximadamente el 40% de sus ingresos fuera de EEUU y que la mayoría de entradas y salidas de compañías son fruto de fusiones, adquisiciones o reestructuraciones
David Blitzer, director gerente y presidente del Comité de Índices Bursátiles de S&P Dow Jones Indices, es el responsable detrás de todos los cambios que se realizan en dos de los indicadores bursátiles más seguidos del planeta. Aunque el Dow Jones y el S&P 500 son radiografías de la economía estadounidense, Blitzer explica a este periódico que "EEUU es una economía que mantiene relaciones comerciales virtualmente con todo el planeta" por lo que "el crecimiento y beneficios del S&P 500 y sus compañías refleja lo que ocurre a nivel global". Una importante característica a tener en cuenta a la hora de invertir de forma pasiva en este índice.
El S&P 500 está considerado como el principal termómetro para tomar la temperatura del mercado de renta variable de EEUU. Pero la exposición de sus componentes al extranjero es significativa. ¿Podemos considerarlo también un indicador global?
Las empresas del S&P 500 generan aproximadamente el 40 por ciento de sus ingresos fuera de EEUU. Esta proporción es típica para compañías líderes de los principales mercados bursátiles de los países desarrollados en el mundo globalizado a día de hoy. Esto explica cómo el S&P 500 no sólo refleja el comportamiento de la renta variable estadounidense sino también las tendencias dentro del comercio global.
Durante las últimas tres décadas, la brecha entre el EuroStoxx y el S&P 500 es significativa a favor del indicador estadounidense y ofreciendo así una importante rentabilidad a sus inversores. ¿Seguirá manteniéndose esta tendencia?
Los dos índices cubren diferentes mercados con diferentes resultados económicos y financieros y distintas listas de empresas e industrias. Si bien las acciones de gran capitalización hoy en día reflejan una economía global e interconectada, la superposición entre el S&P 500 y el EuroStoxx no es tan grande como para esperar que estos dos selectivos, que miden mercados diferentes y con metodologías distintas, reflejen un comportamiento comparable.
¿Podría decirse entonces que las grandes multinacionales estadounidenses ya no lo son tanto mientras que las empresas extranjeras buscan ser americanas?
Todas las empresas del S&P 500 son estadounidenses. Presentan sus resultados financieros ante la Comisión de Mercados y Valores de EEUU (SEC) y cuentan con una pluralidad de activos fijos e ingresos en el país, de en torno al 50 por ciento, además de haber registrado su emisión primaria de acciones en una bolsa estadounidense. Algunas empresas extranjeras optan por cotizar en la New York Stock Exchange o el Nasdaq por el tamaño y la liquidez del mercado de renta variable estadounidense. Estar registrado en una de estas bolsas de valores es un requisito para que una firma pueda aspirar al S&P 500. Pero para permanecer o sumarse a él, las compañías deben cumplir otros requisitos. Además, es importante tener en cuenta que la elegibilidad o inclusión de una entidad en el S&P 500, o cualquier otro índice de la familia del S&P Dow Jones Indices, no es una recomendación de inversión.
¿Cuál es el proceso por el que el Comité que preside decide hacer cambios en el S&P 500?
Las compañías deben ser estadounidenses, contar con liquidez adecuada, ser financieramente viables, tener una capitalización bursátil de al menos 6.100 millones de dólares, además de disponer de una clase única de acciones comunes. De dichos títulos, al menos el 50 por ciento debe estar disponible en el mercado para todos los inversores. En estos momentos, la mayoría de los cambios dentro del S&P 500 se realizan para reemplazar compañías involucradas en fusiones, adquisiciones o reestructuraciones corporativas. De vez en cuando, el comité puede hacer cambios para asegurar que el índice continúe logrando sus objetivos.
En los próximos meses, veremos cambios significativos con la expansión del sector de servicios de telecomunicación, que pasará a llamarse servicios de comunicación. ¿Qué hay detrás de esta decisión?
La economía y los mercados han cambiado desde que se creó el estándar de clasificación industrial global en 1999. Hace veinte años, los teléfonos eran el foco de las comunicaciones en tiempo real, los correos electrónicos y los mensajes instantáneos eran novedosos mientras los teléfonos móviles no eran universales. Las redes sociales apenas existían. El cambio a los servicios de comunicación es el último paso para garantizar que las definiciones de las industrias utilizadas en nuestros índice, y que muchos los inversores utilizan, continúen reflejando las industrias actuales, no las del pasado.
Al mismo tiempo, vemos como el periodo de tiempo en que un valor permanece en el S&P 500 se reduce. Desde su punto de vista, ¿cuáles son los factores que potencian esto y cómo impacta al indicador?
Los cambios en la composición del S&P 500 están impulsados por las tendencias dentro del mercado. Cuando se produce un auge en la actividad de fusiones y adquisiciones, un aumento de las ofertas públicas iniciales o cuando las industrias experimentan grandes transformaciones, los cambios en el indicador ocurren más a menudo y el tiempo medio de permanencia dentro del índice disminuye. Sin embargo, en otros periodos, la estructura de la industria y la membresía del índice pueden ser más estables. El objetivo del Comité del S&P 500 es reflejar el mercado y la economía, no hacer un cierto número de cambios predeterminado en el índice.