
De cada diez inversores que utilizan CFDs cerca de 9 pierden todo su dinero e, incluso, asumen pérdidas superiores al capital desembolsado dado el perfil apalancado de estos productos. Según ha revelado ESMA (European Securities and Markets Authority, el homólogo europeo de la CNMV), las pérdidas por cliente oscilan en una horquilla de entre 1.600 y 29.000 euros, de media, de ahí la necesidad de regular y limitar este tipo de instrumentos que, aseguran, tienen una "gran complejidad intrínseca" para el inversor minorista.
La noticia cayó ayer como un jarro de agua fría en el sector en las primeras horas de sesión, a pesar de que las intenciones de ESMA se conocían desde hace meses y sólo faltaba la confirmación oficial. Brókeres como IG -el más importante de los comercializadores de CFDs en Europa por capitalización- llegaron a caer hasta un 9,93%, para luego subir un 0,49% al cierre. Y, siguiendo sus pasos, se situaron otros como CMC Markets, cuyo desplome alcanzó el 4,65% para moderar las ventas al 0,63%; mientras que los títulos de Plus500 protagonizaron la mayor volatilidad de los brókeres británicos, ya que pasó de perder un 6,38% a rebotar un 7,29%. En la bolsa polaca, XTB fue el más penalizado de todos ellos al dejarse un 9,67% de su valor sólo ayer, aunque, claro está, su capitalización es de 160 millones de euros.
Menos riesgo
Las medidas adoptadas por ESMA afectan a dos únicos productos: las opciones binarias, prohibidas, literalmente, para el minorista a partir de que la directiva entre en vigor dentro de un par de meses -y por sólo tres meses revisables-, y los CFDs, sobre todo a nivel de apalancamiento (o tomar prestado capital para aumentar la exposición que ofrece el capital desembolsado para ganar más en caso de subida, aunque perdería esa misma proporción en caso de bajadas) en vista de que las advertencias lanzadas por los organismos reguladores nacionales en la UE no han sido suficientes.
De hecho, Bruselas habla de "promesas de alta rentabilidad" por parte de las plataformas online, de ahí que, además de limitar el apalancamiento de estos productos y obligar a los brókeres a cerrar operaciones si exceden en determinadas pérdidas, les prohíbe directamente promocionar incentivos para operar más y les obliga a advertir claramente sobre sus riesgos. Para ello ESMA ha segregado en una serie de grupos los activos que se pueden negociar con CFDs y, a partir de su volatilidad, ha impuesto límites. Los inversores minoristas que negocien con las principales divisas -euro, dólar o franco suizo- podrán apalancarse hasta 30 veces. Es el máximo que permite ESMA, según la nueva regulación. Esto significa que un inversor que compra un CFD por 10 euros, logra una exposición real de 300 euros -ya que el proveedor le presta los 290 euros restantes-. El apalancamiento mínimo es para la criptodivisas, como el bitcoin, de sólo 2 sobre 1. Es decir, al inversor sólo se le permitirá duplicar su inversión dado el alto riesgo de estas monedas virtuales. Y este es uno de los puntos clave para las firmas, básicamente, por el interés creciente de los inversores en el último año.
A nivel de índices, ESMA ha decidido excluir a las bolsas periféricas, Ibex 35 y Ftse Mib, del grupo de las principales plazas bursátiles a nivel mundial. Esto significa que un inversor que quiera entrar con CFDs sobre Ibex sólo opta a un apalancamiento máximo de 10 sobre 1, frente a las 20 veces en las que podría incurrir en el caso de selectivos como el Dax alemán, el Cac galo, el Footsie británico o Wall Street.
Los brókeres
Las firmas comercializadoras -conocidas en España por patrocinar importantes equipos de fútbol- consideran "sensatas" las medidas de ESMA, ya que protege "al inversor minorista de circunstancias muy negativas", como reconoce Jorge López, de XTB, que apunta también, desterrando la mala fama, que estos productos "se utilizan de manera acertada para estrategias de cobertura" -protegen la pérdida en un activo, al abrir la posición contraria en CFDs, mucho más barato-.
CMC se muestra, por su parte, incapaz de "cuantificar" el impacto en márgenes de esta medida, aunque públicamente la respalda. No hay que olvidar que estos servicios financieros sacan en limpio una tajada mucho mayor que el resto de la banca tradicional, principalmente por las comisiones que cobran para un producto con costes muy reducidos al ser online. A cierre del último año fiscal, Plus 500 elevó su margen ebitda hasta el 59,3%; al 43,5% llegó IG Group, mientras que CMC lo limitó al 30%. Ante esta previsión, IG se muestra "decepcionado" ante "la desproporción de las medidas" que "restringen" las opciones de elegir a los clientes. Ahora bien, IG reconoce que un 30 por cieno de su beneficio lo generaron clientes "profesionales" durante el primer trimestre del año.