Si algo le faltaba al bitcoin era un culebrón judicial entre sus presuntos fundadores. El informático australiano Craig Wright, que salió del armario en 2016 para decirle al mundo que era Satoshi Nakamoto, el inventor y desarrollador del bitcoin y de la tecnología blockchain, ha sido demandado por la familia de su socio comercial Dave Kleiman por 10.000 millones de dólares por quedarse con 5.000 millones de dólares en bitcoin y derecho de propiedad intelectual. l Un fallo permite comprar billones de dólares en bitcoin gratis en un mercado japonés
El entorno de Kleiman acusa a Wright de estafar a su compañero 5.000 millones de dólares en bitcoin. La familia defiende que tienen derechos sobre más de 1 millón de bitcoins producto del minado que realizó Kleiman en vida, según la demanda presentada en el tribunal federal en West Palm Beach, Florida.
El australiano había planeado robar los bitcoins, según la denuncia, así como los derechos de propiedad intelectual asociados con la tecnología de criptomonedas.
Presuntamente Wright falsificó y retrasó la fecha en una serie de contratos para hacer parecer que su ex socio le había cedido los derechos de propiedad de sus acciones tras su muerte en 2013.
Wright y Kleiman formaron una empresa con sede en Florida, W&K Info Defense Research LLC, en 2011 centrada en ciberseguridad. Ambos controlaban 1.1 millones de bitcoins en el momento de la muerte de Kleiman. La empresa estaba controlada por fondos radicados Singapur, las Islas Seychelles y Reino Unido.
La familia presenta como prueba documentos corporativos que identifican a Kleiman como el agente registrado. En otro intercambio de correos electrónicos que es citado en la querella, Wright parece admitir que tiene 300.000 Bitcoins a nombre de Kleiman.
"[Dave] mencionó que tú tenías un millón de Bitcoins en el fideicomiso y dado que dijiste que su parte eran 300.000, figuré que los otros 700.000 son tuyos. ¿Es correcto?", le preguntó Ira Kleiman poco después de la muerte de su hermano Dave. "Alrededor de eso", le respondió Wright, "menos lo que se necesitaba para el funcionamiento de la compañía".