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El grifo del dividendo se abre siete años después en FCC con la venta de Aqualia

  • A medio plazo no quedarán grandes constructoras sin retribuir a accionistas
Foto: Archivo

El largo proceso de reestructuración que aceleró FCC con la llegada de Carlos Slim como principal socio comienza a dar sus frutos para los accionistas. Primero, la constructora constatará la próxima semana el regreso al beneficio neto en el conjunto de 2017; y después, tendrá el camino despejado para volver a pagar dividendos con los beneficios de 2018.

Si las estimaciones de los bancos de inversión ya daban muchas opciones a que pudiera remunerar al accionista con cargo a las cuentas de este año, la anunciada venta del 49% de Aqualia, su joya de la corona, despejará cualquier duda sobre su situación óptima para recuperar el dividendo.

No es una decisión que dependa solo del grupo. Los bancos acreedores impusieron estrictas condiciones para volver a retribuir a los inversores. Dos de las tres establecidas ya no suponen un problema, y la última debería cumplirse este mismo ejercicio. Las firmas de inversión prevén que FCC cierre 2018 con una deuda de 3.436 millones de euros, que representaría 4 veces casi exactas el beneficio bruto de explotación (ebitda) estimado. Reducir esta ratio por debajo de esa cifra, las 4 veces, es precisamente la condición que queda pendiente después de que lograse cumplir las dos restantes: amortizar al menos 1.500 millones de la financiación acordada en 2014 y generar un ebitda recurrente superior a los 750 millones de euros.

Las estimaciones de los analistas ya apuntan a que este mismo año podría producirse esta situación sin necesidad de la venta, aunque el dato es ajustado, al situarse en el límite. Por ello, lo que definitivamente daría el empujón es la desinversión parcial en Aqualia, para la que la compañía confirmó el martes estar en negociaciones avanzadas. "Si la venta se cierra, FCC se irá a ese escenario [reducir la ratio por debajo de 4 veces] automáticamente", señala Javier Mielgo, analista de Mirabaud Securities en España, quien opina que, en el caso contrario, también podría volver a repartir dividendos, aunque entonces sería más "dudoso y dependería más de la venta de otros activos".

La clave es la dimensión de esta operación. "Entendemos que Aqualia debería estar valorada al cien por cien en al menos 2.100 millones de euros (9 veces el ebitda), lo que implicaría rebajar la deuda de FCC en 1.000 millones". Esta cifra "mejoraría la ratio de endeudamiento desde 4,6 hasta 3,4 veces", calculan desde Banco Sabadell. Incluso en el caso de emplear un multiplicador similar al de FCC, mucho menos exigente, la valoración total de la empresa se quedaría en el entorno de los 1.000 millones.

Políticas más conservadoras

Si la constructora regresa al dividendo este año, no quedará ninguna gran cotizada del sector sin retribuir al inversor en el corto/medio plazo, ya que Sacyr acaba de retomar los pagos y la intención de OHL también es el de recuperarlos.

Este año el grupo presidido por Juan Villar-Mir espera repartir un dividendo extraordinario tras la venta de su filial de concesiones, por lo que podría dar algún pago ordinario ya a cargo de este ejercicio, como estiman los bancos de inversión, o esperar hasta 2019. En cualquier caso, los analistas prevén que, al principio, las constructoras que vuelvan a retribuir ofrezcan rentabilidades inferiores al 4,2 y al 4,3% previsto para ACS y Ferrovial, respectivamente.

En el caso particular de FCC, además, hay que tener en cuenta que el crecimiento es una de sus prioridades actuales. "No abonará un dividendo especialmente generoso, porque lo importante es que la compañía crezca. Si la operación de Aqualia se lleva a cabo consigue dos cosas: bajar la deuda y dar mayor visibilidad al negocio del agua. Considero que es más importante la segunda", apunta Rafael Fernández de Heredia, analista de GVC Gaesco Beka. La última vez que la empresa remuneró a sus accionistas fue en 2012 -con los beneficios obtenidos en el ejercicio 2011-, cuando la política de retribución consistía en el reparto de un 50% de las ganancias. Ahora "no hay urgencia por cobrar dividendos por parte del principal accionista [Carlos Slim], y no creo que el payout [porcentaje del beneficio destinado a retribuir] supere el 50%", opina Mielgo.

La otra cuestión, sobre la que los expertos no se atreven a dar un pronóstico todavía, es si, como el resto de compañías del sector, FCC optará por emplear la fórmula del scrip dividend. Aunque es una práctica que están enterrando muchas compañías de la bolsa española, Sacyr acaba de utilizarla en su regreso al dividendo y Ferrovial y ACS también se aferran a ella en todos sus pagos, pese a que después compensen el efecto dilutivo recomprando y amortizando acciones propias.

A falta de que FCC se pronuncie al respecto, ya el año pasado en la junta de accionistas celebrada en junio, el entonces consejero delegado, Carlos Jarque, afirmaba que el grupo se encontraba "cerca" de cumplir el último requisito para poder pagar dividendo, con una deuda de 4,4 veces el ebitda a cierre de 2016, similar a la ratio de 2017 que podría anunciar el miércoles.

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