
Hasta máximos del año, la bolsa de la eurozona apenas tiene un salto del 3,5% y los expertos tienen la vista puesta en la fortaleza del euro, la política monetaria y la reforma fiscal en EEUU.
Si de algo se ha podido acusar a los analistas durante los últimos años ha sido de exceso de optimismo. Desde 2011 a 2016 tuvieron que recortar todos los años sus estimaciones de beneficio por acción (bpa ) para el ejercicio en curso de las compañías de la eurozona -y lo hicieron en un ritmo medio del 11 por ciento-. En 2017 la tendencia se ha revertido y los expertos han incrementado ligeramente -un 1,4 por ciento- las expectativas para las cotizadas de la región. Esta prudencia, poco habitual en una industria en la que se tiende más al entusiasmo que al desánimo, se ha extendido de cara a las expectativas de un rally de fin de año.
Solo el 60 por ciento de los 20 analistas encuestados por elEconomista espera que la renta variable de la región dé un tirón que le permita cerrar 2017 en máximos del ejercicio e incluso algunos de los que confían en que pueda hacerlo creen que el regalo que puede esconder la renta variable de cara a fin de año puede resultar escaso para los riesgos que hay que asumir.
"Europa está muy cerca de los máximos y en dos o tres buenas sesiones puede alcanzarlos. Lo que vemos más complicado es que los supere, y creemos que probablemente quede un poco más de consolidación en precio o en tiempo. Pensamos que el discurso menos expansivo de las autoridades monetarias pesará negativamente al menos en un primer momento sobre las bolsas", incide Tomás García Purriños, de Morabanc.
En lo que va de año, las compañías de la eurozona suben cerca de un 11 por ciento -2,5 puntos porcentuales más de lo que ascienden las blue chip de la región- y desde que tocaron máximos han retrocedido algo más de un 3 por ciento. Con estos ingredientes, la ecuación rentabilidad-riesgo para el inversor no es la más atractiva. "Es posible recuperar los máximos, pero es poco probable. En esa zona los índices europeos acumulaban ganancias importantes y me da la sensación de que la actual corrección refleja que los gestores han entrado en un modo defensivo para proteger los beneficios", resalta Nicolás López, analista de MG Valores.
En este sentido, según refleja la encuesta de gestores realizada por Bank of America Merrill Lynch, los inversores siguen siendo positivos con respecto a la renta variable de la eurozona, pero el favoritismo se ha diluido ligeramente en el último mes. La sobreponderación de la región sigue siendo más alta que la de cualquier otra, pero ha bajado en 9 puntos porcentuales, hasta el 47 por ciento. Con todo, el nivel de liquidez se sitúa en mínimos de cuatro años y el de asunción de riesgos en máximos históricos, por lo que en la entidad norteamericana consideran que "la pausa vivida en los mercados podría continuar".
Por sectores, el gran protagonista de 2017 ha sido el bancario. Las entidades financieras fueron en los primeros meses del año las que tiraron de los índices de la región. Ahora, con la expectativa de que la primera subida de tipos llegue ya bien entrado 2019, han moderado su revalorización desde el 19 por ciento que alcanzaron en mayo al 11,6 por ciento actual y el comportamiento de un sector que pesa un 13 por ciento en el índice -el mayor del selectivo, casi empatado con los servicios industriales- será clave de cara a fin de año. Según refleja la encuesta de Bank of America, es la cuarta industria más sobreponderada en las carteras de los gestores, que creen que es la segunda más infravalorada, solo por detrás de las petroleras.
De momento, la tecnología ha sido el sector más alcista en la eurozona en lo que va de año, acumulando una subida del 24 por ciento. Las utilities, encabezadas por el buen comportamiento de las alemanas, son las segundas que más se revalorizan -un 19 por ciento- y los servicios financieros cierran el pódium con una subida que supera el 18 por ciento. Por contra, solo dos sectores se quedan en rojo en lo que va de año. Las telecos son las que se llevan la peor parte, con un retroceso del 7 por ciento, seguidas por las petroleras y gasistas, que se dejan un 5 por ciento a pesar de las subidas recientes. Con las subidas de este año, la renta variable de la eurozona cotiza a un PER (veces que se recoge el beneficio en el precio de la acción) de 15,8 veces, lo que supone una prima del 20 por ciento con respecto a la media de la última década.
"La bolsa europea está relativamente cara y cerca de los máximos del año. Seguramente en 2017 no tenga mucho más recorrido e incluso se produzcan correcciones", advierte José Luis Moreno, de Ábaco Capital. Asimismo, Jesús de Blas, de Bankoa, resalta que "la altura alcanzada y el hecho de que hasta final de año lo único que puede mover el mercado es la actuación de los bancos centrales, ha hecho que se empiece a considerar que los niveles actuales podrían ser un buen punto de partida para 2018 y no agotar el potencial alcista".
Los riesgos y las oportunidades
En este escenario, llegar a los máximos del año supondría una escalada de algo más del 3,5 por ciento. Mientras, volver a los mínimos del verano, en los 3.388,2 puntos en el EuroStoxx 50, implicaría sufrir un retroceso de cerca del 5 por ciento. De cara a lo que pueda pasar en esta recta final del año -más allá de las elecciones en Cataluña, ver página 7-, los analistas miran a la reunión de la Reserva Federal, la fortaleza del euro y a la reforma fiscal en Estados Unidos.
"Si se dilata su aprobación [de la reforma impositiva] o finalmente se implementa en menor cuantía o lentamente a lo largo de los próximos años podría suponer una decepción para los mercados y las bolsas americanas sufrirían recortes arrastrando con ellas a Europa", advierte Virginia Pérez, directora de renta variable de Tressis. De momento, la propuesta del magnate norteamericano para reducir el impuesto de sociedades del 35 al 20 por ciento ha pasado por el Congreso, pero todavía tiene que ser aprobada en el Senado, donde previsiblemente afronte dificultades ante la oposición de algunos miembros del partido republicano.
Con respecto a la divisa común, ha mostrado una fortaleza en lo que va de año que ha sorprendido con respecto a lo esperado en el arranque del mismo. De continuar su buen comportamiento frente al resto de grandes divisas mundiales -todas se deprecian frente al euro en 2017 y algunas como el dólar o el real lo hacen a doble dígito-, podría perjudicar a las grandes exportadoras de la región y que se empezasen a ver rebajas en las estimaciones de beneficio.
"Creemos que la vuelta a máximos en lo que queda de año no es imposible pero sí difícil y estaría ligada sobre todo al debilitamiento adicional del euro, que permita mejorar aún más el resultado de las compañías exportadoras europeas", señala Pedro Sastre, de Banca March. A día de hoy, el euro se queda en zona de 1,18 dólares después de haber rebotado cerca de un 2 por ciento frente al billete verde en las últimas sesiones, un movimiento que ha colaborado en la debilidad mostrada por la renta variable de la región durante el mes de noviembre.
Finalmente, ante la falta de catalizadores claros tras una temporada de resultados en la que, en palabras de los analistas de Morgan Stanley, "se han batido las expectativas de beneficio por acción, pero de manera más débil que en otras regiones", los expertos miran a la reunión de la Reserva Federal, para la que el mercado descuenta una probabilidad superior al 90 por ciento de que se produzca un alza del precio del dinero. "Creemos que será a partir de la segunda semana de diciembre cuando se incremente la volatilidad en función de las reuniones de la Fed (día 13) y el BCE (día 14), de la cumbre europea con el Brexit como principal asunto (día 14) y de las elecciones en Cataluña", señala Felipe López-Gálvez, de Self Bank.