
Siemens Gamesa ha entrado en un terreno en el que ya nadie conoce a nadie. El conjunto de analistas que sigue su cotización ni siquiera confía en que cumplirá con el objetivo de ebit (beneficio bruto) que rebajó el 13 de octubre para el ejercicio fiscal 2017, que cerró en septiembre.
Las previsiones apuntan, de media, a que el próximo 6 de noviembre presentará un ebit de 760 millones de euros en el año, 30 millones por debajo -un 4% menos- respecto a la meta que la propia compañía se marcó el 13 de octubre, cuando se vio obligada a recortar esta guía por segunda vez en 3 meses, desde los 900 millones en los que la había dejado el 26 de julio.
Si entonces culpó a "una severa caída de la demanda" por la paralización del mercado indio -donde es líder en cuota de mercado y donde en 2016 consiguió un 30% de su cifra de negocio total-, en esta ocasión achacó el nuevo profit warning "a la revisión en las evaluaciones periódicas del valor contable de activos en inventario de filiales en EEUU y Sudáfrica".
Como consecuencia de este nueva advertencia sobre la debilidad que atraviesa su negocio, Iberdrola, uno de los principales accionistas de la compañía, con un 8% del capital, forzó que la semana pasada el Consejo de Administración decidiera acometer cambios en su equipo directivo -entre ellos sustituir al director financiero-, volviendo "a sorprender negativamente al mercado", según incide Bankinter. Junto con este anuncio, aplazó la celebración del día del inversor, que iba a celebrarse el 15 de noviembre, hasta mediados de febrero de 2018, lo que a los expertos del banco madrileño les parece "especialmente decepcionante", ya que "elimina el posible catalizador que podía presentar Siemens Gamesa en el corto plazo". El catalizador al que se refiere el equipo de Bankinter es el esperado nuevo plan estratégico, sin el que el mercado solo acumula malas noticias de la empresa que nació a mediados de año como producto de la fusión de Gamesa con la división eólica de Siemens. Y, lo que es peor, noticias inesperadas.
Un contexto de incertidumbre que ha llevado a los analistas a sacar la tijera sin compasión. Desde el primer profit warning, el de finales de julio, el recorte de la estimación media del ebit para el pasado ejercicio fiscal es del 26%, mientras que desde el segundo, es del 9%, hasta llevarlo por debajo del objetivo de la propia compañía -ver gráfico-. De cara al presente curso, que inició en octubre para acompasarse con el calendario de Siemens, que controla la compañía tras la fusión, la rebaja de las previsiones de beneficio bruto es del 50% desde julio y del 25 % desde el 13 de octubre, hasta los 659 millones de euros, lo que significa que el consenso de mercado espera que el ebit caiga un 13% este año.
Aún no era el momento
El castigo no solo ha llegado por la parte de los estimaciones. También ha sido muy duro en bolsa. "Multitud de inversores entraron en Siemens Gamesa durante las últimas semanas pensando en que la fuerte corrección desde los máximos anuales proporcionaba un punto de entrada atractivo y contando con una recuperación de los sus principales mercados en 2019, pero el segundo profit warning en tres meses dejó en evidencia que confiar en un repunte de su negocio es todavía prematuro ante el colapso en India, la desaceleración en Brasil y México y la pérdida de cuota en EEUU", explica JP Morgan Chase en su último informe sobre la compañía, publicado el 15 de octubre. Unos días después, la firma de inversión se deshacía de algo más de 3 millones de títulos de la empresa, en línea con otras manos fuertes presentes en su accionariado.
Tras este segundo profit warning, la presión bajista regresó con fuerzas renovadas, y sin más remedio, al valor, cortando en seco la remontada que había iniciado desde los 10,88 euros hasta los que se hundió el 26 de septiembre, impulsado por la creencia de que podría haber tocado suelo, según se desprendía de los informes de distintas casas de análisis, entre ellas Goldman Sachs. Ahora, las acciones de Siemens Gamesa se la juegan en este mínimo anual, por debajo del que entrarían "en una situación técnica de caída libre", según reconoce Joan Cabrero, estratega de Ecotrader. Las pérdidas en bolsa rozan ya el 50% desde el máximo anual que conquistó sobre los 21 euros a mediados de mayo. Precio al que, por cierto, el director general de Gamesa, Xabier Etxeberría Muguruza, vendió 82.909 acciones, ingresando casi 2 millones de euros, según recoge Bloomberg.
"La compañía sigue en un momento difícil de cambio a todos los niveles, y tendrá que pasar un tiempo hasta que la incertidumbre sobre la evolución futura de su negocio vaya disminuyendo", considera el equipo de M&G Valores, que confiesa que "es imposible saber cuándo hará suelo definitivamente, por lo que un inversor que confíe en el futuro de la compañía tiene que desafiar las incertidumbres y tomar la decisión de invertir aunque eso signifique asumir pérdidas latentes durante algún tiempo".