
La bolsa estadounidense cerrará su noveno año alcista, encaminándose a una década de subidas, pero sin que el inversor europeo pueda aprovecharse por el avance de la divisa común.
La insaciable escalada alcista del S&P 500 sigue confundiendo a los más incrédulos. Sin embargo, a medida que el número de récords históricos alcanzados hasta ahora duplica la media anual acumulada desde 1945, los derroteros de la bolsa americana siguen apuntando alto. "Los inversores citan una larga lista de factores que podrían provocar una caída significativa", reconoce Robert Doll, estratega jefe de Nuveen, quien enumera factores como la duración de la actual expansión bursátil, las elevadas valoraciones, la baja volatilidad, el endurecimiento de la política monetaria y los riesgos políticos. El escepticismo no está infundado. Han pasado 14 meses desde que el S&P 500 se haya tomado un respiro del 5 por ciento. "Sin un revés económico o una caída en el crecimiento de los beneficios, no observamos un descenso pronunciada en el horizonte", incide Doll. "De hecho, con la elevada incredulidad de algunos y la significativa cantidad de efectivo todavía esperando a ser invertido, el mercado alcista tiene espacio de sobra para seguir subiendo", añade. El problema es que esta fortaleza se deshilacha para los inversores europeos en el momento en el que ponen su punto de mira a este lado del Atlántico. La renovada fortaleza del euro amarga la rentabilidad del 11,6 por ciento que acumula el S&P 500 en el año. Este indicador "ha ganado de media un 2 por ciento en los últimos tres meses y ha subido en 13 de los últimos 16 años", recuerda Sam Stovall, estratega jefe de CFRA, quien aún así sitúa el objetivo para finales de 2017 en los 2.540 puntos. Es por ello que es necesario diseccionar este peculiar escenario y ser muy selecto antes de echar el ojo a las bolsas patrias.
El alza del 13,6% de la divisa comunitaria deja al inversor europeo con pérdidas
Desde comienzos de año, el euro se ha apreciado un 13,6 por ciento en su cruce con el dólar. Talley Léger, estratega de renta variable de Oppenheimer, indica que "conceptualmente" este hecho podría ser un modesto quebradero de cabeza para los beneficios empresariales de la eurozona. Sin embargo, este experto hace hincapié en que la fortaleza de la moneda única "es buena para el inversor estadounidense invertido en renta variable europea". Desde su punto de vista, un crecimiento económico más modesto de EEUU frente a la solidez de la economía europea sugieren que el dólar "no se postulará como una barrera" para los estadounidenses que miran al Viejo Continente. Pero es cierto que para el inversor europeo el fortalecimiento del euro juega a la contra, haciendo que el relativo atractivo de la bolsa americana se esfume.
Dicho esto, Lisa Shalett, directora de carteras y estrategias en Morgan Stanley WM, recuerda que la devaluación del billete verde este año (en términos comerciales) "debería ser positivo para las exportaciones estadounidenses y los beneficios empresariales además de hacer repuntar la inflación". Shalett cree que EEUU disfruta de un momento dorado, donde el crecimiento y los tipos de interés no son ni muy fríos ni muy calientes, haciendo referencia al cuento de Ricitos de Oro, o Goldilocks, como se conoce en la cultura americana. "Esto apoya nuestra tesis de valoraciones más altas y que sitúan al S&P en 2.700 puntos", recalca.
Bank of America Merrill Lynch informó el viernes que los valores tecnológicos atrajeron 1.000 millones de dólares la semana pasada, la segunda inyección más grande desde que se registran estos datos. Sin embargo, en general, la renta variable americana sufrió una nueva salida de inversiones por valor de 300 millones y este año es uno de los peores desde 2004.
La baja inflación permite a la Fed moverse con más lentitud
Esta semana, la Reserva Federal anunció al término de su reunión de política monetaria el comienzo oficial en la reducción de su balance. Una decisión que se materializará en octubre y comenzará con ventas mensuales de 10.000 millones de dólares, que se incrementarán por dicha cantidad cada tres meses durante el próximo año. En su rueda de prensa, Yellen enfatizó que salvo sorpresas negativas, el banco central está listo para subir tipos por tercera vez este año con vistas a tres incrementos más en 2018.
"La Fed quiere evitar tener que ajustar su política de forma agresiva en el caso de que la inflación suponga un problema, lo que supondría provocar una recesión", explica Peter Hooper, economista jefe de Deutsche Bank, destacando que "el bajo nivel actual de inflación permite a la Fed moverse con relativa lentitud y cautela". Las previsiones de crecimiento se mantuvieron sin grandes cambios, a excepción de una mejora de 0,2 puntos porcentuales del PIB para 2017, hasta el 2,4 por ciento. Las previsiones de inflación subyacente se redujeron, situándose en el 1,5 frente al 1,7 por ciento previo.
Dicho esto, como señala Torsten Slok, economista jefe internacional de Deutsche Bank, con la salida del vicegobernador, Stanley Fischer, en octubre, cuatro de los siete puesto en el Consejo de Gobierno de la Fed quedan vacantes, a la espera de que el Senado confirme a Randal Quarles a uno de ellos. Este es un hecho importante a la hora de interpretar las últimas proyecciones presentadas esta semana. "Para los inversores esto puede no parecer importante ahora, pero la Fed sufrirá cambios dramáticos antes de que finalice el año, lo que tendrá implicaciones significativas", pone de manifiesto Slok. Desde Deutsche Bank consideran que los huracanes Harvey, Irma y María tendrán un impacto en el crecimiento, pero este será momentáneo y restará 0,2 puntos porcentuales al crecimiento en la segunda mitad de 2017. Aún así, mantienen el objetivo de los 2.600 puntos para el S&P 500 para finales de este año y atisban una corrección para las bolsas europeas en los próximos meses.
La reforma tributaria beneficiará a bancos, firmas minoristas y 'telecos'
La Casa Blanca y los líderes republicanos en el Capitolio ultiman la letra pequeña de una esperada reforma tributaria histórica de la que pueden conocerse más detalles la próxima semana. En estos momentos se estima que el impacto fiscal neto de las rebajas de impuesto, tanto a la empresas como a individuos, alcanzará los 1,5 billones de dólares en los próximos 10 años. El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo recientemente que, de aprobarse este año, tendría un efecto retroactivo desde enero. "El Congreso y la Administración tendrán como objetivo una tasa impositiva del 20 o el 25 por ciento, una reducción de 10 puntos porcentuales con respecto a los niveles actuales", señala Michael Pugliese, analista de Wells Fargo Securities. A ello sumarán un incentivo para la repatriación de beneficios pero, al contrario de lo rumoreado hasta la fecha, este será temporal como en 2005. "De esta forma se ayudará a compensar la reducción del impuesto de sociedades", añade Pugliese. Dubravko Lakos-Bujas, estratega jefe de J.P. Morgan, cree que los puntos clave siguen siendo la reducción del impuesto de sociedades, las deducciones de inversiones de capital o la extensión de bonificaciones por depreciación, la deducción de gastos por intereses, la repatriación de efectivo y la adopción de un sistema fiscal territorial.
En lo que a renta variable se refiere, Lakos-Bujas determina que la reforma tributaria beneficiaría a empresas nacionales con una tasa impositiva elevada frente a las multinacionales estadounidenses, normalmente con una más baja. "El sector financiero, en particular los bancos regionales, el de consumo básico y las minoristas así como las telecomunicaciones serán los más beneficiados", apunta. Mientras la tecnología, el sector de salud o el de consumo discrecional, con importantes beneficios fuera se beneficiarán menos.
El consumo será uno de los pilares que impulse las ganancias del S&P
Las minoristas olvidan ya el hastío veraniego, la vuelta al colegio, intercalan la breve festividad de Halloween y se preparan ya para las rebajas navideñas. Los problemas de la industria, con más de 25 suspensiones de pagos en lo que llevamos de año, la más reciente la de Toys R'Us, sitúan la deuda a reestructurar por encima de los 11.000 millones de dólares. Pero parte de este problema es estructural y consecuencia del acecho online ya que los consumidores suponen un 69 por ciento del PIB de EEUU y las condiciones actuales son ciertamente envidiables. El país ha generado una medida de 175.000 empleos al mes hasta la fecha, los sueldos suben, la confianza ronda niveles no vistos desde 2001 y los estadounidenses no contaban con unos balances tan saneados desde 1980.
Según Deloitte, las ventas minoristas crecerán las próximas fiestas entre un 4 y un 4,5 por ciento superando los 1,04 billones de dólares entre los meses de noviembre y enero. En el caso de las ventas online el aumento puede ser de hasta el 21 por ciento y lograr los 114.000 millones de dólares.
Sin dejar de lado estas referencias, David Kostin, estratega jefe de renta variable estadounidense de Goldman, aventura que el consumo es uno de los pilares cruciales que hará que "las ventas y beneficios del S&P 500 crezcan un 5 y un 7 por ciento, respectivamente en 2018". Sin embargo, antes de mirar al próximo año, él y su equipo sitúan al S&P 500 en los 2.400 puntos a finales de 2017. Entre sus recomendaciones son varias las estrategias a seguir durante los próximos meses. La primera se basa en la "reflación", es decir, mirar valores o compañías con bajos costes laborales a medida que la inflación salarial sube. Otra mira al crecimiento con interés en empresas con altas ventas (como las tecnológicas). En tercer lugar, están lo que Kostin apoda como "compañías del mañana con un alto grado de inversión de capital". Por último, está la banca que devolverá un 40 por ciento de capital a sus inversores, aumentando las recompras en un 57 por ciento y los dividendos en más de un 20.