
Tras décadas y décadas de un mercado dominado por las compañías de EEUU y Europa, las chinas están comenzando a despuntar.
Decía Charles Darwin en El origen de las especies que los individuos menos adaptados tienen menos probabilidades de sobrevivir y de reproducirse. Del mismo modo, aquellos que son más aptos tienen más opciones de vivir y de reproducirse así como de dejar sus rasgos hereditarios a las generaciones futuras, lo que produce el proceso de selección natural. En este aspecto destacarían las avispas asiáticas, que han encontrado en zonas europeas, entre las que se incluye el norte de España, un lugar al que se han adaptado climatológicamente y les es posible la vida y la reproducción. Sin embargo, la cara b de esta especie calificada como invasora la está sufriendo la abeja de la miel, una especie autóctona de estas zonas que está viendo reducido su número debido a la voracidad de su nueva vecina.
En el ámbito de los mercados, y especialmente el empresarial, está teniendo lugar un fenómeno parecido. Las empresas occidentales, tanto europeas como estadounidenses, habían conseguido crecer y multiplicarse a lo largo de la historia. Sin embargo, cada vez son más las chinas que están reclamando su trozo de pastel alcanzando cotizaciones que nada tienen que envidiar a las tradicionales así como sólidas recomendaciones por parte del consenso de mercado. Como señala Luis Bosch, de Activos Financieros en DiverInvest, "dado que se trata de empresas competitivas globales con margen de crecimiento hay analistas que aconsejan comprar".
"Desde hace décadas, el aumento de la capacidad productiva china ha afectado mucho a las occidentales en sectores como textil y calzado", señala Yingying Zhang, profesora de Cunef. La experta añade, haciendo alusión a la teoría del Ying-Yang, que "las firmas occidentales excelentes han mejorado su competitividad y compiten en la zona de mayor valor añadido en la cadena de suministro global, aprovechando el bajo coste de producción chino u otros emergentes". Del mismo modo, concluye con que aquellas que han resultado muy afectadas "es porque no han tenido una visión estratégica y no han podido adaptarse al mundo acelerado de los negocios internacionales". En esta línea, José Luis Herrera, analista de CMC Markets, indica que "mientras no haya suficiente demanda interna para los niveles de producción de China, se enfocará al exterior por lo que la amenaza para las empresas tradicionales es elevada". A ello se suma las trabas que impone a las extranjeras para invertir en el país, "por lo que podría pensarse que están en inferioridad de condiciones para competir", concluye.
Precisamente, el efecto internacional de China es algo que no pasan por alto ni los inversores ni los expertos. Ejemplo de ello es el denominado como crash chino. En agosto de 2015 los bajistas se impusieron con claridad en las plazas de todo el mundo al empezar a cotizar una desaceleración económica del gigante asiático en su transformación hacia una economía basada en el consumo interno. Desde Amundi indican que "las empresas especializadas en deportes, viajes y ocio serán las principales beneficiarias así como el sector sanitario gracias a los cambios estructurales en la sociedad china". Estos temores de 2015 tuvieron su réplica en el arranque de 2016, provocando unas pérdidas de la que no lograron recuperarse en todo el año buena parte de las bolsas mundiales. Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB, indica que China es "la segunda economía mundial y está llamada a ocupar el primer puesto, con clara ventaja sobre la segunda, EEUU". Entonces, continúa el experto, "su potencial no se habrá acabado pues todavía contara con un mercado doméstico en claro crecimiento". Al mismo tiempo, Bernal incide en cómo el gigante asiático "cuenta con unas reservas de recursos financieros impresionante, lo que significa que, en contra de otros emergentes, no es dependiente de la financiación externa".
También lograron tambalear los mercados las depreciaciones que el Banco Popular efectuó sobre el yuan. No parece que vaya a tomar de nuevo estas medidas, al menos en el corto plazo. Según detallan en Société Générale, "los controles de capital pueden seguir siendo efectivos por ahora y no hay deseo de devaluar". En esta línea, Mahamoud Islam, de Euler Hermes, señala que "la política monetaria ha terminado el juego de apoyo general de los últimos años, dando generosas condiciones de crédito. Así, lo prestado al sector privado se incrementó en un 15 por ciento anual de media entre 2011 y 2016".
Todos esos movimientos tenían diferentes finalidades entre las que destacan que el yuan entrara a la cesta internacional de divisas o contar con un mercado más competitivo. Una de las últimas novedades que su renta variable ha tenido es que MSCI -Morgan Stanley Capital International- ha aprobado la introducción de las acciones chinas del mercado continental en sus grandes índices de bolsa. En concreto, agregará 222 acciones, que representarán aproximadamente el 0,73 por ciento del índice MSCI Emerging Markets. Desde JP Morgan indican que ahora, "el MSCI se planteará aumentar el factor de inclusión del 5 por ciento, lo que podría aumentar la actual ponderación del 5 por ciento de las acciones clase A del índice hasta situarla por encima del 18 por ciento, y también analizará la posibilidad de incluir las de mediana capitalización". Con todo ello, concluye con que "es posible que estos cambios provoquen mayores entradas de capital y que la creciente influencia china genere nuevas oportunidades de inversión, por lo que podremos empezar a vivir acontecimientos similares en la renta fija del país".
La entrada en dicho selectivo implica que "muchos fondos automáticamente tienen que comprar las empresas para realizar un seguimiento preciso del índice", señala James Buterfill, analista de ETF Securities.
Un mercado lleno de compras
Si nos fijamos en las 10 mayores firmas por capitalización del Hong Kong Hang Seng Index podremos observar que sólo una de ellas no defiende el consejo de compra para sus títulos, la petrolera PetroChina mientras que las nueve restantes sí que albergan esta recomendación para el consenso de mercado que recoge FactSet (ver gráfico). La firma, al igual que todo el sector, está viéndose lastrada por la caída del precio del crudo -a pesar de que este rebota más de un 17 por ciento desde que marcase mínimos, en junio-.
Entre las firmas que sí que logran lucir el consejo de compra se encuentran AIA y Tencent. Dichas compañías no sólo se conforman con contar con esta recomendación, sino que además se posicionan como Ecotitanes de sus respectivos sectores, lo que significa el mejor consejo de entre las cinco mayores de todo el mundo. Así, mientras que AIA cuenta con el mejor consejo de entre las cinco mayores aseguradoras, Tencent hace lo propio con el sector tecnológico, por delante de Alphabet, Facebook o Apple.
No contentas con dicho consejo, también contarán de media con un incremento de sus beneficios del 30 por ciento entre 2017 y 2019, según la media de analistas que recoge FactSet. Es Tencent la firma que vuelve a destacar ya que su incremento pronosticado supera el 60 por ciento. En esta línea, desde Golman Sachs indican que ven "oportunidades potencialmente atractivas en los sectores de salud, tecnología y consumidores a nivel de empresa". También en la misma dirección opinan desde el equipo de análisis de CaixaBank que indican que "cabe esperar un desempeño peor del sector industrial y una mejora de la salud y las tecnologías de la información, a medida que la economía china incrementa su terciarización". Además Charlie Awdry, gestor de renta variable china de la gestora de fondos internacional Janus Henderson, alude a cómo Tencent y Alibaba "son tan innovadores como las compañías de Internet de EEUU", lo que hace que "Alibaba haya superado a eBay en China y las empresas occidentales de comercio electrónico como Amazon no estén en ninguna parte de China mientras Alibaba intensifica su negocio internacional". Sin embargo, no todos los sectores de China cuentan con tan buena prensa para los expertos. Es por ello que Bosch indica que "el último segmento donde despuntan es el tecnológico pero hay sectores donde aún tienen camino que recorrer como el del automóvil o aviación". Algo parecido pasa con el financiero ya que se está intentando que no crezca la burbuja crediticia del país. Javier Garcia-Arenas, economista de CaixaBank Research, indica que "la cultura empresarial china debe hacer un esfuerzo por modernizarse ya que, con algunas excepciones en el sector tecnológico, tiene una estructura muy jerarquizada y rígida". El experto también señala que deben "aumentar el gasto en innovación y ser más creativas ya que su éxito en el exterior se ha debido a los menores costes de producción trasladados a menores precios pero ello no es el mejor modelo para crecer". De este modo, el experto concluye con que una vez superados dichos aspectos "su expansión podría ser positiva para las empresas occidentales ya que puede ser un incentivo para aumentar su eficiencia e incluso podría crear sinergias empresariales potentes con las empresas chinas".
En esta misma línea, Miguel Ángel Bernal señala que el crecimiento de las firmas chinas es "una bendición pues es la competencia la que permite la supervivencia y el aumento de beneficios para las empresas capaces de competir y ganar en excelencia". De igual forma, Álvaro Gutiérrez de Soto Auñón, director académico de EUDE Business Schooll, incide en que "los productos chinos llevan mucho tiempo con presencia internacional y el mercado y las empresas han ido aprendiendo a competir con esta situación". Por ello, no cree que exista una amenaza sino "riesgo e incertidumbre, y eso suele favorecer el aumento de la competitividad".