
Corea del Norte se encargó de devolver ayer una nueva dosis de tensión a los mercados. Apenas dos semanas después de enzarzarse en una guerra dialéctica con Estados Unidos que sacó a las bolsas del letargo en el que estaban sumergidas, el misil lanzado ayer sobre la isla de Hokkaido, al norte de Japón, llevó a los inversores a repetir el patrón desempeñado en tensiones anteriores. Es decir, a salir de la bolsa y a cobijarse en la deuda pública, tanto europea como estadounidense.
Las compras más fuertes se produjeron en los bonos a diez años de Reino Unido, cuya rentabilidad se redujo 5,3 puntos, hasta el 1%. Y también en los españoles, franceses y alemanes (por ese orden). Aunque el bund llegó a ser una de las referencias más demandadas a lo largo de la sesión, al final su rendimiento no fue de los que más se relajó: cayó del 0,37 al 0,34%. En el caso de la deuda española, el interés cedió 3,9 puntos, hasta el 1,56%; mientras que el de Francia bajó otros 3,8 puntos, hasta el 0,65%.
"La bajada de la TIR significa compras y que los inversores vean atractiva la compra de bonos a 10 años al 0,34% no es una señal muy optimista. Si bien es verdad que la mayor fortaleza del euro implica menos inflación (menor coste de las importaciones sobre todo)", señalan en Unicorp. Todos los plazos germanos, añaden, cotizan hoy por debajo de la inflación subyacente de la eurozona, "algo que sólo ocurrió en el segundo trimestre del 2015, cuando vimos caer el precio de los bonos alemanes a 10 años un 8% en dos meses y un 25% en el mismo plazo los bonos a 30 años".
La búsqueda de refugio en los bonos en la semana en la que se conocerá, precisamente, el dato de inflación de la eurozona del mes de agosto -que se publica mañana-, resulta llamativo porque cualquier lectura mejor de lo esperada puede provocar un susto en la deuda. "Una aceleración material de la inflación de la eurozona o del crecimiento de los salarios estadounidenses sería negativa para los bonos", recuerda Markus Allenspach, jefe de renta fija de Julius Baer.
La de EEUU se acerca al 2%
Aún así, los bonos americanos con vencimiento a una década también se beneficiaron ayer del nerviosismo que rodeó a las bolsas. De eso y de que la expectativa que maneja el mercado de nuevas subidas en el precio oficial del dinero en la primera economía del mundo se mueva ya entre junio y novienbre de 2018 (ver página 20).
Como pasó con la deuda alemana, las compras en la americana también fueron de más a menos durante el día. De ahí que, aunque la rentabilidad del papel a una década llegase a caer hasta el 2,08%, al final cerró en el 2,13%.