
Superar el ecuador del mes de agosto obliga a hacer una reflexión sobre el mercado con el que nos vamos a encontrar en el comienzo de curso. Una vuelta al cole que va a ser con casi toda seguridad menos fructífera que la del año pasado.
El curso escolar 2016-2017 nos ha dejado uno de esos mercados alcistas de libro, pese a que veníamos del Brexit y asistimos con miedo a la victoria de Trump, en EEUU. El resultado: del 7.800 del Ibex de junio a casi el 11.200 de mayo. Ni el mayor de los optimistas suscribe otro 40 por ciento de subida para el próximo curso sobre el nivel actual, ni con Draghi acelerando una subida de tipos en Europa, que ahora se ha retrasado a caballo entre finales de 2018 y principios de 2019. Y no olvidemos que el acercamiento o alejamiento en el calendario del alza del precio del dinero es el mejor indicador para poner alcista o bajista el bolsámetro.
Para el nuevo curso hay elementos para poner en revisión la tendencia alcista del mercado y, sencillamente, hablar de un mercado lateral. El más importante de ellos es el estancamiento de las estimaciones de beneficio, que ya no crecen, incluso en el caso de Europa se empieza a ver un leve deterioro. Con unas ganancias del S&P superando por primera a vez el billón de dólares, pero sin mejoras, y un EuroStoxx 600 que todavía no alcanzará el medio billón de euros por el enfriamiento de las previsiones, el optimismo del pasado curso se frena en seco.
De perderse el suelo del mercado, el nivel entre 10.200 y 10.250 -que técnicamente corresponde al hueco con dividendos que dejó el Ibex tras la confirmación de que Macron era candidato al Elíseo y Europa alejaba al populismo-, el riesgo de caída del mercado sería ceder en torno a los 9.800 puntos (9.544 de entonces por los dividendos). Un nivel este crítico, ya que supuso cruzar el rubicón entre un mercado de recuperación y uno alcista. Superar aquel nivel supuso cerrar el hueco bajista que había dejado el desastroso comienzo de 2016, con la segunda devaluación del yuan y el pánico que provocaba en los mercados la repercusión que podría tener en la economía mundial. Creo que marcar este nivel como objetivo de compra puede ser el punto óptimo en una ecuación rentabilidad/riesgo. Perder ese suelo es un escenario que no responde a ninguna lógica macro que ahora esté sobre la mesa.
Por la parte de arriba, el mercado deja potencial. Hay que pensar que solo con que se mantenga el escenario lateral actual se atacará en algún momento la resistencia en torno a los 11.200 puntos. Y la tendencia alcista se puede restaurar solo con que Draghi abra la puerta antes de lo previsto a la subida de tipos en Europa. Lo mejor de todo es que tenemos para un curso más aburrido, un plan de ruta aparentemente más fiable.