Bolsa, mercados y cotizaciones

A Aena le salió su cardenillo en pleno verano

  • La opinión de Joaquín Gómez, director de Mercados de 'elEconomista'

En pleno verano, en el estío en el que el gran público se acuerda más de los aeropuertos, se puso de evidencia el veneno que roza a Aena. La mayor compañía del mundo de infraestructuras aeroportuarias sacó a la luz su particular cardenillo, ese recubrimiento verdecino que se instala sobre el cobre o sus aleaciones como el bronce, y que de ser ingerido es mortal de necesidad. Por si alguien no ubica qué es el cardenillo que piense en la estatua de la Libertad. Su color turquesa es el cardenillo, que por la corrosión se ha impuesto al cobre que recubre originalmente el hierro de la estructura.

El cardenillo en Aena es la presencia en el capital del Estado, de lo público como concepto, y que lleva a muchos gestores del mundo a ponerla una X en su lista de seleccionables para su cartera. En verano se vio como Aena tuvo que dejar en manos del Gobierno catalán la negociación de la subcontrata para la seguridad del aeropuerto del Prat con los trabajadores de Eulen y, mucho más grave, tuvo que renunciar a una operación corporativa como es Abertis, por las interpretaciones que se harían sobre el coste político de la adquisición.

En el conflicto con los trabajadores de Eulen se hizo evidente el carácter público de la subcontrata. La necesidad de ajustarse al concurso con las administraciones obliga a una infinidad de letras pequeñas que redundan en que no se puedan solucionar los problemas como se harían en la empresa privada. Una gestión esta última que no vamos a descubrir ahora que es más eficiente, crea más valor, deja obsoleta la concepción marxista de la plusvalía, y que a la postre es lo que quiere el accionista, que para eso Aena está en mercado.

En el caso de la intención de lanzar una opa competidora a la de Atlantia por Abertis se subraya el mayor de los problemas que tiene Aena, la incapacidad para crecer y que sus directivos puedan llevar con libertad la estrategia de una cotizada. Aena, con el viento a favor de una España que tiene su mejor industria en el turismo mejorará su beneficios sin esfuerzos entre el 3% y el 4%, y sus dividendo algo por encima de estas cifras. Pero eso es ir a piñón fijo, y la compañía en argot ciclista tendría capacidad para mover más desarrollo. Su presidente, José Manuel Vargas, reconoció que la opción de comprar Abertis era "única porque no hay más empresas de su sector en España con su tamaño". Pese a la viabilidad financiera e industrial, la idea finalmente fue rechazada por su accionista mayoritario, la pública Enaire, que controla un 51%. "El consejo no tomó una decisión porque no se le presentó una opción", dijo Vargas, que se bañaba entonces como gestor de un híbrido más público que privado en cardenillo.

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