Este animal representa riesgos evidentes, conocidos, pero que se ha optado por ignorar; repasamos los cuatro 'ejemplares' más peligrosos que amenazan ahora a las bolsas
La fauna que convive en el ecosistema de los mercados es rica y variada. Toros, osos, ciervos, buitres, lobos, cisnes negros... estos son algunos de los más conocidos, pero no los únicos. El rinoceronte gris ha aparecido recientemente, después de que el periódico estatal chino People's Daily publicase el pasado 17 de julio un editorial en el que hablaba de la posible llegada de este animal, con las consecuencias que podía generar. Esta publicación fue suficiente para que, a pesar de que ese mismo día se publicaron varios datos macroeconómicos muy positivos para el gigante asiático -el PIB creció un 6,9 por ciento en el segundo trimestre, más de lo esperado, mientras la producción industrial también fue fuerte, como también lo fueron las ventas al por menor-, la bolsa del país cerrase con una caída del 1,65 por ciento, entonces la segunda peor jornada de bolsa de todo el año.
La cuestión es, ¿qué es un rinoceronte gris? El animal es una figura popularizada por la autora estadounidense Michele Wucker en su libro El rinoceronte gris: cómo reconocer y actuar en los peligros evidentes que ignoramos. El título del libro resume bastante bien este fenómeno; se trata de eventos de alta probabilidad, con un impacto importante para los mercados, que la gente debería ver venir, pero habitualmente no lo hacen. La diferencia con los famosos cisnes negros, un término acuñado por el economista y filósofo Nassim Nicholas Taleb, quien bautizó de esta forma a un riesgo que no se puede predecir, pero que tiene un gran impacto en los mercados una vez aparece.
Es cierto que el mercado de renta variable se está comportando bien durante los últimos meses -ejemplos de ello son el Ibex, que sube un 12,6 por ciento en el año, el EuroStoxx, con un 5,4 por ciento, y el Dax alemán, con una revalorización del 5,9 por ciento-, gracias a que la situación política de la eurozona se ha suavizado, una vez las aspiraciones de algunos candidatos antimercado se han ido al traste -al holandés Wilders no le fue bien en las elecciones, como tampoco le ocurrió a Le Pen en Francia-. Sin embargo, como suele ser habitual, persisten algunos riesgos para la economía global, y también para la europea. En este momento se pueden destacar varias amenazas para el mercado, que son bien conocidas por todos, pero ante las que, al menos de momento, sólo cabe tener calma y confiar en que no se materialicen de forma que den un susto importante a las bolsas.
Son los cuatro rinocerontes grises que más cerca se encuentran ahora del campamento: un posible taper tantrum por el inicio de la retirada del programa de compras de deuda del Banco Central Europeo -BCE-; la posibilidad de que China dé un nuevo susto a las bolsas, como hizo en agosto de hace dos años, aunque por motivos diferentes; el riesgo de que el precio del petróleo pueda volver a colapsar, ante la incapacidad de la Organización de Países Exportadores de Petróleo -OPEP- de estabilizar el mercado con su acuerdo para recortar la producción; y por último, la amenaza de ver más problemas en la banca europea durante los próximos meses, como ha ocurrido con Banco Popular en España y los bancos italianos Popolare di Vicenza y Veneto Banca, recientemente fusionados con Intesa Sanpaolo para salvarse.
El 'taper tantrum' a la europea
Cuando la Reserva Federal llevó a cabo el tapering -retirada paulatina del programa de compras de deuda, también conocido como QE- el mercado reaccionó con una venta masiva de bonos, que generaron un rápido repunte en las rentabilidades que ofrecía la renta fija en Estados Unidos, con la consiguiente caída en precio. Con ese precedente, no se puede obviar que en Europa puede ocurrir algo similar, toda vez Mario Draghi, presidente del BCE, se está preparando para empezar a desmantelar su propio QE.
La primera reacción de este tipo se apreció a finales de junio, cuando el día 27 el presidente de la entidad lanzó en Sintra un discurso muy optimista respecto a la situación económica de la eurozona. Eso hizo que el mercado descontase que no queda mucho tiempo para que empiece el final del QE, y los bonos sufrieron fuertes ventas en un corto periodo de tiempo -la rentabilidad del bono a 10 años español pasó del 1,37 por ciento al 1,73 por ciento en sólo 10 días-.
Vïctor Alvargonzález, analista de mercados, explica sobre este rinoceronte gris que "en el corto plazo, es uno de los riesgos que más se respira en Europa. Cuando la Reserva Federal decidió reducir el programa QE, la economía norteamericana estaba en una senda de crecimiento bastante consolidada, y esto es fundamental. Para la bolsa, el hecho de que se detenga el estímulo no es malo, siempre y cuando se haga como respuesta a una mejora clara en el crecimiento. La clave está en el timing, si se hace cuando los mercados perciben que la economía está consolidando su fortaleza, se verá como algo positivo. El tema es que, si bien hemos vuelto al crecimiento, este es modesto, y reciente".
Además de la política monetaria en Europa, tampoco hay que descartar la posibilidad de que la Reserva Federal de un susto a los mercados globales, si se confirmase que la subida de tipos en el país ha llegado antes de lo debido.
El excesivo apalancamiento de China
China, si bien ha estado tranquila desde enero de 2016, cuando llevó a cabo la última devaluación del yuan, no ha desaparecido del punto de mira de los inversores; el recuerdo de la devaluación de agosto de 2015 sigue muy fresco, por el contagio bajista que generó en las bolsas de todo el mundo. De hecho, el propio Gobierno del país pareció querer dejar claro con el editorial que publicó el People's Daily, en el que precisamente alertaban del peligro de los rinocerontes grises, del riesgo que aún hay en el país. Los problemas de China no son pocos, ni nuevos: un apalancamiento excesivo, que podría empeorar si el dólar sube mucho, ya que tiene una elevada exposición a deuda denominada en dólares; una posible burbuja inmobiliaria en el país; exposición de sus bancos a crédito de dudoso cobro... etc.
Javier Santacruz, profesor del IEB, destaca cómo el problema del apalancamiento es el más grave, y que está más presente en la deuda pública que en la privada: "El apalancamiento de China es uno de los principales riesgos que podrían darnos un susto, y más teniendo en cuenta que el banco central de China está dando señales de que no van a suministrar más liquidez de la que se necesita, algo significativo. El problema es que hay bastantes provincias muy endeudadas, que han asumido este pasivo para pagar infraestructuras, y lograr que se las concediese la cateogría de zona económica especial" -esta calificación permite que las regiones tengan políticas económicas más flexibles por parte del Gobierno, que favorecen la llegada de inversores internacionales-. El economista continúa: "Ahí es donde considero que puede existir un crack de deuda, no tanto en la privada o semiprivada". Como se puede apreciar en el gráfico, China cerró el año pasado con un fuerte apalancamiento, siendo su deuda un 257 por ciento del PIB de todo el país.
Un petróleo muy caro... o muy barato
Durante los últimos años el precio del oro negro ha tenido un impacto importante, en ciertos momentos, en el sentimiento de mercado. Cuando cayó por debajo de 30 dólares saltaron las alarmas en las bolsas, ya que se temía por el impacto que podría tener que los países árabes cerrasen el grifo del dinero que invertían en acciones de empresas de Occidente, además del miedo a quiebras en grandes petroleras, e impagos de empresas de menor tamaño, especialmente del espetro high yield estadounidense, donde se vieron tensiones especialmente fuertes por el cierre de varios fondos de inversión que se centraban en este tipo de empresas.
El año no está siendo demasiado positivo para el petróleo, ya que ha habido momentos en los que ha llegado a caer más de 10 por ciento; eso sí, después de las caídas ha recuperado posiciones, y ahora el Brent, que cotiza en el entorno de los 52 dólares, ha recuperado más de un 16 por ciento de su precio desde los mínimos que tocó el pasado 21 de junio.
Javier López Bernardo, CFA y analista en Brightgate Capital, explica cómo "por parte de petróleo el susto podría llegar si sube mucho, y castiga a países como España, importador neto de petróleo. Por abajo, el riesgo también puede ser que caiga demasiado y se genere miedo en el mercado de renta variable por el tema de la salida de los petrodólares de la economía. Sin embargo, la gente piensa que si el crudo cae a 25 dólares es malo para la economía, y no es así. China, incluso, es un gran importador de petróleo, y le vendría muy bien que se abaratase". De esta forma, el experto destaca cómo, "a medio plazo, el problema es que vaya mucho para arriba. El 30 por ciento de la producción mundial de crudo es offshore, y a futuro seguirá siendo así, por mucho que digan que el fracking no para de crecer. Vamos a seguir dependiendo del offshore, y durante los últimos tres años no ha habido nada de inversión en este tipo de exploración; se sabe que, aproximadamente en 2020, no entrará más petróleo por esta vía".
Más casos 'Popular' en Europa
Es cierto que, poco a poco, la subida de tipos se acerca en la eurozona, y eso es bueno para la banca. Sin embargo, este año está quedando patente que aún hay riesgos por esta vía; después de la absorción de Banco Popular por parte de Santander, el pasado 26 de junio en Italia los bancos Popolare di Vicenza y Veneto Banca tuvieron que ser absorbidos por Intesa Sanpaolo, después de que el BCE alertase de su inviabilidad.
Sin embargo, fuentes del mercado destacan cómo este riesgo no debería ser demasiado significativo, ya que, de una u otra forma, no se está dejando caer a los bancos. Es por ello que este rinoceronte podría ser más manso que los otros.
De todas formas, no se debe descartar que en algún momento pueda haber problemas por esta vía. Es en Grecia e Italia donde el riesgo es más evidente, si se tiene en cuenta las valoraciones que tienen algunas entidades de estos dos países: según los datos de FactSet, de los siete bancos con capitalización superior a los 1.000 millones de euros, que cuentan con las ratios de precio frente al valor en libros más bajas de toda Europa, por debajo de las 0,5 veces, cuatro tienen pasaporte griego, y tres italiano. Después de ellos llegaría Deutsche Bank, la única venta de todo el EuroStoxx.