
Tras la que bien podría ser su última aparición en el Capitolio, la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, no parece contar con el viento a favor para mantenerse al frente del banco central estadounidense. Con su mandato expirando en enero del próximo año, sólo el 20,8% de los economistas esperan su renovación en el cargo, según un sondeo realizado por el Wall Street Journal.
Sin embargo, tres son los nombres que suenan con más o menos fuerza entre las quinielas de los expertos así como en los mentideros políticos de Washington. Entre ellos destaca, Gary Cohn, actual director del Consejo Económico Nacional y ex presidente de Goldman Sachs. Según la publicación Politico, citando fuentes cercanas al proceso de selección, si el arquitecto de algunos de los planes económico de Trump estuviera realmente interesado en el puesto, el presidente no dudaría en nominarle.
Dicho esto, la figura de Cohn generaría cierta controversia en distintos niveles. Entre los nacionalistas de la Casa Blanca, véase el estratega jefe, Steve Bannon, y entre los republicanos más conservadores del Capitolio que no olvidan que el expresidente de Goldman es un demócrata convencido que favorece el libre comercio.
De llegar a hacerse con el puesto, Cohn se postularía como el primer presidente de la Fed en las últimas cuatro décadas que no es un economista, siendo el último William Miller, quien militó el banco central de EEUU poco más de un año bajo la administración de Jimmy Carter. En este sentido, Ethan Harris, economista jefe de Bank of America Merrill Lynch, advierte a elEconomista que es imprescindible que el próximo presidente cuente con experiencia en política monetaria y favorece la elección de un académico o economista familiarizado con el tema.
"Vamos a ver un Comité Federal de Mercados Abiertos (FOMC) diseñado por Trump", indica. "El precedente no es si se politizará la Fed sino quién tomará las riendas y si estará preparado", incide. Al respecto, echa la vista atrás y señala cómo en los 70, Carter cometió el error de nombrar a Miller como presidente de la Fed. "No tenía ninguna experiencia en política monetaria ni tampoco era un economista e hizo un trabajo bastante malo, en un momento en que la inflación comenzaba a repuntar", justifica. Harris insiste en que, desde entonces, el objetivo de todos los funcionarios de la Fed ha sido no repetir dicho error garrafal.
Aún así, el actual director del Consejo Económico Nacional, quien aseguró a la CNBC no estar interesado en liderar la Fed, ha conseguido despertar el apoyo de legisladores de ambos partidos políticos, especialmente dentro del Comité Bancario del Senado. El senador demócrata Jon Tester, considera que Cohn "aborda las cosas con un poco más de sentido común: más realismo y menos idealismo". El senador republicano, David Perdue indicaba que Cohn "sería un gran presidente de la Fed".
Si el consejero económico de Trump, quien ha ganado seria influencia sobre el presidente durante los últimos meses generando ciertas rencillas entre el ala más nacionalista de la Casa Blanca, representada por Bannon y Reince Priebus, existen otros dos nombres que suenan con fuerza en la lista de candidatos a suceder a Yellen. Entre ellos destacan el exgobernador de la Fed entre 2006 y 2011, Kevin Warsh y el economista de la Universidad de Stanford, John Taylor.
Warsh utilizó su experiencia tras militar las filas de Morgan Stanley para desempeñar un papel clave entre las bambalinas del banco central estadounidense durante la crisis financiera, según señalan desde Bloomberg. Desde entonces, y tras su periplo en la Fed, ha criticado las operaciones del banco central, abogando por cambios generalizados en cómo se llevan a cabo las decisiones de política monetaria y sobre todo cómo la Fed se comunica con el público. Algunos consideran, sin embargo, que Warsh, de 47 años, es demasiado joven para tomar las riendas del banco central más importante del mundo.
En el caso de Taylor, el profesor de la Universidad de Stanford es mayormente conocido por la regla de política monetaria que desarrolló en 1993 que vincula los cambios en los tipos de interés con el estado de la economía y la inflación. Precisamente Taylor culpa a la Fed de haberse desviado de dicho objetivo a principios de siglo, lo que contribuyó a alimentar la burbuja inmobiliaria que generó la peor crisis financiera desde la Gran Depresión. Este economista de 70 años también ha criticado la postura actual del banco central, argumentando que ha sido demasiado laxa.