
Con ganas de sacudirse todos los prejuicios que rodean a la banca suiza, Lionel Aeschlimann, socio y miembro del Comité Ejecutivo del Grupo Mirabaud, así como CEO de Mirabaud Asset Management, explica en un perfecto castellano por qué ha llegado ya el momento de retirar los estímulos monetarios en Europa, los inconvenientes de Mifid II e incluso explica el porqué de la burbuja en renta fija.
¿Ha llegado la hora de recortar los estímulos monetarios en Europa?
Desde luego que sí. Estamos esperando todos a que se normalice la política de tipos. De aquí a final de año o principios de 2018, deberíamos volver a la normalidad. Desde 2008 estamos con unas políticas monetarias inauditas que han distorsionado al mercado, han complicado la tarea de los gestores activos, y han distorsionado los precios, haciendo subir absolutamente todos los activos, ya fueran de calidad o no. Nos hemos alejado mucho de los fundamentales de las empresas. Estas medidas han complicado la creación de valor para los gestores activos. No cabe duda de que ha sido útil durante una temporada esta política monetaria, pero ahora es imprescindible que volvamos a la normalidad.
Si se siguen los pasos de la Fed no habrá una reacción excesiva, ¿no?
La Fed ha mantenido una política de comunicación transparente y de anticipación y los mercados ya anticipaban esa subida de tipos desde hace mucho tiempo. La gente ya no cree tanto en la efectividad de las medidas anunciadas por el señor Trump por lo que el dólar ha vuelto otra vez a donde estaba cuando se produjeron las elecciones. El temor de un dólar muy fuerte y su impacto sobre los mercados emergentes ha bajado bastante. Trump habla mucho en las redes sociales pero se ha demostrado que su poder real es menor de lo esperado.
En este contexto, ¿hay oportunidades en el sector bancario?
Es difícil de decir. Es un sector donde es muy complicado descifrar los balances y lo que está fuera de los mismos. Siempre ha sido un sector muy complicado y poco transparente. Lo que pasó con Popular es una prueba más de que hay que ir con mucha prudencia, pero sí que hay valor. Ha habido bancos que tuvieron dificultades hace unos años y hace poco tiempo se podía ver valor en ellos, como en España en entidades como Bankia, Liberbank... Es decir, que ahora puede haber valor, pero hay que ser selectivos.
¿Hay una burbuja en las compañías tecnológicas de EEUU?
Están muy caras, eso es cierto. Pero el precio de una acción depende de las proyecciones a futuro de una compañía, no de lo que haya pasado ya. La gente siempre compara las cosas con los precios históricos y lo que hay que mirar es cuanto puede generar de aquí a futuro una compañía y sus posibilidades de crecimiento. En ese sentido, estas firmas a lo mejor tienen todavía potencial al alza.
La renta fija, ¿también está cara?
Esta todo muy caro, pero siempre hay excepciones. Hay oportunidades en high yield y en investment grade en EEUU... pero hay que ser muy selectivos. No se debe confiar en la gestión pasiva, porque es tomar un gran riesgo.
El inversor, ¿es consciente de que puede perder dinero en renta fija?
Yo creo que no. La gente todavía subestima mucho este riesgo. Además el hecho de que a renta fija se destine la parte más conservadora de la cartera hace que pueda ser un choque todavía más grande. Estamos esperando desde hace varios años una crisis en el mercado de renta fija. La gente está teniendo que recurrir a una duración muy larga para encontrar un poco de rendimiento, lo que ha hecho que muchos inversores hayan tomado un riesgo importante sobre el capital de su inversión en renta fija. En el high yield ha entrado mucha gente que yo denomino los turistas de la renta fija, es decir, gente que no conoce ni controla bien este mercado pero que por buscar un rendimiento más elevado, han bajado mucho la calidad crediticia de su cartera y que en el momento en el que se tensionen más los tipos o que haya una subida algo más abrupta, que puede pasar, tienen un riesgo que no identifican en su cartera.
¿Va a ayudar Mifid II al inversor?
Se trata de regulaciones que en su objetivo son positivas pero en su alcance van demasiado lejos. Son el fruto de la reacción a la gran crisis y, desgraciadamente, van a aumentar el coste de muchos servicios y este coste al final lo van a tener que pagar los consumidores. Ha habido una sobreregulación y es difícil de ver el valor añadido de toda esta regulación para el consumidor. Ha sido una sobrerreación política. Habría que volver a algo más medido donde se responsabilice a los sectores. Al final si un banco hace firmar documentos de 60 u 80 páginas al cliente, para informarle de todos los riesgos, el objetivo al que se llega es el contrario al que se busca. Es decir, una vez que el banquero ha hecho firmar todos esos papeles a su cliente se siente desinhibido y tiene la sensación de que puede hacer lo que sea con él. Deberíamos vivir en un mundo opuesto donde la responsabilidad del banquero sea primaria.
¿Preocupa en el sector la irrupción de los robots?
Los mercados tienen una gran dosis de irracionalidad y eso va a hacer la tarea de los robots y de la gestión cuantitativa muy difícil, porque lo que mueve a los mercados son los fundamentales, sí, pero también políticas monetarias, geopolitica, bancos centrales, macroeconomia y también la psicología, individual y de masa.