
Los esfuerzos de la OPEP por elevar el precio del crudo mediante recortes de la oferta, que podrían prolongarse en su reunión de mañana, se están topando con un viejo conocido, el fracking, que está resurgiendo con fuerza en el actual entorno de precios.
Tanto es así que la producción de petróleo a través de fracturación hidráulica en Estados Unidos ha repuntado un 6,7% en lo que va de año y, además, el número de pozos en activo se ha disparado un 37%, hasta los 720, aprovechando el nivel de precios por encima de los 50 dólares el barril. De hecho, el shale ya supone el 59% de la producción actual de crudo en territorio yankee.
El fracking vuelve a situarse en primera plana y buena muestra es que en 2017 ya han salido a bolsa cinco compañías estadounidenses especializadas en la extracción de crudo mediante fracturación hidráulica en unas operaciones que les han permitido levantar 798,8 millones de euros, una cifra que supera a los últimos cinco ejercicios completos.
La próxima en hacerlo será la estadounidense Liberty Oilfield, que tiene previsto su estreno en el parqué el próximo martes, en una OPV que le permitirá captar entre 210 y 230 millones de euros y elevar la cantidad levantada por el sector al otro lado del Atlántico hasta una horquilla de entre 1.010-1.030 millones de euros.
Con Liberty Oilfield y las otras cuatro compañías que ultiman su salida al parqué se batirán los máximos históricos de 1.030 millones de euros que captó la industria estadounidense en 2011, cuando hasta nueve firmas del sector aprovecharon que el precio del petróleo superaba holgadamente la barrera de los tres dígitos para ultimar su salida al parqué.
Precisamente de ese mismo ejercicio data el nacimiento de Liberty Oilfield, que cuenta con uno de sus principales atractivos en que emite tres veces menos ruido que el resto de la industria, lo que le permite operar en territorios más cercanos a poblaciones.