Apenas el 2% de los planes de empleo, es decir, los que las empresas ponen a disposición de sus trabajadores, pierde dinero durante el último año. No obstante, esto no quiere decir que todos ellos obtengan grandes resultados: para que se haga una idea, la diferencia entre tener un buen o un mal producto es de 23 puntos porcentuales en el último año, según los datos que publica Inverco.
Eso sí, entre los 25 con mayor patrimonio bajo gestión (que reúnen, además, más de un millón de empleados), la brecha se reduce hasta los 8 puntos porcentuales. El mejor plan lo tienen los trabajadores de CaixaBank y renta un 7,59% a un año vista; y el peor, de una pequeña parte de los trabajadores del Sabadell, que es el único de los grandes que pierde en este plazo (en su caso, un 0,71%).
Pensions Caixa 30 reúne a 40.524 partícipes. Y es, sin contar los fondos ofrecidos por las Administraciones Públicas, el segundo con más inversores (el primero es BBVA). Precisamente, el carácter conservador de su cartera ha sido uno de sus puntos fuertes en el último año. Con un 46,16% invertido en renta fija ha logrado rentabilidades del 7,59%, siendo el mejor producto entre los grandes en este plazo. Desglosado, el grueso de esta parte está en deuda pública de la zona no euro (15,82%, según su último informe de abril), seguida de la renta fija privada de la zona euro (15,67%) y de la deuda pública de países emergentes (13,75%). Por su parte, la parte de renta variable supone alrededor de un 36,2% del porfolio, que dedica la mayor parte a Europa y Estados Unidos.
Otro producto que le sigue los pasos de cerca es el de Nestlé (que de hecho cerró 2016 como el mejor), cuyo plan de pensiones sube un 7% en el último año. Mantiene un 42% de su cartera en deuda corporativa (con mayor peso de la internacional, según Inverco) y cerca de un 27% de renta variable. En este caso, eso sí, la nacional predomina.
No es de extrañar que la estrategia de ambos, con alto peso en deuda, haya dado sus frutos. Por contextualizar, tras el rally, los bonos europeos han ganado de más de un 1% desde entonces.
En una situación opuesta, uno de los planes de Sabadell, adscrito al fondo de pensiones Multifondo 2000, se sitúa el último por rentabilidad al perder un 0,7%, según los datos de Inverco. Eso sí, hay que tener en cuenta dos cuestiones: en primer lugar, que se trata de un fondo garantizado, por lo que la variación del plan no afecta a los empleados adscritos; y en segundo lugar, que éste solo cubre el derecho para los empleados con antigüedad en el sector anterior al 8 de marzo de 1980 a una renta vitalicia asegurada a partir de su jubilación, por lo que su saldo es del 32 millones de euros. Esta situación explica una particularidad, y es que cuenta con 3.189 beneficiarios (personas que ya están jubiladas y tienen derecho a recibir su prestación), por encima de los 2.429 partícipes (es decir, los titulares del plan de pensiones que todavía realizan aportaciones). Entre los 25 mayores, solo el plan de pensiones de Altadis se encuentra en similar situación: 2.608 partícipes y 3.156 beneficiarios.
No obstante, la gestora catalana cuenta con otro plan, donde está el 90% de sus empleados (26.132 según estos datos), que alcanza una rentabilidad del 5,15% a un año vista, situándose en el puesto 12 en la clasificación. Está adscrito al fondo de pensiones GM Pensiones.
También existen otros ligados a una entidad bancaria que se sitúan a la cola por rentabilidad: los de Ibercaja, Bankia, Liberbank y Caixa Galicia le siguen, con retornos que rondan el 3-4%. Por su parte, el duelo entre los dos mayores productos por número de partícipes se mantiene más reñido que otras veces: el plan de los Funcionarios de la Generalitat ha rentado un 6,14%, frente al 5,36% de los del Estado.
Un reto por delante
El ahorro destinado a este fin, eso sí, sigue siendo insuficiente según los expertos. El cada vez más tardío envejecimiento de la población, unido a un sistema laboral con cada vez más temporalidad y salarios precarios, ha provocado un desequilibro en el sistema. "La seguridad social originaria, tal y como fue creada hace más de 100 años, ha quedado desdibujada por lo que se hace indispensable adaptar los esquemas de pensiones a los retos que nos plantea la demografía", según José Antonio Herce, director asociado de Afi y miembro del Foro de Expertos del Instituto Aviva. De hecho, según las previsiones de la OCDE, el porcentaje que cobra el jubilado español sobre su último salario cotizado (la tasa de sustitución, que no tiene en cuenta el resto de la vida laboral), se desplomará hasta el 49,7% en 2060.
Además, el patrimonio en planes de empleo permanece estanco en el entorno de los 35.000 millones de euros. Y lejos de realizar aportaciones, los trabajadores sacaron de estos productos 604 millones de euros netos el pasado año. A pesar de que son el segundo pilar del sistema de pensiones en España (el primero es la pensión pública y el tercero los planes individuales), solo suponen una tercera parte del ahorro total para la jubilación. Según datos de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones existen unas 14.000 empresas en España que cuentan con un plan "pero solo el 0,3% de ellos corresponde a pymes, que es donde se concentra el 80% de los empleados", critica Ángel Martínez, presidente de Inverco.
Tres ideas para atajar el problema
La Fundación Inverco ha redactado tres propuestas para abordar el problema de las pensiones en España: en primer lugar, traspasar progresivamente las pensiones no laborales, es decir, las de viudedad y orfandad, a los Presupuestos Generales del Estado; en segundo lugar, introducir las cuentas nocionales en el sistema público de reparto; y por último instaurar un sistema de capitalización por defecto en las empresas (Reino Unido lo ha implantado recientemente). Un sistema con el que la empresa aportaría un 2% del salario (a deducir de las cotizaciones) y el trabajador aportaría otro 2% (aunque vendría establecido por defecto no sería obligatorio, sino voluntario).
