
Este viernes, a las 14.30 horas en España, se conocerá el primer dato del crecimiento trimestral del PIB de Estados Unidos y (casi) cualquier posibilidad podría darse. En los últimos días, diversas voces del mercado se han mostrado temerosas de que este dato confirme una ralentización de la actividad económica.
Sin embargo, las estimaciones de los analistas son muy dispares entre sí: existen 2 puntos de divergencia entre la previsión más optimista (2,2%) y la más pesimista (0,2%) dentro del consenso de expertos reunido por Bloomberg.
La expectación es máxima y la incertidumbre también. Y lo demuestra el hecho de que los principales índices de Wall Street cotizaran totalmente planos este jueves. A la espera. Dejando entrever que este dato puede originar el primer gran susto del año.
La divergencia entre las estimaciones de los analistas habría generado este clima. No es habitual, sin duda, que mientras JP Morgan Chase considera que el crecimiento económico se reducirá al 0,3%, frente al 2,1% del trimestre anterior, Jefferies confíe no solo en que este ritmo se mantenga, sino en que se supere ligeramente -ver gráfico-.
Bien es cierto que en el primer trimestre se produce un efecto estacional poco predecible -al que ha hecho referencia la propia presidenta de la Reserva Federal (Fed) para calmar las aguas-, pero "la elevada disparidad indica que otros factores podrían estar detrás", advierte el equipo de expertos del servicio de análisis de Bloomberg.
Para ellos, lo más alarmante es la reducción que ha sufrido la estimación media, del 2,6% de la primera toma de contacto en agosto de 2015, al 1% actual. La última previsión es quizá la gota que ha colmado el vaso, la Fed de Atlanta pronosticó un crecimiento del 0,2%.
"La debilidad del PIB del primer trimestre de este año no podrá achacarse solo al invierno, es importante también la desaceleración del consumo", concluyen los analistas de la agencia de información económica.
De ser verdad, el mercado podría temer que los planes de normalización de la política monetaria de la Fed cambiaran de rumbo, aunque, eso sí, Yellen y los suyos se resistirán a ver más allá de la estacionalidad.