
Pese a las recientes tensiones geopolíticas y el retraso que sufre la agenda económica del presidente de EEUU, Donald Trump, Joseph Quinlan, estratega jefe de mercado de U.S. Trust-Bank of America Private Wealth Management, se mantiene optimista. En una entrevista con elEconomista, asegura que "los mercados ya reflejan en su valor un aumento del crecimiento y el gasto". "Si se cumplen nuestras expectativas y vemos una reforma fiscal el próximo año, se anunciarán otras dos o tres alzas de tipos en 2018", señala, mientras observa un recorrido de hasta el 7% para el S&P 500 hasta final de año. Si en octubre no hay avances en las medidas de Trump, en cambio, la bolsa puede corregir.
Tras los rifirrafes en Washington y con tensiones crecientes, ¿existe margen para que la bolsa mantenga la tendencia alcista?
Sí, sin duda. Si observamos el crecimiento económico en EEUU, éste está impulsado por el aumento del consumo y vemos un avance de entre el 2,5% y 3% en la segunda mitad de este año. Los beneficios empresariales van a ser bastante sólidos también. Las compañías están haciendo un buen trabajo mantiendo los costes bajo control, pero además veremos un alza de las ventas y los ingresos. Esta situación llega junto a una expansión global sincronizada. El dólar se mantiene dentro de los rangos esperados. Los astros están alineados para que el S&P 500 registre un avance de hasta el 7% hasta finales de año.
Aparte de las expectativas sobre las políticas económicas de Trump, ¿qué impulsa a la renta variable americana?
Vemos un repunte en el crecimiento real en la parte tardía del ciclo basado en la reforma fiscal y en la inversión en infraestructuras. Sin embargo, pensamos que estas medidas no llegarán hasta final de año o incluso hasta 2018. Mientras tanto, el sentimiento y la confianza de consumidores, empresarios y compañías es bastante robusto. Esto indica que gastan más, contratan más e invierten más. Esto será un catalizador clave cuando se pongan en marcha los estímulos fiscales.
Sin embargo, estos planes parecen retrasarse en el tiempo. ¿Veremos algún tipo de decepción si esta dinámica se mantiene?
Si no empezamos a ver un progreso a comienzos del otoño en la reforma fiscal o en la inversión en infraestructuras, asistiremos a una retirada en la bolsa americana. Dicho esto, los inversores siguen ofreciendo el beneficio de la duda a la Administración Trump. El mercado espera que, de una u otra forma, se apruebe un paquete fiscal, de mayor o menor tamaño, que ayude a promover el crecimiento.
Si asumimos que así será, ¿qué sectores saldrán más beneficiados y cuáles serán los peor parados?
Tanto la energía como el transporte son los claros ganadores. El sector tecnológico, el de materiales y el industrial también lo harán bien. El sector financiero se verá beneficiado por un mayor crecimiento y por una curva más inclinada, pero miramos más a la parte de crecimiento cíclico de la ecuación. Supongo que es más defensivo. Hablando de defensa, también nos gusta el sector dado el incremento del gasto tanto en el extranjero como a nivel doméstico especialmente en ciberseguridad. Vemos oportunidades en EEUU, pero estamos invirtiendo más fondos en mercados extranjeros, como países emergentes y Europa. Las valoraciones son mucho mejores.
¿Qué medidas debe incluir la reforma fiscal para que no se considere que se queda corta?
Cuanto más se rebaje el impuesto de sociedades, mejor, pero en estos momentos el mercado espera una fiscalidad de entre el 20% y el 25%, algo razonable. Los mercados también prevén que buena parte de los dos billones de dólares en beneficios fuera de las fronteras estadounidenses regresen al país. Los mercados esperan dos aspectos claves de una reforma fiscal: un impuesto de sociedades más bajo y algún tipo de incentivo fiscal para repatriar sus beneficios. Este dinero puede servir para ayudar a financiar el proyecto de ley sobre infraestructuras. También fomentará las contrataciones, la inversión, la recompra de acciones y los dividendos. Esta es la base indispensable para cualquier tipo de reforma o propuesta por parte de la Administración.
¿Qué parte de esa potencial repatriación impulsará la retribución al accionista y las recompras frente a la inversión real?
Nadie lo sabe a ciencia cierta. Espero que se combine ese efectivo entre recompras, dividendos e inversión. Es necesario comprar nuevos equipos, formar a los empleados, contratar más e incrementar el mantenimiento. Necesitamos crear un ciclo de mayor consumo que provoque una mayor oferta, eleve los salarios e impulse la demanda. Con un dólar algo más débil podríamos lograrlo sin problemas.