
Westinghouse Electric es una empresa propiedad de la japonesa Toshiba y el foco de sus problemas financieros. Parte importante de su negocio es la construcción de reactores nucleares. La compañía solicitó a finales de marzo la protección de bancarrota y ahora la administración Trump está tratando de evitar que la empresa termine en manos chinas, ya que tendrían acceso a tecnología nuclear secreta, con usos civiles y militares.
La firma japonesa está buscando comprador para el negocio nuclear de Westinghouse Electric, y se trata de una compra delicada, que puede comprometer la seguridad de Estados Unidos. Eso es lo que parece estar valorando la nueva administración del país, ya que, según Bloomberg, estarían barajando todas las posibilidades para evitar que China termine comprando la histórica empresa, que compitió con el imperio de Edison a principios de siglo y en la que trabajó el célebre Nikola Tesla.
La filtración destaca que altos cargos de Estados Unidos, como el secretario de Energía Rick Perry y el del Tesoro Steven Mnuchin, además de otros miembros destacados del Congreso, han debatido la prevención de que Westinghouse termine en manos chinas. El problema para el gigante norteamericano es que la empresa esconde secretos tecnológicos que podrían comprometer la seguridad nacional. Es por ello que el país está decidido a parar cualquier oferta china, o de una empresa que sea controlada por este país, aunque sea de forma indirecta.
El plan, destacan desde la agencia, es encontrar un comprador americano o aliado de EEUU para la empresa. Por la parte legal no debería haber problemas, ya que el gobierno estadounidense tiene autoridad para regular adquisiciones de empresas que comprometan a la seguridad nacional.
Antecedentes e historia reciente
El gobierno japonés también está preocupado por esta situación, y habría contactado con ejecutivos de la firma Toshiba para que sean conscientes de su posición. Toshiba compró la empresa por 5.400 millones de dólares en 2006, y vio como poco a poco perdía valor a medida que el gas natural se abarataba para generar energía, además del desastre de Fukushima del año 2011, que frenó la construcción de reactores.
No sería la primera vez que EEUU toma una medida de este tipo, ya que, por ejemplo, el anterior presidente, Barack Obama, frenó dos compras por parte de China: una planta de generación de energía eólica en Oregon, y el negocio estadounidense de la alemana Aixtron, un fabricante de semiconductores.
Actualmente, más de la mitad de los 430 reactores nucleares que hay operativos en EEUU utiliza la tecnología de Westinghouse, un reflejo de lo mucho que hay en juego para el país. De hecho, en 2014 cuatro oficiales militares chinos fueron procesados, aunque no participaron en el juicio, por robar secretos de Westinghouse con métodos de pirateo informático. En 2016, de forma similar, la empresa estatal china, China Nuclear Power, también fue procesada por un tribunal estadounidense por conspirar para robar tecnología nuclear de la compañía.