
La regulación más restrictiva, así como la subida de impuestos a este carburante son algunos de los motivos a los que apuntan los expertos para vaticinar el 'final del diésel'. Mientras, algunos fabricantes de componentes salen ganadores, ante la decreciente demanda para reducir emisiones
Una de las principales consecuencias que ha puesto de manifiesto el escándalo Volkswagen de 2015 es que el diésel ha quedado sentenciado para muchos consumidores y para la mayoría de autoridades. Cada vez son más los gobiernos -tanto centrales como autonómicos- que han empezado a anunciar de cara a los años venideros restricciones de circulación para vehículos que usen este combustible... o un incremento de impuestos.
La regulación más restrictiva, así como la subida de impuestos a este carburante son algunos de los motivos a los que apuntan desde UBS para vaticinar "el final del diésel". Sin embargo, también juegan en contra de este carburante otros factores como la caída del coste a la hora de fabricar vehículos híbridos -cada vez es más barato la comercialización de coches impulsados a gasolina y eléctricos- o la mayor preocupación por parte de los usuarios de la contaminación.
París fue la primera gran capital europea que se puso seria en lo que a contaminación automovilística se refiere y decidió prohibir la circulación de los coches diésel más antiguos en el centro de la ciudad (los coches de gasóleo matriculados antes de 1997 y las motocicletas anteriores al 2000 no podrán pisar la zona céntrica de París los días laborables de ocho de la mañana a ocho de la tarde). Como ella, otras ciudades del Viejo Continente se han mostrado partidarias de seguir su ejemplo, y, aunque por ahora, en ellas estas ideas se hayan quedado sólo en una propuesta, en otras empieza a calar hondo, como en Madrid.
Estos son sólo los ejemplos que mejor reflejan esta tendencia que anuncia el ocaso del diésel y dan muestras de que la guerra a este carburante ha comenzado. Por eso, cada vez se espera más que las marcas de coches reduzcan la producción de este tipo de vehículos, lo cual puede suponer, en algunos casos, una fuerte reconversión de su modelo productivo.
Por ejemplo, Luca de Meo, presidente de Seat, aseguraba hace apenas unas semanas en Ginebra que por "un simple tema de costes" rentabilizar estos coches será muy complicado en el futuro, sobre todo, para los vehículos más pequeños. Y es que, todo apunta a que en los próximos años el coste de propiedad de los vehículos diésel se convertirá en una desventaja.
Según anuncian desde UBS, firmas de automóviles como BMW, Volkswagen o Daimler son las que tienen más trabajo por delante, al pesar más sus ventas de coches diésel en su capitalización total.
Estas marcas son, por tanto, las que más pueden sufrir la caída en el olvido que sufre este tipo de combustible. En Europa occidental se ha reducido un 11 por ciento el registro de este tipo de coches en el último lustro, marcándose así el nivel más bajo de los últimos 10 años. Y eso que Europa es hoy por hoy "el mercado diésel más importante del mundo".
Vencedores de la guerra del diésel
Mientras tanto, desde el otro lado del ring, hay compañías que se frotan las manos ante la decreciente preponderancia de estos vehículos, son los ganadores de esta crisis.
Según las previsiones de UBS, "la proporción de consumidores que probablemente comprarán un coche diésel está muy por debajo del porcentaje actual en las ventas de automóviles nuevos en los mercados más grandes". El mejor ejemplo es Alemania, país en el que sólo un 32 por ciento compraría un coche movido por este tipo de combustible frente al 46 por ciento de conductores que tienen ahora un automóvil de esas características.
"Esperamos que el diésel casi desaparezca como combustible de propulsión para automóviles de pasajeros en 2025", afirman desde UBS, desde donde ven el peso del diésel en el mundo disminuyendo del 13,5 por ciento de hoy, al 4 por ciento en menos de una década (en 2025).
En este sentido, los expertos señalan como vencedores a los fabricantes de componentes, sobre todo, los especializados en piezas para reducir emisiones. Valeo, Continental, Hella, Delphi y Denso son las calificadas como las ganadoras del cambio de combustible. Incluso algunas de ellas, como Continental o Valeo, registran comportamientos en bolsa en los últimos 10 años -periodo en el cual el diésel ha empezado a perder peso en los gustos de los consumidores europeos- muy superiores a los registrados por las firmas tradicionales de coches. "Los sistemas selectivos de reducción catalítica (SCRs) proporcionarán un impulso a los ingresos procedentes del control de emisiones", señalan los expertos.
Para ellas se espera un crecimiento de sus ganancias superior al 10 por ciento de cara a 2017 -ver gráfico-. De hecho, en algunos casos como el de Denso, multinacional japonesa fabricante de componentes para automoción como airbags o sistemas de arranque, se han elevado las estimaciones en un 6 por ciento en los primeros tres meses del año.
En este sentido, la apuesta de Ecotrader en este sector tiene nombre y apellido: Delphi Automotive, empresa donde análisis técnico y fundamentales van de la mano. No sólo tiene una recomendación de compra para el consenso de analistas, sino que, además, "ha confirmado un claro patrón de continuidad alcista, que hace pensar en los 78 dólares y posteriormente los 88 dólares como siguientes objetivos", afirma Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader.